Estoy leyendo uno de los libros más vendidos de los últimos años. Fue escrito por un hombre y habla de la historia de los hombres. En verdad del homo sapiens, pero siendo honestos, cuando se habla del homo sapiens se habla del hombre. No importa, las mujeres estamos acostumbradas. Ya nos hicimos el hábito de autoincluirnos en la línea de la historia. Mentalmente dibujamos nuestro propio trazo invisible por ese largo recorrido de siglos. Sabemos que esa evolución de la especie homo -que en latín significa hombre- también es nuestra.
El antropólogo hombre al que leo cuenta los hitos que hicieron posible la evolución del hombre. Lo más fascinante de esta historia de hombres es que ninguno de esos hitos hubiera sido posible de no haber experimentado la "revolución cognitiva". O en términos más simples: el maravilloso descubrimiento de la ficción. Sólo al entender que podíamos relatarnos historias fuera de nuestra realidad cercana, logramos conectarnos unos con otros en grandes masas y a profundidad. Eso fue lo que hizo fuertes a los hombres; los mitos, la religión, la política, la historia. Y por supuesto: la literatura.
Con la literatura pasa un poco lo mismo que con el homo sapiens; su historia, la que nos enseñan, ha sido vista, protagonizada, narrada y basada mayoritariamente por hombres. Los grandes libros del canon literario que estudiamos, los personajes inspiradores de la literatura universal, se refieren y fueron escritos por hombres. Aunque de vez en cuando, Safo. Por ahí, asomándose, Sor Juana. A veces, como que no quiere la cosa, la Virginia Woolf. No importa, estamos acostumbradas. Ya nos hicimos el hábito de autoincluirnos en la historia de la literatura.
Voy a ser patuda e ir más lejos, como lo hacen los hombres: esa marginalidad de la mujer en las ficciones que compartimos como especie ha sido quizás la verdadera culpable de no haber sido más líderes, de no habernos unido antes y habernos hecho más fuertes. Ese no vernos, no comunicarnos entre nosotras nos ha mantenido silenciadas, solitarias, débiles. Afortunadamente hoy, gracias a la lucha de las mujeres de los últimos siglos, nuestra voz secreta e interior ha empezado a alzarse, se ha puesto a escribir, a debatir, a crear. Porque sí nos importa; queremos revisar, reescribir esa historia. Para que las mujeres que nos sigan, cuando lean un libro sobre la historia de la humanidad, puedan leerse en esa evolución. Para que la realidad de su vida tenga muchas más autoras y ficciones femeninas de las cuales inspirarse. Para ahondar por fin, a nuestra manera, en esa revolución cognitiva. Para traspasarnos ese mensaje unas a otras y empezar a dibujar por fin un trazo grueso y visible en la línea de proyectada de la historia.
* Dueña y editora librería Catalonia