La revista científica Science publicó en la portada de su edición de hoy la investigación más grande que se haya hecho jamás sobre anfibios en el mundo. El estudio fue realizado por 50 investigadores de 38 instituciones de todo el planeta y en la que participaron tres investigadores chilenos de la U. Andrés Bello (UNAB): el doctor Claudio Soto-Azat, director del Centro de Sustentabilidad de la UNAB; el doctor Andrés Valenzuela, presidente de la ONG Ranita de Darwin, y Mario Alvarado-Rybak.
El estudio concluyó que el hongo responsable de la mayor pandemia de anfibios en el mundo -bautizado hongo asesino- y que está diezmando a estos animales en el planeta, incluyendo a la ranita de Darwin y la rana chilena, se originó en las costas de la península de Corea.
"Es un hongo que afecta la piel de los anfibios, que ha causado la mayor extinción de especies en el mundo (más de 100 especies). Se descubrió en 1998 en Australia y Costa Rica y está ampliamente distribuido en el mundo. Es letal y muy difícil de manejar", explica Soto-Azat.
Los especialistas trabajaron durante 10 años para descubrir el origen de este hongo. "Había teorías que establecían su inicio en África o en Brasil, pero tras una genotipificación (analizando el genoma de 234 muestras) con tecnologías de última generación, determinamos que el ancestro era de la península de Corea. Dentro de las muestras, eran las más diferenciadas. Esto significa que en los últimos 100 años el hongo salió de Asia hacia todo el mundo", explica.
Soto-Azat dice que en el caso de las especies chilenas, aislaron el hongo de ejemplares de anfibios en las regiones del Maule, de Los Ríos y de Aysén. "Tras esto enviamos las muestras al Reino Unido, para obtener finalmente los resultados".
Explica que analizaron 40 especies de un total de 60 que hay en el país, la mayoría en peligro de extinción. "Todas tenían el hongo, destacando la rana chilena y la ranita de Darwin. Demostramos que esta última está desapareciendo producto de esta enfermedad, sumado a la destrucción del hábitat".
El especialista explica que como los anfibios respiran a través de la piel, intercambian aguas y minerales. "Con este hongo se les engrosa la piel y no pueden realizar este intercambio, por lo que la respiración se ve afectada y finalmente mueren de un paro cardíaco".
Expansión
El ser humano ha expandido el hongo con el comercio de anfibios, también a través de agua contaminada o el simple hecho de llevar tierra en los zapatos. "La primera causa es el contagio entre animales, después de las razones humanas", señala.
Es difícil evitar en su totalidad la enfermedad, pero no imposible. "Hay un ejemplo en una isla española en el Mediterráneo, donde fue erradicado. Se recolectaron todos los anfibios, los sacaron de la isla, luego desinfectaron el lugar, se eliminó la enfermedad y volvieron a ingresar a las especies".
Por ello, afirma, la investigación es el primer paso para tratar de controlar la enfermedad y así tratar de salvar a estas especies.