Sesenta y seis millones de años atrás, un acontecimiento cambió el curso natural de la vida en la Tierra.
Un enorme asteroide impactó frente a las costas de México, específicamente en lo que hoy es la península de Yucatán.
La fuerza de la roca espacial fue tal que causó la extinción del 75% de las especies de animales, poniendo fin al reinado de los dinosaurios.
Durante décadas el origen de esa roca cósmica, conocida como impactador de Chicxulub, había sido un completo misterio para la ciencia. Se sospechaba que podía provenir desde el espacio exterior, aunque sin pruebas que lo evidenciaran.
Pero ahora, un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Colonia de Alemania cambia ese panorama. Los hallazgos, publicados el pasado 15 de agosto en la revista académica Science, señalan que el objeto se formó más allá de la órbita de Júpiter, es decir, a más de 800 millones de kilómetros de distancia.
La investigación también entrega nuevas respuestas al debate sobre la naturaleza del asteroide.
Cuál es el origen del asteroide que mató a dinosaurios
En los últimos 540 millones de años, la Tierra ha tenido varias extinciones masivas. La más reciente es la ocurrida hace 66 millones de años, entre las eras Cretácico y Paleógeno, que también se conoce como límite K-Pg.
De acuerdo a la NASA, se estima que el asteroide salió a una velocidad de más de 25 kilómetros por segundo y su energía era equivalente a 10 mil veces el arsenal nuclear mundial. Tras impactar en la península de Yucatán, vaporizó, fundió y destrozó por completo el agua del océano, a lo que se sumó que la misma roca se vaporizó.
Una gran nube de partículas de polvo y gases quedó flotando en el aire y bloqueó la luz solar, con lo que inició un invierno a nivel global y se detuvo la fotosíntesis. Finalmente, gran parte de las especies de animales murieron.
La teoría fue presentada por primera vez en la década de 1980 por un equipo liderado por los científicos Luis Álvarez y Walter Álvarez, quienes también eran padre e hijo.
Aunque inicialmente la hipótesis causó polémica por ser considerada catastrófica, en la década de 1990 otros investigadores lograron encontrar el sitio del impacto del asteroide: un enorme cráter, de 200 kilómetros de ancho, yacía enterrado en las cercanías de la localidad mexicana de Chicxulub.
“Queríamos identificar el origen de este objeto impactante”, detalló Mario Fischer-Gödde, geoquímico de la Universidad de Colonia y autor principal del estudio.
Pero, ¿cómo lograron estudiar eso si el asteroide impactó hace millones de años?
Lo anterior se debe a que todavía quedan rastros de la roca esparcidos por todo el planeta. Se trata de la pequeña capa de arcilla que se originó luego de que se estrellara en la superficie terrestre.
De esa manera, Fischer-Gödde y su equipo se propusieron analizar la composición química de la capa de arcilla con el fin de obtener nueva información sobre el asteroide.
Los investigadores obtuvieron cinco muestras tomadas del límite K-pg, es decir, el momento en que habría ocurrido el impacto. Las compararon con otras muestras de sedimentos de casi 600 millones de años y muestras de meteoritos carbonosos.
El análisis se centró específicamente en los isótopos de rutenio de esas muestras. Y es que, según explicó Fischer-Gödde a Live Science, ese metal es la “huella genética” de las rocas del cinturón principal de asteroides, que es de donde provenía el impactador de Chicxulub antes de que se estrellara en las costas de México.
En su estudio, el equipo logró descubrir que en las cinco muestras del límite K-pg mostraron la misma composición de isótopos de rutenio y que, además coincidía en su mayoría con el rutenio que suele encontrarse en las condritas carbonáceas (tipo C).
Se trata de un tipo de meteorito que se formó hace 4.600 millones de años, cuando recién el Sistema Solar se estaba formando, de acuerdo a la revista Science.
Destacan por su alta concentración de carbono -de ahí su nombre-, agua, y otras moléculas llamadas volátiles, que se pueden evaporar con facilidad. Aunque en los primeros años de la Tierra era bastante común que esos objetos se estrellaran con ella, hoy en día representan menos del 5% de los meteoritos que caen en el planeta.
Tras esos hallazgos, Fischer-Gödde y sus colegas, sugirieron que es el responsable de la última extinción masiva probablemente fue una condrita carbonácea.
“Todos los meteoritos que caen sobre la Tierra, que son fragmentos de asteroides de tipo C y S, proceden del cinturón de asteroides. Por tanto, parece muy probable que el impactador de finales del Cretácico también proceda del cinturón de asteroides”, aseguró el autor principal.
El equipo también puso en duda la teoría de que lo que impactó en la Tierra fue un cometa, cuerpo celeste conformado por rocas, polvo y partículas de hielo que órbita alrededor del Sol. La composición de rutenio en las muestras analizadas es totalmente diferente a la de los meteoritos que se cree son fragmentos de cometas, lo que indica que es “poco probable” que el objeto fuera un cometa, dijo Fischer-Gödde.
Los investigadores también han sugerido que es posible que el asteroide de tipo C fuera empujado a la Tierra producto de choques con otras rocas espaciales, o también por influencias del Sistema Solar exterior.
Más allá de los hallazgos, Fischer-Gödde cree que a futuro es necesario seguir estudiando la naturaleza de los asteroides que han impactado a nuestro planeta desde sus inicios, pues eso podría ayudar a dilucidar el origen del agua en la Tierra. Además de eso, el investigador de la Universidad de Colonia cree que analizar esos objetos espaciales permitirá que la humanidad se prepare para eventos futuros.
“Si descubrimos que eventos anteriores de extinción masiva también podrían estar relacionados con impactos de asteroides de tipo C, entonces... si alguna vez va a haber un asteroide de tipo C en una órbita que cruce la Tierra, tenemos que ser muy cuidadosos. Podría ser el último que presenciemos”, explicó el investigador.