"Llama la atención que nadie quiere ser llamado anciano". Así parte Ximena Abogabir (71) -vicepresidenta y socia de Travesía 100, empresa que busca hacer frente al envejecimiento de la población visibilizando e impulsando el aporte de los mayores de 60 años- su análisis de los resultados de la encuesta que hicieron para este especial.

Tal como ella menciona, el término "anciano" o "anciana" parece tener connotaciones negativas "relacionadas con una edad muy avanzada que se asocia con vulnerabilidad extrema, es decir, pérdida de autovalencia, enfermedad, abandono y senilidad", analiza Abogabir. Consultados los encuestados sobre cómo les gustaría ser llamados, el término preferido fue "señor" o "señora".

Otros resultados del sondeo muestran a un grupo activo, vigente, en muchos casos trabajando y que ocupa habitualmente las nuevas tecnologías. Laboralmente, la actividad que más realizan los consultados son trabajos part time y otras actividades que abarcan distintas profesiones, tales como paisajistas, profesores, escritores o corredores de propiedades.

Para Abogabir, los datos reflejan que hoy la edad ya no es una limitante para hacer cosas, porque las personas llegan a los 70 años en buenas condiciones físicas, intelectuales y emocionales. "Este grupo ha tomado conciencia y otorga mucha importancia al autocuidado que se debe ir teniendo con los años en todos los planos: salud, alimentación, actividad física, aprendizaje continuo, relaciones sociales numerosas y profundas", cuenta Abogabir.

Esto se ve reflejado en cambios de estilo de vida que reconocen los mismos entrevistados. La mayoría dice haber variado su conducta en temas de actividad física, hábitos alimenticios o salud. Entre estas medidas se cuentan dejar el alcohol o el cigarro, volverse vegano, caminar o hacer pilates, tomar vitaminas, más una amplia gama de nuevas medidas para mantenerse activos, como aprender idiomas, coaching o computación.

Abogabir comenta que aún queda mucho trabajo para que el país se adapte a esta nueva realidad de los adultos mayores. "A la sociedad le conviene que nos mantengamos activos, creativos, relacionados y productivos como el mejor antídoto para la depresión y el consecuente deterioro de la salud física, mental y emocional. En caso contrario, las familias y el Estado tendrán que mantenernos vivos, pero irrelevantes", dice la vicepresidenta de Travesía 100.