Durante el verano, hubo uno de muchos volcanes en Chile que hizo noticia de forma particular: el Nevados de Chillán. Si, ese mismo que domina el entorno de las termas del mismo nommbre, uno de los destinos más cotizados por turistas sobre todo en invierno. En distintos medios se habló hace pocas semanas sobre una "inminente" explosión, dando sobre todo la impresión que las vidas y/o sustentos de los hab itantes de la zona se encontraban en peligro. Sin embargo, esto no es cierto.
Primero hay que mencionar que el volcán no se compome realmente de un cono y un cráter. El Nevados de Chillán en realidad es un complejo con más de 20 conos que se emplazan sobre un lineamiento muy marcado. Varios científicos hemos planteado que ese lineamiento es una falla que controla toda la dinámica del ascenso de magma en este complejo. De todos estos conos mencionados, dos son más famosos: el "volcán Viejo" y el "volcán nuevo". El Viejo fue el protagonista de la mayoría de las erupciones del siglo XIX en el complejo, mientras que el Nuevo -y los cráteres que le han nacido en sus flancos- han sido los elegidos por el magma para ascender desde 1906. Un detalle muy interesante es que este cono nació inmediatamente después del terremoto de Valparaíso de 1906, cuya magnitud hoy es estimada en Mw 8.2. Imaginen eso: un volcán nació después de un terremoto, pese a estar localizado a más de 400 km de distancia. Es difícil que esto haya ocurrido a menos que el volcán estuviera ya preparado para nacer. Por esto usualmente hablamos que el terremoto "gatilló" o "aceleró" este proceso.
Las últimas erupciones del Nevados de Chillán han ocurrido todas en los flancos del volcán Nuevo, abriendo nuevos cráteres que han ido cambiando su fisonomía. Las últimas erupciones ocurrieron en 2003 y 2009, precedidas por una larga fase eruptiva entre 1973 y 1986, donde hubo varias explosiones a distintos tiempos. La erupción del 2009 resulta muy peculiar, ya que nadie se dio cuenta de ella. Consistió en una colada de lava muy viscosa que bajó a través el flanco noroeste del volcán nuevo, y que solo fue descubierta hace pocos años, cuando investigadores en terreno vieron el río de lava solidificado de dicha erupción. Como prácticamente nadie vive hacia el este del volcán, nadie se dio cuenta. En esa época el complejo tampoco estaba siendo monitoreado, por lo que tampoco hubo evidencia instrumental. Por lo tanto, la última erupción del volcán que la mayoría recuerda es la de 2003, aunque por explosividad y duración, seguramente las personas tienen más en la retina las múltiples erupciones de la fase 1973-1986.
Pese a que el Nevados de Chillán es uno de los volcanes que registró más años con erupciones en los siglos XX y XXI en Chile (cuarto, detrás de Villarrica, Llaima, y Quizapú), no es uno de los más conocidos por ello. De hecho, su fama se debe al turismo outdoor y aventura, a los deportes invernales, y a las termas. Esto ha generado un boom que ha llevado a que muchas personas hayan migrado hacia allá para poder establecer emprendimientos ligados a estas actividades. Uno que lleva al menos 15-20 años. Casi la totalidad de ellas se ha radicado en el valle Las Trancas, localizado hacia el oeste del complejo. También viven personas en los alrededores de San Fabián de Alico (cuna del antipoeta Nicanor Parra), hacia el norte del sistema volcánico. ¿Cuántos de todos ellos están conscientes de cómo el Nevados de Chillán hace erupción? Seguramente los más viejos, y no tanto los jóvenes. Preocupante.
Tenemos registros sísmicos de este volcán desde el año 2012. Ellos nos han mostrado que la gran mayoría de su actividad está relacionada a su sistema hidrotermal. El magma que está presente en lo profundo le traspasa energía al agua llena de minerales que está presente de manera más superficial. Este fluido, atrapado a altas presiones, siempre busca llegar a la superficie, y para poder llegar allá necesita abrirse paso, rompiendo la roca que la confina. Estos procesos (movimiento de fluidos y rupturas de roca) generan sismos, que los captamos para identificar qué está haciendo el volcán. Pues bien, durante el año 2012, la mayor parte de la actividad estuvo ligada al campo termal cercano al volcán Viejo: el valle de Aguas Calientes. Pero esto cambió a fines del 2014. La siguiente figura muestra un esquema muy simplificado de la situación durante ese tiempo, y de lo que muy posiblemente está ocurriendo actualmente. En ese esquema, la presencia del sistema hidrotermal está dibujada en azul, y la de magma en naranjo.
La sismicidad aumentó mucho hacia diciembre del 2014, lo que puso a muchos en alerta. Mal que mal, el Nevados puede producir lahares importantes, y afectar seriamente la zona aledaña. Unas semanas más tarde aparecieron las primeras explosiones cerca del volcán Arrau, que es un cráter ubicado en el flanco norteste del volcán Nuevo. Estas explosiones no se han detenido en los últimos dos años, aunque han sido pequeñas en general. Tampoco han generado lahares de importancia. La cobertura noticiosa, por otro lado, ha sido intermitente. Una de las preguntas más relevantes se relaciona con qué material se estaba eruptando, ya que eso nos podría dar luces sobre la dinámica interna del volcán. Nicolás Luengo y sus colaboradores estudiaron esto, y determinaron que las explosiones del 2015 y 2016 eran principalmente freáticas. Es decir, que el motor de ellas era vapor de agua a alta presión saliendo hacia la superficie (más otros gases volcánicos). Al hacer esto, los fluidos rompen la roca confinadora, "moliendo" parte de ella en el camino. Esto muestra que el magma estaba dándole energía al sistema hidrotermal, pero no interactuando demasiado con el agua presente en el. De allí que las nubes de las explosiones fueran plomizas-blanquecinas, o derechamente blancas.
Pero el magma siempre va a querer ascender. Y en diciembre del 2017 la sismicidad comenzó a aumentar fuertemente, indicando que posiblemente un magma (mucho más denso y viscoso que el agua) estaba llegando a la superficie. Hubo una explosión importante, y luego se vio una fisura, por la cual este magma salió. A partir de ese momento la cantidad de explosiones aumentó de forma importante, pese a que la mayoría de ellas seguían siendo de vapor de agua y otros gases volcánicos. Estas explosiones se pueden ver muy bien con la cámara de vigilancia del Sernageomin.
Pero en realidad el magma estaba queriendo subir durante todo este tiempo. ¿Y qué pasó con el cuando finalmente lo hizo? se empezó a acumular en el cráter, formando un domo. Esto cambió radicalmente el peor escenario del volcán, ya que si bien las explosiones son pequeñas y generadas en el flanco noreste del Volcán Nuevo (las que han pasado inadvertidas para más de alguno en las Trancas), alrededor del 90% de los domos de lava del mundo se destruyen explosivamente, generando explosiones que pueden ser importantes, acompañadas muchas veces por flujos piroclásticos. Y estos pueden ser letales. Un caso muy famoso ocurrió en el volcán Unzen, en Japón en 1991, donde el domo de lava del volcán colapsó varias veces, generando flujos piroclásticos que bajaban por el valle. Uno de ellos fue más grande de lo esperado y mató a un grupo de científicos y periodistas que se acercaron más de la cuenta. El domo del Nevados de Chillán puede colapsar explosivamente.
Pero no entremos en pánico. El domo es aún bastante pequeño, con una tasa de crecimiento que no es muy preocupante aún. Además, no se ha visto (todavía) un aumento en la sismicidad que indique que hay otro cuerpo de magma que este queriendo subir, y que podría no sólo aumentar drásticamente el tamaño de este domo, sino que también ayudar en su colapso. Otro detalle es que, de colapsar, la experiencia indica que los flujos piroclásticos no suelen recorrer mucha distancia. En el caso reciente del Sinabung, en Indonesia, el colapso del domo de lava llevó a una postal aterradora, pero los flujos no avanzaron más de 4 kilómetros y medio. Por esta razón, el Sernageomin ha planteado que uno no debería acercarse a menos de 4 kilómetros del cráter activo del volcán por ahora. Si la alerta sube, ese radio podría aumentar un poco. Por último, vale la pena mencionar que, de haber algún colapso, los flujos seguramente viajarían a través del flanco noreste del Volcán Nuevo, donde prácticamente no vive nadie.
¿Cuando puede ocurrir algún colapso? No lo sabemos, ni podemos predecirlo. Sin embargo, sí podemos anticiparlo basados en el monitoreo. Para ver si es que hay un nuevo cuerpo de magma siendo inyectado desde lo profundo te ella que ver las deformaciones con GPS, además del consecuente aumento en la sismicidad. Si es que se generan pequeñas fracturas en el domo, los sismos producidos por ellas también deberían poder ser captados. Y con la ayuda de la vigilancia visual y de satélite también se puede apreciar el tamaño del domo, para así poder ver cuando este podría sobrepasar el nivel del cráter. En definitiva, hay que estar atentos a todo lo que nos diga el Nevados de Chillán, y no caer en traspasar información falsa.
Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn en Alemania, y además profesor asistente en la Universidad Católica de Temuco. Semanalmente estará colaborando con La Tercera aportando contenidos relacionados a su área de especialización, de gran importancia en el país dada su condición sísmica.