Sinabung, Fuego, Kilauea, Anak Krakatoa, Sabancaya, Nevados de Chillán, Agung... ¡Cuantos volcanes! Todos ellos hoy están teniendo una fase eruptiva, y en los últimos meses sus nombres han resonado fuerte en los medios de comunicación. Usualmente la noticia se relaciona con un volcán en erupción, y poco después comienza la duda: ¿es normal? ¡Son simplemente demasiados volcanes en erupción al mismo tiempo! Pero no necesariamente es así. Revisemos lo que ha sido este año eruptivo, y veamos si realmente es extraño o no. Veremos eso en torno a dos preguntas: ¿hay más erupciones de lo común? Y ¿son estas más grandes o más pequeñas que antes?

Primero veamos el número de erupciones de 2018. En esa categoría no entra, por ejemplo, el Kilauea, que viene haciendo erupción de manera bastante seguida hace más de 20 años. De acuerdo a los datos del Smithsonian Volcano Observatory, 23 volcanes han iniciado una fase eruptiva este año. Estas fases han sido de todo tipo, desde las muy leves, como Piton La Fournaise, a violentas, como la del Merapi, en Indonesia. ¿Cómo se contrasta esto (entendiendo que aún nos faltan meses para cerrar el año) con los años anteriores? La siguiente figura nos muestra:

Bastante "normal" este año aún, ¿no? Un tanto extraño, pensarán varios, ya que no se condice con las noticias que han mostrado erupciones importantes. Si contamos ahora la cantidad de volcanes que han estado haciendo erupción en un año cualquiera, el número es más grande. Esto ya que una fase eruptiva de un volcán no es una erupción y ya, sino que puede contener varias explosiones, que ocurren en varios días, semanas, meses, o años incluso. El mejor ejemplo es el famoso Kilauea, que viene en una fase eruptiva hace 35 años, pero que ahora ha sido mucho más importante que lo fue en el pasado, con tremendos ríos de lava muy fluida, que arrasaron con todo a su paso. Pero eso hace que el número sea más grande para todos los años, de modo que el 2018 sigue siendo un año bastante normal.

Todos estos conteos se han hecho considerando las erupciones de todos los tamaños, por lo que puede que incluso le estamos entregando la misma importancia a una erupción grande que a una pequeña. Y las erupciones no son todas iguales: van desde una pequeña expulsión de gas hasta tremendas explosiones. Por lo mismo, y de manera parecida a los terremotos, varios científicos ayudaron a desarrollar una escala que estima cuan grande es una erupción volcánica. Esta se basa en el llamado Índice de Explosividad Volcánica (VEI), y es una escala cuasi-logarítmica en base cantidad de tefra erupcionada. Aquí una erupción con IEV 3 es 10 veces más grande que una con IEV 2. Una erupción con IEV 2 es la que uno usualmente ve con una columna de ceniza notoria, como la del Nevados de Chillán hoy. Una IEV 3 es una erupción fuerte, con columnas de ceniza de unos 10 km. Algo como la del Llaima en enero de 2008. La del Chaitén en 2008 fue una IEV 4,y la del Cordón Caulle el 2011 fue una erupción con IEV 5. Acá está un ejemplo, con volcanes chilenos, de erupciones de distintos tamaños (hasta IEV 6, donde algunos científicos sitúan la del Quizapu en 1932).

Este año no hemos tenido ninguna erupción con un IEV mayor o igual a 4. Uno de los más violentos fue el Fuego con sus explosiones y flujos piroclásticos en junio. Pero aún así no ha sido una erupción como la del Chaitén, por ejemplo. De hecho, el año ha sido "poco" explosivo, ya que ni siquiera hay una cantidad tremenda de erupciones con IEV 3. Pero cosas así ocurren, ya que no todos los años deban ser iguales. Los volcanes son sistemas complejos, con su dinámica propia. Eso significa que obedecen sus propias reglas, y atienden sus necesidades de liberar la presión interna de nuestro planeta. Por lo mismo, hay años con más erupciones que otros. Y eso es normal. Quiero ser muy claro: no hay ningún indicio de que este año haya una actividad global anómala. Es solo que ahora nos enteramos más. Y además, siempre tenemos que considerar que por cada volcán en erupción hay muchos más mostrando algún tipo de actividad inusual, pero que no están en erupción. Y eso también es totalmente normal. La dinámica de cada uno de ellos lleva a momentos donde muestran signos preocupantes, pero que no pasa nada más allá. Y mientras más los monitoreamos, más fácilmente podemos detectar estos cambios, por lo que ahora tenemos más argumentos para imponer alertas que antes. Por lo mismo, ahora es más difícil que los volcanes nos sorprendan (¡aunque por supuesto aún puede pasar!).

Por lo tanto, mi consejo es que no nos quedemos sólo en los titulares. Vayamos un poco más allá, y así podremos entender mejor lo que nos enfrentamos.

Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn en Alemania, y además profesor asistente en la Universidad Católica de Temuco. Semanalmente estará colaborando con La Tercera aportando contenidos relacionados a su área de especialización, de gran importancia en el país dada su condición sísmica.