En Julio de este año hubo un video dando vuelta en redes sociales, de una persona que estaba en el cráter del volcán Villarrica, viendo hacia su lago de lava. Este volcán, como tiene un conducto abierto, con el lago bien superficial, tiene constantemente explosiones en la superficie, ya que los gases que están dentro del magma quieren subir, y salen disparados a altas presiones. Sin embargo, el nivel del lago de lava suele ir variando. Y claro, si el volcán no siempre tiene la misma presión interna para sustentar la enorme columna de roca fundida que tiene en la superficie. Por todo esto, es que muchas veces no es excesivamente riesgoso subir al cráter del volcán, aunque desde hace más de un año y medio que estaba con una recomendación de no acercarse a menos de 500 metros del cráter activo. Esta distancia se recomendó para estar seguros de que ningún trozo de roca podría llegarle a un visitante durante una explosión.

Pero en Julio, cuando ese lago de lava estaba bastante cerca de la superficie, el volcán comenzó a mostrar algunos signos de inestabilidad. La alta presión de los gases que estaban dentro del lago de lava generó explosiones que rompieron parte de este, generando rocas que salen disparadas. Estos trozos, bastante densos por cierto, llegaron a unos 200-300 metros del cráter. Quizás están pensando: "ya, pero son piedras no más, no pasa nada", pero pensemos en una roca del tamaño de una pelota de tenis que te golpea a unos 200 km/h: ahí ya no suena tan lindo. Más aún, los signos de inestabilidad del volcán llevaron a que la Red Nacional de Vigilancia Volcánica, que depende del Sernageomin, subiera el nivel de alerta a amarilla al poco tiempo. Con esto también se remarcó la presencia de la zona de exclusión de 500 metros en torno al cráter. Sin embargo, esto no fue cumplido por todo el mundo, ya que personas subieron igual, arriesgando sus vidas. Afortunadamente, no tuvimos que lamentar ninguna muerte. ¿Habrán sabido a lo que se enfrentaban?

Pero un volcán siendo un sistema complejo, no siempre se comporta igual, y puede cambiar rápidamente. En el caso del Villarrica, el lago de lava de a poco comenzó a bajar su nivel, por lo que ya no se veían las explosiones más superficiales. Sin embargo, seguía inestable: los sismos que produce no estaban dentro de lo normal para él. Y acá es importante contar qué sismos produce un volcán tan activo como este. La forma básica que tiene un observatorio volcanológico para monitorear un volcán se basa en como este hace vibrar el suelo. Entonces se llena la zona con sismógrafos, para poder ir detectando las señales que va dejando. En un volcán como el Villarrica, que ya tiene un conducto abierto por donde le gusta salir al magma, normalmente se producen muy pocas rupturas nuevas. Por lo mismo, los sismos que se originan por esta causa (que son los que uno puede llegar a sentir) suelen ser pocos. Por otro lado, como el magma está constantemente moviéndose, hace vibrar el conducto, y al volcán entero. Con una amplitud muy chica, imperceptible para nosotros, pero lo hace. Así que el Villarrica tiene una especie de ruido de fondo, un "ronroneo" si quieren. Y sobre eso, todas las explosiones y movimientos súbitos del magma generan sismos ligados a la dinámica de fluidos. Cuando un volcán está muy activo, nos solemos dar cuenta porque tanto la cantidad de sismos ligados a la dinámica de fluidos aumenta, y además el tamaño de ellos también lo hace. Eso indica que hay más magma ascendiendo.

¿Qué cambió en el Villarrica el fin de semana? Primero, la cantidad de sismos ligados a dinámica de fluidos aumentó bastante. Luego, hubo un cambio en la forma en la que aparecieron que hizo al personal del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur pensar que el lago de lava seguramente estaba bastante cerca de la superficie, con explosiones más bien pequeñas, pero que seguramente estaban lanzando rocas incandescentes, que después caían sobre los flancos del volcán. Como estaba nublado, no había confirmación visual de esto. Sin embargo, todo indicaba que el volcán estaba inestable, por lo que lo lógico era subir el nivel de alerta desde amarilla a naranja. Y eso ocurrió. Desde el Lunes 9 de Septiembre en la tarde el volcán Villarrica está en alerta naranja, y la zona de exclusión se extendió desde 500 metros a 2 kilómetros desde el cráter, fundamentalmente para evitar que alguien pueda ser afectado por estas explosiones.

Y ya anoche, cuando el Villarrica se dejó ver, en efecto pudimos comprobar que lo que la interpretación de los profesionales del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur era correcto: incandescencia bastante marcada, con explosiones menores, que van lanzando rocas relativamente cerca del cráter: lo esperable para esta alerta naranja. Fotos como esta, de Marcos Martínez, muestra las estelas de estas rocas, que van cayendo a altas velocidades.

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Foto: Marcos Martínez[/caption]

Hoy por la mañana hubo dos sobrevuelos sobre el volcán: uno realizado por el personal técnico del Sernageomin, y otro por las autoridades. El video de abajo lo compartieron las autoridades con varios medios. Se ve muy claramente que el conducto está lleno de lava, que tiene una "costra" arriba (que se ve toda negra), e incluso se formó un pequeño cono encima. Esto lo hemos visto varias veces en el mismo Villarrica antes, pero el tener un lago tan superficial nos sigue remarcando que el volcán está inestable, y que hay que seguir de cerca las señales que envíe. En ese sentido, lo fundamental es seguir la información que da el Sernageomin sobre qué está haciendo el volcán, y estar atentos a lo que diga la Onemi para la preparación civil. Si es que van a la zona, lo importante es que vayan informados no solo en qué está haciendo el volcán, sino en qué deben hacer ustedes si la situación recrudece. No es un motivo para el pánico, pero tampoco podemos esconder la cabeza debajo de la tierra y esperar que no pase nada. Hay que hacer preguntas, informarse del plan de emergencia si el volcán entra en erupción y, responsablemente, estar siempre al tanto de qué esta pasando. De esa forma, van a poder estar más preparados.

Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn en Alemania, y además profesor asistente en la Universidad Católica de Temuco. Semanalmente estará colaborando con La Tercera aportando contenidos relacionados a su área de especialización, de gran importancia en el país dada su condición sísmica.