¿Cómo disfrutar las comidas del 18 sin descuidar la alimentación? Esto recomiendan los expertos
Acá encontrarás una serie de sugerencias en cuanto a organización, porciones y cuidados que se deben tener en cuenta.
Ya empezó septiembre. Y como todos los años, millones de personas se preparan para celebrar el 18 con familiares y amigos. En muchos casos, más de un día de esa semana o incluso del mes.
El pastel de choclo, las empanadas, el mote con huesillo, los dulces tradicionales y el clásico asado son solo algunas de las preparaciones que generalmente se consumen por estas fechas.
Pero más allá de los sabores típicos de la cocina chilena que se han traspasado por generaciones, el exceso de comidas puede desequilibrar los hábitos de alimentación y eventualmente intensificar problemas de salud.
A raíz de aquello, especialistas de distintas áreas entregaron sus recomendaciones para disfrutar de las fiestas sin dejar de lado el bienestar del organismo.
Cómo disfrutar de las fiestas sin descuidar la alimentación
En conversación con La Tercera, la académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes, Carolina Pye, cuenta que “lo primero es tener claro cuántas instancias de celebración van a haber”.
“Al ser un fin de semana largo, puede ser que te reúnas con tu familia y comas todos los días. Entonces, hay que ordenarse. Por ejemplo: ‘¿Vamos a hacer un almuerzo y una cena?’. Una vez que defines los eventos de celebración, hay que pensar que la idea no es excederse con los alimentos y tratar de tener disponible opciones que sean saludables”.
Generalmente, la preparación más común en estas fechas es el típico asado, el cual suele incluir embutidos como la longaniza o cortes de vacuno o cerdo que son altos en grasas.
“Si consideramos que eso quizás va a estar ahí, porque tal vez es la tradición familiar o lo que sea, (es importante) que los acompañamientos, tanto del plato mismo como todo lo que se come mientras se está haciendo el asado, sean un poco más saludables y menos calóricos”.
En este sentido, la experta sugiere que al momento de comer, “hay que preocuparse de que al menos la mitad de tu plato sea ocupado por vegetales y verduras, no por carne ni otros acompañamientos que se tiran a la parrilla”.
Junto con ello, Pye comenta que la diversidad de colores es fundamental y recalca que “las papas mayo y el choclo con mayonesa no se consideran ensaladas, aunque sean preparaciones que se comen frías”.
No obstante, muchas veces los almuerzos o cenas de fiestas patrias también tienden a incluir empanadas o pastel de choclo, por solo nombrar algunas comidas.
¿Es necesario eliminarlas totalmente? La nutricionista dice que no. Más bien, la clave está en cuidar las porciones.
“Primero, hay que tener súper claro que, por ejemplo, un pastel de choclo o una empanada ya tiene las calorías de un tiempo de comida. O sea, si tú comes (porciones completas) de ambas, ya estás comiendo el doble de lo que probablemente necesitas. Si eres adulto y quieres disfrutar de todo, vas a tener que bajar las cantidades de todo lo que quieras comer”.
Dentro de esa estrategia, algunas opciones podrían ser comer media empanada en vez de una entera o poner la mitad de un chorizo en un pan sin miga.
“Y también cuidado con el alcohol, porque el terremoto y todos esos tragos típicos chilenos tienen mucha azúcar (...) eso también ayuda a excederte de lo que tú realmente necesitas”.
Respecto a las salsas como la mayonesa, el ketchup y la mostaza, Pye recalca que si bien los porcentajes de ingredientes pueden variar entre cada marca, estas suelen ser altas en componentes como grasas y azúcar.
“Si tienes una longaniza, que ya es alta en grasas, y le pones esos aderezos, te queda mucho más cargada. Dentro de todas las opciones, ahí quizás se puede optar por el pebre o el chancho en piedra, que son en base a vegetales y aunque tienen algo de aceite, claramente van a tener menos cantidad que una mayonesa. Ahí estás alivianando, además de aportar un poco de fibra, que genera menos absorción de esa grasa”.
La nutricionista de IntegraMédica, Yael Toporowicz advierte que hay que tener cuidado con “consumir grandes cantidades de comida en periodos cortos de alimentación”, ya que si se recurre a distintas de estas preparaciones en porciones más abundantes de las que se acostumbran, fácilmente “podríamos llegar a 3.000 o 3.500 calorías”.
Si bien, el número de calorías diarias que puede consumir una persona varía en función de múltiples factores —tales como su edad, sexo, gasto enérgetico y condiciones de salud, etc.— , generalmente se habla de un estimado de aproximadamente 2.000.
Sin embargo, Toporowicz enfatiza que “eso es muy variable” y depende de cada caso particular.
Ese es solo uno de los motivos de por qué es recomendable acudir a un especialista para evaluar los hábitos alimenticios y las dietas que se pueden adoptar.
A pesar de que el hecho específico y aislado de consumir más calorías que la cantidad necesaria no debiera causar un problema mayor en sí en una persona en condiciones sanas —debido a que el cuerpo suele controlar la ingesta una vez que se llega a cierto punto— , hay ciertos casos en los que la experta recomienda tener mayores precauciones.
“Cuando tú hablas de patologías, ahí hay que tener un especial cuidado. Sobre todo, por ejemplo, en personas hipertensas, que por supuesto el excesivo consumo de embutidos de estas fechas significa un mayor contenido contenido de sodio. Eso sí puede agravar. Y en el caso de las personas diabéticas, por el exceso de consumo de carbohidratos, también hay que ser cuidadosos con ese tipo de alimentos”.
Asimismo, tanto Toporowicz como Pye afirman que el hecho de que un producto no sea de origen animal no se traduce automáticamente en que sea más saludable, ya que puede tener un alto porcentaje de ingredientes como aceite y harinas, según detalla la académica de la Universidad de los Andes.
“Entonces, si tú estás pensando ‘voy a reemplazar una longaniza tradicional por una vegana, porque es más sana’, habría que revisar muy bien cuál es y cómo está hecha esa longaniza”, añade.
Las fiestas patrias no solo traen consigo la incorporación de alimentos que generalmente no se consumen durante la rutina, sino que muchas veces también tienden a desencadenar cambios en las cantidades de comida que se ofrecen a los comensales e incluso en los horarios de ingesta.
Frente a este escenario, Toporowicz recomienda que para los niños, “lo ideal es mantener sus porciones habituales, con las comidas que se les pueda servir, como quizás pastel de choclo o un asado”.
“Ahí obviamente evitar embutidos, que no son saludables”, destaca.
Junto con ello, comenta que “también pasa mucho que los asados en general parten más tarde, mientras que los niños tienen horarios más temprano de almuerzo. Ahí quizás adecuarnos un poco a los horarios más familiares y cuidar los hábitos”.
Qué considerar desde el punto de vista psicológico
Para algunas personas, la llegada de las fiestas puede significar un cúmulo de dudas acerca de qué se podrá comer, en qué cantidades y en qué tipo de instancias, las cuales pueden —eventualmente— desatar episodios de angustia o incluso estrés.
La académica de la Escuela de Psicología de la U. Adolfo Ibáñez y directora del Centro de Estudios de la Conducta Alimentaria (CECA), Fernanda Díaz, dice que tales escenarios probablemente podrían ser efecto de problemas alimentarios.
“No me refiero necesariamente a un trastorno, pero sí a algún tipo de problema ligado a el tema (...) yo creo que una de las aristas es poder comer con una cierta conciencia (...) es importante darse tiempo para comer, digerir (...) disfrutar de las conversaciones que se pueden producir entre medio, los bailes y las risas”.
Bajo esta línea, la experta sentencia con un punto clave a tener en consideración: “No es una fiesta solo para comer, es para pasarlo bien, para compartir con otros, para poder verse. Entonces, quizás mirarlo por ese lado y no tanto solo porque vas a comer mucho o poco, creo que a lo mejor puede ayudar a enfrentarlo un poco más saludablemente”.
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