A menudo se habla de los impactos que tiene el consumo de alcohol en la salud, lo que se manifiesta en enfermedades cardíacas, problemas digestivos, hipertensión y patologías hepáticas.
Sin embargo, lo que no se habla tan seguido es que la ingesta de alcohol tiene consecuencias directas en la piel, el órgano más extenso y que nos brinda una función primordial para la vida: es el manto que cubre la superficie corporal y lo aísla de agentes externos como microbios, químicos, calor y frío.
Aunque hay algunos que podrían decir que no beben excesivamente y no tienen tantos riesgos, la realidad es que incluso el consumo moderado es capaz de dejar estragos en el cutis en las horas y días posteriores. En ese sentido, una buena rutina de cuidado de la piel puede ser un aliado para la recuperación, pero no podrá revertir todos los daños si beber varias copas es un hábito.
Cuáles son los efectos que deja el alcohol en la piel
Héctor Fuenzalida, dermatólogo de IntegraMédica, plantea que una de las primeras consecuencias que deja el alcohol en la piel después de haberlo ingerido es la deshidratación.
“El alcohol es capaz de deshidratar el cuerpo y la piel no está ajena a eso. Por tanto, se va a ver mucho más reseca, áspera y se marcarán más las arrugas naturales que las personas ya tienen. Eso lleva al envejecimiento prematuro”, dice el especialista.
Según Francisca Daza, dermatóloga de Clínica Alemana, como la piel sufre se ve afectada por esa deshidratación, es probable que después haya más predisposición a sufrir dermatitis, irritaciones, alergias o dificultades para la cicatrización.
Otro efecto es el enrojecimiento. Como el alcohol es vasodilatador, es decir, promueve la dilatación de los vasos sanguíneos, la sangre logra llegar a la piel con más facilidad. Aquello se refleja inmediatamente en el enrojecimiento y sensación de calor en el rostro, estado también conocido como flushing facial.
¿Y por qué se dice que el alcohol es uno de los factores que más promueve el envejecimiento prematuro? Daza hace hincapié en que eso se debe a la deshidratación, pero también porque la absorción de nutrientes y vitaminas que requiere la piel se ve obstruida por la ingesta de sustancias alcohólicas.
El impacto, además, quedará de manifiesto poco después de haber bebido unas copas. La piel lucirá opaca, seca, con las arrugas mucho más marcadas y es posible que aparezcan bolsas por retención de líquido.
Cuando el daño es crónico
Para los especialistas, hay situaciones en las que es estrictamente necesario prestar atención a los efectos más crónicos que podrían aparecer.
Es el caso, por ejemplo, de las personas que durante años han bebido varios días a la semana o en grandes cantidades, quienes además de sufrir los estragos en su hígado, riñón y corazón, también los tendrán en el cutis.
“Los vasos sanguíneos comienzan a hacerse mucho más notorios y tortuosos en estas personas a nivel de la cara y cuello. Se ven arañas vasculares en zonas como la nariz o las mejillas. De repente pueden aparecer pequeñas hemorragias, porque hay una mayor fragilidad de estos capilares”, explica Fuenzalida.
Los pacientes que sufren de rosácea, afección crónica que se caracteriza por el enrojecimiento cutáneo, son otro grupo que se ve más afectado por la ingesta de alcohol: podría gatillar un brote.
“Si bien la enfermedad tiene un componente genético, la piel reacciona frente a distintos estímulos como el alcohol y otras fuentes de calor. Eso va a hacer que la cara se dilate y aparezcan más venitas”, asegura el dermatólogo de IntegraMédica.
“Por lo mismo una de las recomendaciones generales para estos pacientes es no beber, porque cuando lo hacen, hay una exacerbación de su cuadro clínico de base”, añade.
En casos más complejos el paciente podría desarrollar rinofima, un estado avanzado de la rosácea donde la nariz aumenta de tamaño y tiene un aspecto bulboso.
¿Hay algún tipo de alcohol que sea menos nocivo? Fuenzalida asegura que mientras mayor sea la graduación del alcohol, el impacto podría ser más potente. “Las cervezas son menos dañinas porque tienen propiedades antioxidantes y menos grado alcohólico, pero eso no significa que sean absolutamente inocuas”.
Cómo controlar el impacto de la ingesta de alcohol en la piel
Aunque es evidente que beber traerá consecuencias los dermatólogos aseguran que hay algunas medidas que pueden servir para aliviarlas un poco. Se deben hacer antes, durante y después de haber bebido.
1. No combinar alcohol y fumar. Fuenzalida menciona que estos factores combinados potencian aún más el daño nocivo que recibe el cutis.
2. Hidratarse. Como el alcohol favorece la deshidratación de las células de todo el cuerpo, los expertos recomiendan que antes, durante y después de haber bebido las personas consuman agua para una correcta recuperación.
3. Aplicar la rutina de cuidado facial. Aunque estés con resaca, uno de los pasos que no debe faltar en el día a día es la limpieza de la piel, la hidratación y el protector solar, con el fin de eludir el envejecimiento prematuro.
4. Consumir más frutas y verduras. Según Daza, este paso es necesario para conseguir las vitaminas que requiere la piel después de haber bebido.