La Organización Mundial de la Salud (OMS) está mirando con preocupación el incremento de casos de enfermedades respiratorias.
La atención ha estado focalizada particularmente en China, donde se ha visto un brote de neumonía infantil cuyo principal sospechoso es Mycoplasma pneumoniae, una bacteria que se manifiesta con mayor frecuencia en verano y primavera y que, en el peor de los casos, puede desatar neumonías graves.
A mediados de noviembre, la Comisión Nacional de Salud de China dio a conocer el aumento de las enfermedades respiratorias y que estas han sido atribuidas a restricciones por el Covid-19 y a la circulación de Mycoplasma pneumoniae. Sin embargo, luego se identificaron casos de neumonía infantil no diagnosticados, específicamente en el norte del país asiático.
Hasta el momento las autoridades chinas no han hallado “ningún patógeno inusual o nuevo” y continúan realizando monitoreos en los hospitales públicos. Pero después de todas las experiencias que dejó el Covid-19, la situación continúa alertando.
Algunos países de Europa, como Dinamarca y Francia, también han reportado un incremento de casos de neumonía por Mycoplasma pneumoniae.
Cómo es la bacteria Mycoplasma pneumoniae
En lo concreto, Mycoplasma pneumoniae pertenece a un género de bacterias que carecen de pared celular, lo que les hace ser resistentes al efecto de algunos antibióticos. Es de tamaño diminuto y puede presentarse de distintas formas.
El patógeno es bastante conocido a estas alturas. Puede provocar enfermedades por haber dejado daños leves en el sistema respiratorio, es decir, la garganta, los pulmones y tráquea, de acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, también podría dejar infecciones más graves en los pacientes.
Es el responsable, además, del 40% de los casos de neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en niños, y en adultos, del 15%.
Los brotes ocurren frecuentemente en verano y primavera. Surgen donde hay aglomeraciones de personas en lugares cerrados, tales como colegios, universidades, residencias, hospitales y centros de entrenamiento militar.
Si bien puede afectar a todas las personas, algunos grupos etarios pueden ser más propensos a adquirirla: los niños y jóvenes. Al mismo tiempo, los pacientes que están en proceso de recuperación por una patología respiratoria o los que tienen un sistema inmunológico débil pueden ser susceptibles a presentar infecciones de mayor gravedad, detallan los CDC.
La diseminación de este patógeno se da con bastante facilidad. Si una persona infectada tose o estornuda sin cuidado alguno, las gotículas respiratorias con la bacteria se esparcirán inmediatamente por el ambiente y otros individuos estarán expuestos a respirarlas, y por ende, contagiarse.
En general se necesita que haya un contacto estrecho para que se concrete la infección. Por lo mismo, suele suceder entre personas viven en un mismo hogar o que estuvieron acompañándose por un tiempo prolongado.
Qué síntomas se pueden presentar
Los signos de que hay una infección por Mycoplasma pneumoniae varían en gravedad dependiendo de cada caso. Cuando la enfermedad es neumonía atípica, el paciente podría mostrar los siguientes síntomas:
- Tos
- Fiebre
- Dolor de cabeza
- Sensación de cansancio
- Problemas para respirar
En el caso de los niños que tienen menos de 5 años, es posible que aparezcan otras evidencias de la infección como diarrea, vómitos e irritación en los ojos.
De acuerdo al Departamento de Salud de Nueva York, los síntomas no se reflejan de inmediato, sino que recién entre 15 y 25 días después de haber estado expuesto al agente infeccioso.
Cómo prevenir
La agencia nacional pública de EE.UU. indica que gran parte de los pacientes pueden volver a la normalidad sin tener que requerir de antibióticos.
Sin embargo, si es que ya se ha presentado neumonía, se vuelve necesario recurrir a esos medicamentos. Para tales casos debes consultar siempre con un especialista, dado que Mycoplasma pneumoniae es resistente a algunos antibióticos específicos, como los betalactámicos.
Cabe recalcar que para esta bacteria no existe vacuna, y teniendo en cuenta que son poco sensibles a algunos antibióticos, la prevención es la herramienta clave para evitar exponerse a la propagación. En esa línea, algunas medias que pueden ser útiles son:
- En caso de tener un sistema inmunitario débil o estar recuperándose de una enfermedad respiratoria, evitar los lugares donde hayan aglomeraciones de personas
- No fumar
- Lavarse las manos con frecuencia, durante al menos 20 segundos
- Cubrirse la boca y la nariz después de que se ha tosido o estornudado. En lo posible debe ser con un pañuelo, pero si no tienes, procura hacerlo con tu antebrazo
- Usar desinfectante de manos en base a alcohol