Hace 20 años, el mundo entero se remeció por una de las peores tragedias de la historia moderna. Eran las 7:58 de la mañana del 26 de diciembre de 2004 cuando un potente terremoto magnitud 9.1 comenzó a sacudir a Indonesia. Y le siguió un mortífero tsunami que impactó en la mayoría de las costas del océano Índico.
El epicentro del sismo fue a 160 kilómetros de la isla de Sumatra y a 30 kilómetros por debajo del nivel del mar, según la información del Servicio Geológico de Estados Unidos.
Fue el tercer terremoto más fuerte jamás registrado. El primero fue el de Valdivia, Chile (1960) de magnitud 9.5 y el segundo el de Viernes Santo, Alaska (1964), que fue de 9.2.
Pero los daños que dejó el terremoto y posterior tsunami en Indonesia y los países costeros del océano Índico fueron irreparables. De acuerdo a National Geographic, el sismo liberó una energía equivalente a 1.500 veces la bomba atómica de Hiroshima.
Cómo fue el terremoto y tsunami de Indonesia en 2004
Este potente terremoto fue bautizado como Sumatra-Andamán y, en la comunidad científica, le llaman el Boxing Day.
Después del 9.1, le siguieron fuertes réplicas de hasta 6.1 durante varios días más.
Además de las víctimas y daños estructurales que provocó el sismo por sí solo, pronto llegó un tsunami que terminó por matar a cientos de miles de personas.
Las olas viajaron a las ciudades costeras con una velocidad entre 500 y 1.000 kilómetros por hora y con una altura de 60 centímetros en las aguas abiertas. Pero en las aguas profundas, las olas fueron de hasta 24 metros de altura e, incluso, llegaron a los 30 metros en algunas zonas.
El tsunami fue tan potente que no solo afectó a distintos países que comparten costa en el océano Índico, sino también a zonas tan lejanas como Struisbaai, en Sudáfrica (a 8.500 kilómetros del epicentro), donde la marea subió 1.5 metros de altura.
Adicionalmente, llegó a la Antártida donde se registraron oscilaciones de hasta un metro que duraron por varios días.
Los países más afectados en el tsunami Sumatra-Andamán
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, la tragedia dejó un saldo de 227.898 personas fallecidas.
Indonesia fue el país más afectado. Se estima que fallecieron alrededor de 170.000. Los testigos dijeron que las olas que llegaban eran como “gigantes negros, montañas o muros de agua”.
Por la cercanía con el epicentro, también fueron afectadas las Islas Adaman y Nicobar. En tan solo 10 minutos, el tsunami alcanzó a los archipiélagos con grandes olas de hasta 10 metros, provocando daños humanos y materiales.
Dos horas después, el tsunami llegó a Sri Lanka como una inundación de color marrón. El mar se recogió hasta 1 kilómetro y después llegaron tres olas de más de 9 metros de altura, dejando a 36.000 fallecidos.
Al mismo tiempo llegó el agua a Tailandia. Las olas en algunas localidades como Ban Thung Dap alcanzaron los 19 metros de altura y dejaron 8.000 muertos.
Igual que los anteriores países, India se vio afectada. Hubo olas de 2 y 5 metros que dejaron más de 12.400 víctimas mortales.
En Maldivas y Myanmar, el efecto fue más leve. El agua llegó entre 2 a 5 horas y media después del terremoto, con olas más pequeñas de unos 4 metros. Las víctimas fueron mucho menos: en Myanmar, se registraron 71.
Y a 5.000 kilómetros del epicentro, en Somalia, África, las olas alcanzaron los 9 metros, dejando un saldo de 300 víctimas mortales.
Las consecuencias del tsunami Boxing Day, el más mortífero de la historia
Los daños estructurales y las pérdidas humanas fueron las peores consecuencias que dejó el terremoto y tsunami del 2004.
No obstante, también hubo efectos negativos de esta catástrofe en otros ámbitos, como los daños medioambientales.
Entre ellos, NatGeo destacó el envenenamiento de los acuíferos de agua dulce. Como el agua salada del mar se mezcló con este otro tipo de agua, dejó un depósito de sal en las tierras de cultivo, dejándolos inviables para la siembra.
También murieron los microorganismos del suelo que eran fundamentales para que la tierra se recuperara.
El sistema de alcantarillado se contaminó con agua de mar y terminó destruido. Fue así cómo se propagaron desechos sólidos, líquidos y productos químicos industriales, lo que representó una amenaza para la salud humana y de los ecosistemas.
Los expertos estiman que muchos de los países afectados tardarán décadas en recuperarse.