Cómo Irán fortaleció su presencia militar en Venezuela

Si bien Venezuela no fue el primer país latinoamericano en formar relaciones diplomáticas con Irán, éstas sí se han visto fortalecidas sustancialmente durante las últimas décadas. De hecho, esta relación influye ahora una significativa cooperación militar y económica.

Evidencia de esta creciente alianza entre Irán y Venezuela es que se ha informado que altos funcionarios iraníes adquirieron propiedades en territorio venezolano, mientras que Caracas habría ofrecido asilo político a miembros de la élite iraní en caso de una crisis interna en su país, según recaba Infobae.

Por otra parte, y sin ir más lejos, en noviembre pasado, delegaciones de ambos países firmaron -en el palacio presidencial de Miraflores, Caracas- un acuerdo de cooperación entre el Centro Nacional de Tecnologías de Información (CNTI) y la empresa de desarrollo de centros de datos modernos MDC de Irán, en materia de transferencia de tecnología y formación de inteligencia artificial.

Pero, además, reporta el medio, Irán ha establecido una base de desarrollo de drones en la base aérea El Libertador, en Venezuela, donde también se llevarían a cabo entrenamientos para el personal militar de dicho país.

Esta ayuda tecnológica ofrecida por Irán a Venezuela incluye, entre otras cosas, la producción y capacitación en el uso de una amplia gama de vehículos aéreos no tripulados, entre los que se encuentran modelos como el ANSU-100 (Mohajer-2), el ANSU-600 (Mohajer-6) y el ZAMORA V-1 (Shahed-131).

Los modelos están diseñados para misiones de reconocimiento y ataque, y representan un avance tecnológico significativo en la capacidad militar actual venezolana.

Por ejemplo, el ANSU-600 (Mohajer-6) está equipado con el sistema de armamento QAEM-5, que permite ataques aire-superficie guiados con precisión. Y el denominado ZAMORA V-1 (Shahed-131) se utiliza para misiones de ataque unidireccional, es decir, una herramienta estratégica en operaciones ofensivas.

Pero estas tecnologías no sólo estarían pensadas para Venezuela. Según reporta el medio, Teherán también buscarían expandir su influencia vendiéndolos a otros actores de la región, lo que -alertan- podría impactar al panorama geopolítico en Latinoamérica.

Esta colaboración, informa Infobae, también se extiende a que -desde 2020- la Fuerza Quds, una unidad de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán, se ha establecido activamente en Venezuela.

Delegaciones iraníes -encabezadas por figuras de Mahan Air y otros colaboradores de la Fuerza Quds- también han mantenido contacto con funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro.

¿Cuál ha sido el objetivo? Fortalecer los lazos económicos entre ambos países, pero también, reporta el medio, generar ingresos destinados a financiar actividades de la organización.

Una de las actividades económicas conjuntas entre Venezuela e Irán ha sido el uso de Mahan Air para vuelos directos entre ambos países. Estos han sido usados para enviar oro venezolano a cambio de petróleo iraní, una acción que violaría las sanciones internacionales que se les impusieron.

Energía e industria han sido sectores clave en las relaciones bilaterales entre Caracas y Teherán. Los acuerdos alcanzados han incluido mercancía y tecnología que les han permitido sortear dichas sanciones internacionales.

Uno de las reuniones que delatan que la relación entre ambos países va más allá de lo económico y militar -y se extiende más bien a un nivel político y estratégico- es un encuentro que tuvo lugar en octubre de 2022.

En dicho año, una delegación de la oficina del ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de Irán, visitó Venezuela y habría recibido garantías de altos funcionario del régimen de Maduro sobre la posibilidad de asilo político para ellos y sus familias en caso de un “evento desafortunado” en Irán.

Por otra parte, un gran número autoridades venezolanas, relata el medio citado, está en permanente contacto con el embajador de Irán en Caracas, Hojat Soltani. Sería él quien coordina los movimientos iraníes en el país caribeño: tecnología, petróleo, comunicaciones, defensa.

Y, de hecho, fue Soltani quien ultimó los detalles de la cumbre de noviembre pasado del ministro de Defensa de la teocracia islámica, Aziz Nasirzadeh con Delcy Rodríguez, vicepresidenta venezolana, donde, además de cooperación tecnológica, hablaron de ayuda recíproca, crudo y del último derrame de crudo en la refinería de Amuay.

La alianza, como la capacitación militar y el fortalecimiento de tecnologías como en el caso de los drones, generan preocupación en la comunidad internacional, particularmente respecto de las repercusiones para la seguridad regional que podrían traer estas acciones.

En tanto, las actividades económicas conjuntas plantean desafíos para las sanciones que han recibido ambos países, además de los esfuerzos por contener las actividades de la Fuerza Quds.

Acciones que levantan la pregunta de cuál será el impacto de la relación entre Venezuela e Irán en la estabilidad de la región.