Es, sin duda, el deporte del momento. El pádel —de origen mexicano— ha cautivado a miles de deportistas en Chile, lo que se ve reflejado en un incremento en la demanda de canchas que les permiten practicar y pasar el tiempo libre.
Según las cifras del medio Forbes, en el país existen más de 1.700 canchas de pádel y, solo por semana, se juegan 28.500 partidos.
Y aunque se trata de un pasatiempo saludable y entretenido para las personas, pareciera ser que los animales no corren con la misma suerte. En España, algunas organizaciones ecologistas están comenzando a alertar que las aves están muriendo a consecuencia de las canchas de pádel.
Cómo las canchas de pádel están matando a los pájaros
El principal problema de la muerte de aves en las canchas de pádel sería las paredes de cristales que suelen tener alrededor. Estos animales no tienen la habilidad de distinguir una superficie acristalada, por lo que durante su vuelo colisionan con fuerza y terminan muriendo.
“Las aves no ven el muro contra el que se dirigen, bien porque es transparente, algo que nos pasa a nosotros también, o porque es como un espejo que refleja el cielo circundante y la vegetación, y piensan: ‘ahí hay un árbol’”, explicó al diario El País Beatriz Sánchez, responsable del programa de biodiversidad urbana de la ONG de ornitología SEO/BirdLife.
Después de que llegara una serie de denuncias sobre esta situación al Ministerio Público de España, este organismo determinó que existe “una seria amenaza para las aves”.
De hecho, el responsable de medioambiente de la Fiscalía General del Estado, Antonio Vercher, escribió a sus colegas de las fiscalías para enfrentar el problema utilizando el Código Penal español, que amplía los supuestos de maltrato más allá de los animales domésticos.
Es decir, los responsables de las canchas de padel podrían arriesgar penas entre seis y 18 meses de prisión.
Cómo enfrentar el problema de las canchas de pádel y las aves
Para Sánchez, una posible solución para evitar la muerte de más aves en las canchas de pádel sería utilizar pegatinas o stickers que cubran el cristal y que ayuden a estos animales a no colisionar con ellos.
Lo ideal, según la experta, sería utilizar franjas verticales que tengan una distancia de al menos diez centímetros entre ellas: “Es lo que llamamos la regla de la palma de la mano, que significa no dejar huecos mayores de ese tamaño”, explicó.
Otro remedio, que es más sencillo y menos costoso, es utilizar redes o rejas alrededor de los muros transparentes. Los pájaros pueden verlas e, incluso, las perciben como un peligro, por lo que suelen alejarse.