Con un marido basta: por qué las mujeres de 60 años no quieren volver a casarse

En las películas y libros de amor, es común ver que en la vejez, en esos años dorados tan especiales, las mujeres viven más felices cuando están casadas con una pareja. Pero, ¿es eso realmente así?

Una nueva tendencia en Estados Unidos está demostrando lo contrario: cada vez son más las mujeres mayores de 60 años que deciden ser ‘felices para siempre’, pero solas y sin la necesidad de volver a casarse.

Alexandra Cruse, de 68 años, es una mujer adulta que, en conversación con The Wall Street Journal, aseguró que está viviendo “el sueño americano de la jubilación”: después de largos años trabajando, su situación financiera es “perfectamente cómoda”, hace yoga, es voluntaria en un hospicio de su barrio, va a clases de piano, arte y tiene un grupo de ciclismo.

En 2015, perdió a su esposo con el que estuvo casada casi 40 años. Ahora, casi diez años después, está dispuesta a encontrar una nueva pareja, pero ya no tiene ningún deseo en volver a casarse.

“¿Qué sentido tendría?”, se preguntó la mujer.

Así como Alexandra, son muchas las mujeres en Estados Unidos que están “descubriendo” que no necesitan de un esposo para disfrutar su vejez tranquilas.

Según los datos entregados por el Centro Nacional de Investigación sobre la Familia y el Matrimonio de la Universidad Estatal de Bowling Green, 53% de las mujeres estadounidenses de 65 años o más están divorciadas, viudas o nunca se han casado. En cambio, los hombres alcanzan solo un 30%, pues para este género pareciera ser más fácil encontrar una pareja y, además, tener deseos de casarse nuevamente.

Y es que las mujeres tienen menos probabilidades de encontrar una pareja, en parte, porque viven alrededor de cinco años más que los hombres.

Pero esto no es lo único: las mujeres suelen tener más probabilidades de mantener vínculos sociales más fuertes con sus familiares y amigos, por lo que, en comparación a los hombres, tienen más apoyo después de un divorcio o muerte de una pareja.

Además, la profesora de sociología de la Universidad Bowling Green, Susan Brown, aseguró que una gran parte de las mujeres mayores ya no quieren ser “enfermeras o billeteras”: “No quieren brindar cuidados y no quieren poner en peligro su propia estabilidad financiera”.

Algo así le pasa a Christy Sahler, otra mujer de 61 años que conversó con The Wall Street Journal, quien aseguró que, aunque es un poco solitario cenar sola todas las noches, estar soltera le garantiza que sus bienes pasen solamente a sus hijas y, además, tiene tiempo para hacer cosas para ella misma, como ir a yoga o clases de cerámica.

“Si tuviera una pareja, iría a casa a preparar la cena para esa persona”.

Según una encuesta del Pew Research Center en 2014, el 54% de las mujeres mayores aseguraron que no querían casarse de nuevo, mientras que solo el 30% de los hombres consideran lo mismo para su futuro.

El mismo artículo de WSJ exploró que volver a casarse cuando ya las personas son mayores puede generar “disputas espinosas” sobre temas importantes, como la herencia, el poder notarial y los hijos que traen de otras relaciones.

Por ejemplo, Norma Israel, una mujer de 63 que conversó con el mismo medio, dijo que se casó tres veces en su vida: la primera vez se divorció a los 30, a los 50 perdió a su segundo esposo por cáncer y, ahora, se dio una nueva oportunidad en el amor, pero sin ponerse un anillo en el dedo.

Larry Chase, su nueva pareja, aseguró que acepta la decisión de Norma de no querer casarse con él, pues vivimos en una sociedad que “parece aceptarlo bastante bien hoy en día”.

Ambos aseguraron que viven una vida agradable, sin la necesidad de ir al altar.

Según Na’ama Shenhav, académica de políticas públicas de la Universidad de California, cuando una mujer tiene un salario más alto que el hombre, es más probable que decida no casarse e, incluso, divorciarse si es que ya está en un matrimonio.

Por otra parte, la académica de sociología de la Universidad de Carolina del Norte, Rosemary Hopcroft, descubrió que los hombres con más ingresos tienen más probabilidades de casarse y volver a casarse.

En cambio, las mujeres con mayores ingresos tienen menos probabilidad de volver a casarse, en comparación a las mujeres que tienen menos dinero.

“A medida que las mujeres envejecen, el grupo de hombres que les resulta atractivo se hace cada vez más pequeño; mientras que para los hombres, a medida que envejecen y se vuelven más estables económicamente, el grupo de mujeres que les resulta atractivo se hace cada vez más grande”.

Además, dado que las mujeres tienen una esperanza de vida más alta que la de los hombres, “para muchas esto significa pensar, ¿voy a permanecer en una relación potencialmente insatisfactoria por el resto de mi vida?”, agregó el académico del Instituto de Gerontología de la Universidad de Massachusetts.

Lyn Silarski, una mujer de 69 años, se divorció cuando tenía 50 y, después de recomponerse emocional y económicamente, decidió descargarse una aplicación de citas: “A menudo digo que me gustaría tener un hombre con quien salir, alguien que fuera un amigo que quisiera hacer cosas, porque tengo amigas, pero están casadas y ocupadas”.

Lo que no sabía era que iba a encontrarse con un panorama distinto y complicado: la mayoría de los hombres de su edad se interesaban más por mujeres más jóvenes, y los que sí tenían interés en ella, querían tener una relación con alguien que los cuidara en su vejez.

“Quizás aparezca alguien que sea un candidato ideal, pero lo veo como algo propio de un milagro, en realidad”.