Los cosmonautas rusos Oleg Kononenko y Serguéi Prokópiev concluyeron hoy una de las caminatas espaciales "más difíciles", al extenderse durante 7 horas y 45 minutos la misión para verificar desde el exterior el diminuto agujero en el casco de la nave Soyuz MS-09 adosada a la Estación Espacial Internacional (EEI).
"La tripulación ha conseguido cumplir la misión más difícil. Estoy agradecido a Serguéi Prokópiev y a Oleg Kononenko por el trabajo realizado", escribió el responsable de la agencia espacial rusa, Roscosmos, Dmitri Rogozin, en un mensaje de la red social Twitter.
La misión estaba prevista inicialmente que durara seis horas y media, pero finalmente duró más debido a su complejidad.
Como la Soyuz no está equipada para caminatas espaciales, Kononenko tenía que desplazarse hasta la nave rusa con la ayuda de un brazo robótico manejado por control remoto por su compañero Prokópiev.
Además de examinar el casco de la Soyuz MS-09 tenía que tomar fotografías y pegar un parche térmico en el lugar donde se halló a finales de agosto un diminuto agujero que causó la pérdida de hermeticidad en la nave.
El agujero, que fue reparado inmediatamente, se detectó en el espacio habitacional de la Soyuz y no en la cápsula de descenso, por lo que no afectará su regreso a la Tierra el próximo día 20.
Kononenko debía utilizar cuchillo y tijeras para cortar el revestimiento antimeteoritos de la nave con el fin de llevarse un trozo de regreso a la Tierra para que pueda ser examinado por los investigadores.
Roscosmos mantiene que el diminuto agujero nunca puso en peligro la vida de la tripulación de la estación, aunque algunas fuentes no descartaron que el orificio fuera taladrado después del ensamblaje y que por tanto se trataba de un sabotaje.
Los cosmonautas rusos también recogieron experimentos científicos del módulo Rassvet antes de volver al interior de la EEI siete horas y 45 minutos después, indicó la NASA en un comunicado.
Se trataba de la 213ª caminata espacial en la EEI, de acuerdo con la agencia espacial estadounidense. Para Kononenko fue la cuarta y para Prokópiev la segunda.