La ira es un estado emocional natural en los seres humanos. Pero cuando se presenta con demasiada frecuencia o en niveles muy intensos, puede deteriorar gravemente tu bienestar y las relaciones con quienes te rodean.
Esta emoción suele estar estrechamente ligada a una activación del cuerpo, que se prepara para defenderse ante lo que considera un ataque.
El ritmo cardíaco y la presión arterial suben repentinamente, los músculos se contraen y algunos niveles hormonales también aumentan, lo que conduce a reaccionar de forma agresiva ante el resto.
Cuando eso sucede, gritar, romper y golpear cosas parecen ser las opciones más idóneas para lidiar con la furia, tal como si se dejara escapar el vapor de una olla a presión.
Sin embargo, investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) sugieren que eso no es tan así. En un reciente metaanálisis que buscaba encontrar cuál era el método más eficaz para disminuir los niveles de ira, describen que en realidad la solución no está en el desahogo, sino que en las actividades que disminuyen la excitación fisiológica, como el yoga.
“Quería desacreditar toda la teoría de expresar la ira como una forma de lidiar con ella”, indicó Sophie Kjærvik, autora principal del estudio, consigna Science Alert. “Queríamos demostrar que reducir la excitación, y en realidad el aspecto fisiológico de la misma, es realmente importante”, agregó.
Por qué desahogarse no ayuda a disminuir la ira
Los autores, que publicaron sus conclusiones en la revista Clinical Psychology Review, señalan que como la ira puede desatar una serie de efectos negativos en la salud es considerada “una emoción que debe ser fuertemente regulada”.
No obstante, debido a que son muchas las personas que no logran descubrir cómo apaciguarla, hay “una gran necesidad de identificar estrategias efectivas”, explican.
Para realizar su investigación, el equipo de la Universidad Estatal de Ohio analizó 154 estudios que incluyeron a más de 10.000 participantes de diferentes edades, géneros y culturas. Además, se basaron en la teoría de dos factores de Schachter-Singer, que asegura que las emociones tienen dos lados: uno fisiológico y otro cognitivo. Actualmente, la mayoría de los estudios se centra en el ámbito cognitivo.
“Desahogar la ira puede parecer una buena idea, pero no hay ni la más mínima evidencia científica que respalde la teoría de la catarsis”, argumentó uno de los autores del estudio, Brad J. Bushman. Una de sus principales conclusiones, de hecho, apunta a eso: que desahogarse no es una práctica efectiva para reducir la ira.
Según describen, expresarse de manera agresiva para intentar disminuir un enojo podría generar un efecto contraproducente, dado que solo hará aumentar su intensidad y que dure por más tiempo.
¿Correr es efectivo para calmar la ira?
El estudio de la Universidad Estatal de Ohio también aborda el hecho de que muchas personas optan por hacer ejercicio físico, como correr, para olvidarse de una vez por todas de la ira.
Aunque eso podría ser muy beneficioso para la salud del corazón, los autores señalan que esa actividad no es efectiva para afrontar esta emoción, porque también conduce a un aumento de los niveles de excitación fisiológica.
“La ira es una emoción que se asocia con una alta excitación fisiológica. Eso significa que tu ritmo cardíaco aumenta, tu presión arterial está alta, tu frecuencia respiratoria se acelera. Si haces actividades que tienen esos mismos efectos en tu cuerpo, estás alimentando la ira”, señaló Kjærvik.
Los métodos más eficaces para calmar la ira
Los hallazgos del metaanálisis de Kjærvik y Bushman sugieren que las estrategias más favorables para el manejo de la ira fueron las actividades que ayudan a disminuir la excitación fisiológica, es decir, sean calmantes.
Algunas de ellas son el yoga, la meditación, la atención plena, la relajación muscular y los ejercicios de respiración.
“Es beneficioso demostrar que las mismas estrategias que funcionan para el estrés también funcionan para la ira”, dijo Kjærvik.
Aunque se requieren más estudios para reforzar estas conclusiones, el equipo liderado por Kjærvik asegura que hay que considerar que las técnicas calmantes, que incluso puede incluir contar hasta 10, pueden ser las más provechosas para mantener bajo control nuestra ira.