A medida que transcurre nuestro día podríamos experimentar emociones totalmente distintas, en grados más leves o intensos, con una duración breve o más extendida.

La clave está en saber cómo identificarlas y gestionarlas a nuestro favor, de modo que podamos mejorar la comunicación con nuestro entorno, reducir los niveles de estrés y prepararnos para otras situaciones similares a futuro.

Al mismo tiempo, es claro que existen ciertas emociones negativas que tratamos de evitar por la incomodidad y desagrado que provocan. Sin embargo, debes saber que las emociones negativas no necesariamente causarán mal en tu vida y serán destructivas, pues también podrían aportar lecciones significativas para la vida.

Qué distingue a las emociones negativas de las destructivas

En su libro Emociones destructivas, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman narra un encuentro celebrado en el año 2000 con el Dalai Lama y varias figuras del mundo de la filosofía y la ciencia. Durante la cita hablaron de lo que cuáles son los motivos del comportamiento violento y cómo es que personas racionales pueden realizar acciones de esa índole.

Adicionalmente, el escritor cuenta en el libro que hubo un detalle que fue nombrado en aquellas conversaciones y que llamó su atención: las emociones destructivas o difíciles.

Se trata de aquellas que son altamente nocivas para nosotros mismos y las personas que nos rodean. Se sienten de manera muy intensa, más allá de lo normal, e incluso impiden que veamos las situaciones desde otra perspectiva y empaticemos con lo que está experimentando el otro.

Las emociones en general son necesarias, pues nos preparan para actuar y funcionan como señales para nuestro entorno.

Por otra parte, desde el Instituto Europeo de Psicología Positivo recalcan que las emociones negativas son las que generan “una sensación poco agradable o un sentimiento negativo, pero que contribuye a nuestra supervivencia y seguridad”.

Las emociones negativas más comunes son el enfado, que surge en medio de situaciones injustas o que impactan en los valores; la tristeza, que aparece después de experiencias “no placenteras”; el miedo, originado por alguna amenaza real o inminente; y por último el asco, que se presenta por experimentar repugnancia hacia una cosa o situación, detalla el instituto.

De acuerdo a lo descrito por Daniel Goleman, dentro de las emociones destructivas figuran la envidia, los celos, la falta de compasión, la desvergüenza, el resentimiento, la avaricia, el engaño y el exceso de confianza.