Pestañas onduladas, voluminosas y pobladas. Este es el resultado que muchas jóvenes buscan al acudir a los centros lashistas, el término con el que se conoce a los especialistas en poner extensiones de pestañas en los ojos y un oficio en boga que continúa prosperando por la alta demanda.
El procedimiento —cuyo precio en Chile ronda entre los $30.000 hasta el doble, según el efecto deseado— consiste en aplicar una especie de fibra individual (natural o sintética) a cada pestaña natural con un pegamento especial.
Y como toda modificación que se haga en el cuerpo, es imprescindible que sea realizada por un profesional capacitado que respete todas las medidas de higiene. Y es que son muchos los casos de personas que, tras una mala aplicación, tuvieron graves consecuencias en la salud ocular.
Este es el peligro al que se arriesgan los jóvenes, detrás la moda de lucir pestañas postizas.
Los riesgos de utilizar extensiones de pestañas
Las pestañas naturales que tenemos en los ojos son de vital importancia para nuestra salud: desvían el aire que podría entrar al globo ocular con partículas, nos protegen de virus y bacterias y, además, permiten que los ojos estén lubricados.
Es por esto que es un riesgo colocar tan cerca del ojo los químicos que contienen los pegamentos de pestañas comerciales. Y es que se trata de una zona sensible que se puede irritar y sufrir daños.
Según el director del Centro de Aprendizaje de Anatomía Clínica de la Universidad de Lancaster, Adam Taylor, un estudio demostró que más del 60% de las mujeres presentó queratoconjuntivitis después de que sus ojos tuvieran contacto con el pegamento de extensiones.
Esta condición provoca que la córnea y la conjuntiva del ojo se inflamen.
Por otra parte, el académico escribió en The Conversation que un 40% de las mujeres sufrió alguna reacción alérgica al pegamento que, según su procedencia, podría tener incluso componentes cancerígenos.
El especialista también advirtió que los preservantes contenidos en estos pegamentos pueden provocar conjuntivitis tóxica y erosión conjuntival, que provoca que las capas de células que están en la superficie de la córnea (epitelio) se suelten de las capas inferiores. “Esta condición es dolorosa y puede afectar la visión”.
“Las alteraciones de las pestañas naturales pueden producir orzuelos, ya que el pegante o la acumulación de bacterias pueden bloquear las secreciones de los folículos”, dijo el experto.
Sin embargo, la complicación más frecuente sería la blefaritis, una inflamación o irritación de los párpados que también es dolorosa e incómoda.
Pero más allá de los riesgos que tiene el pegamento, Taylor advirtió que los salones que tienen mala higiene pueden incrementar el riesgo de padecer las anteriores condiciones e incluso provocar una infestación de ácaros en las pestañas.
“Si quieres invertir en una extensión de pestañas, asegúrate de ir donde un técnico especializado en una salón profesional con higiene escrupulosa. Y si valoras tus pestañas naturales, no lo vuelvas un hábito regular”, fue la recomendación final del experto.