Un niño pequeño que llora en un supermercado porque no le compraron un juguete o una niña que exige a gritos que le devuelvan el celular donde estaba viendo un video son escenarios comunes en la crianza. Y es que están en una edad donde no saben cómo regular sus emociones, y la única manera de mostrarlas es a través de las “rabietas” o “pataletas”.
En este escenario, son los padres los que deben mantener la calma, pues ellos son los adultos que ya debiesen tener las herramientas para autogestionarse y enseñarle a sus hijos poco a poco cómo calmarse y enfrentar sus frustraciones.
Sin embargo, esto no siempre es así.
Según una reciente Encuesta Nacional de la Salud de los Niños (más conocida en Estados Unidos como Mott Poll), el 70% de los padres y madres admitieron que dan un ejemplo de mal manejo de la ira a sus hijos.
“Parece haber muchas demostraciones públicas de enojo por parte de los adultos… y ya sea verlo en sus propios padres o en otro adulto, esos son malos ejemplos de cómo manejar el enojo y la frustración”, aseguró Sarah Clark, codirectora de Mott Poll e investigadora en pediatría de la Universidad de Michigan a CNN.
¿Cómo el enojo de los padres afecta a los más pequeños?
El efecto de la ira de los padres en la crianza de sus hijos
La experta comenzó a decir que los padres tienen el “poder” para ser ejemplos positivos para sus hijos sobre cómo regular sus emociones. Entre ellas, la ira.
“Si los padres dan ejemplo de cómo reaccionar ante la ira de una manera saludable, los niños lo verán y lo intentarán por sí mismos”, declaró la Dra. Neha Chaudhary, psiquiatra de adolescentes y académica de la Universidad de Harvard.
En esta línea, la doctora instó a los padres a prestar atención a sus propias emociones y así darse cuenta de que “realmente tenemos la capacidad de influir en la trayectoria de la vida de nuestros hijos”.
Y es que al crecer, los niños que no aprendan estas herramientas pueden tener problemas. Por ejemplo, en la misma encuesta de Estados Unidos, muchos padres admitieron que han visto cómo sus hijos se enojan más con sus amigos y compañeros.
También detectaron que muchos de los niños (43% varones y 33% mujeres) experimentaron consecuencias negativas al enojarse, como hacerse daño a sí mismos o a otros, tener problemas para hacer amigos o meterse en problemas en el colegio.
Cómo enseñarle a los niños a manejar su enojo o ira
Lo primero es hablarlo. Según le dijo la Dra. Katie Hurley, psicoterapeuta infantil y adolescente al mismo medio, “no se suele enseñar a los niños a reconocer y hablar sobre la ira. Cuando no pueden expresar con palabras lo que sienten, es difícil encontrar una estrategia adaptativa para afrontarla”.
Si es que tienes un hijo o hija con problemas para controlar su enojo, la experta recomendó tener un “rastreador de desencadenantes”, donde debes anotar cómo es el sueño de tu pequeño, sus hábitos alimenticios y las circunstancias en las que tienen episodios de ira, para detectar patrones.
Tampoco es bueno echarles la culpa y enfrentarlos cuando tienen una crisis. La mejor alternativa es enseñarles de forma asertiva.
“Lo que no quieres hacer es que tu hijo se sienta juzgado o desestimado por tener una emoción difícil. Esos son los momentos en los que más pueden necesitar un adulto de confianza, que les haga saber que tienen a alguien de su lado que los ayudará a superar sus sentimientos”, añadió Chaudhary.
Y es muy importante que tú, como adulto, tampoco te dejes llevar por los sentimientos intensos.
“Algunas habilidades que funcionan muy bien (para calmarse) son la respiración lenta y profunda para que tu ritmo cardíaco disminuya y el nivel de estrés baje, distraerte con una actividad que requiera que te concentres en una tarea como contar hacia atrás desde 100″.
También puede ser buena idea “participar en una actividad que libere químicos que te hagan sentir bien, como ponerte auriculares para escuchar una canción que te guste o salir a caminar rápidamente”.
En cuanto a los niños, puedes instar a que escriban sus sentimientos de enojo en una hoja de papel, por ejemplo, y que luego las arruguen y las tiren a la basura o que las rompan, para liberar tensión.
“Es importante recordar que el cerebro de los niños aún está en desarrollo, por lo que la paciencia es clave para ayudarlos a afrontar sentimientos abrumadores”.
Si es que consideras que tu hijo pequeño continúa con problemas para la ira “a pesar de que haya probado estrategias de afrontamiento, o si su hijo simplemente no parece ser el mismo de siempre, tal vez sea momento de buscar ayuda profesional”, dijo la Dra Chaudhary.
“A veces, los arrebatos de ira constantes pueden ser una señal de que su hijo está luchando contra la depresión, la ansiedad u otro problema de salud mental y la mejor manera de saberlo es realizarle una evaluación”.