Dejar de fumar cigarrillos. Esa es una de las principales justificaciones por la cual los fumadores optan por los cigarrillos electrónicos, también conocidos como “vapers”, una alternativa que puede o no tener nicotina, pero que de todas maneras es perjudicial para la salud al contener aditivos, sabores y productos químicos.
Así lo comprobó un estudio de la Universidad McGill de Montreal, Canadá, donde detectaron que incluso una baja exposición a los cigarrillos electrónicos provoca “cambios generalizados en el interior de los pulmones”.
Un daño significativo en los pulmones
El estudio, que se realizó en ratones, mostró que después de una inhalación prolongada a los aerosoles de cigarrillos electrónicos, la composición de las células inmunitarias pulmonares de los animales cambió, además de alterar los niveles de genes y proteínas de estos órganos. Esto podría derivar en distintas enfermedades respiratorias.
“Nuestros resultados muestran que la inhalación del vapor generado por una marca popular de cigarrillos electrónicos causa cambios generalizados dentro de los pulmones, datos que resaltan aún más que estos productos no son inertes y pueden provocar daño pulmonar si se usan a largo plazo”, dijo Carolyn J. Baglole, PhD de la Universidad McGill y una de las autoras del estudio.
La situación de los cigarrillos electrónicos en Chile
Este estudio viene a respaldar el proyecto de ley que está impulsando el Gobierno para regular los vapers en Chile, según las orientaciones de la OMS y el Convenio Marco para el Control de Tabaco. De esta manera, los pilares son: prohibir la venta a menores, evitar la publicidad de los “productos nocivos” y asegurar espacios cerrados libres de humo en lugares de uso público.
Y es que se estima que en Chile la cantidad de personas que utilizan cigarrillos electrónicos oscila entre 300.000 y 350.000. De hecho, en la Encuesta Nacional en Población General (SENDA) del año 2020, se evidenció un alza del consumo exploratorio de cigarrillos electrónicos desde un 7,3% que obtuvo en 2014 hasta el 15,3% en 2020, con una prevalencia de uso en adolescentes y jóvenes entre los 12 y 34 años.
Y aunque existan diferencias de opinión respecto a si son igual o más nocivos que los cigarrillos tradicionales, los vapers contienen saborizantes y aromatizantes que los harían “más adictivos”, por lo que también se está buscando prohibir el uso de estos aditivos, de la misma manera que con los cigarros y el tabaco.