Hace más de cinco años que el rover Curiosity de la Nasa llegó a Marte. Cumplidos 2.000 soles (un sol es un día marciano) desde su arribo, el vehículo de exploración ha generado múltiples hallazgos en el planeta.
Durante el Sol 16, captó camas con fragmentos de rocas pulidas, cuya forma redondeada indicaba que se había formado un río que fluía hasta el cráter Gale y que el agua habría llegado hasta las rodillas de una persona. Además, descubrieron que el área llamada Yellowknife Bay está hecha de capas de arena y lodo, que habrían llegado ahí gracias al flujo de los ríos hacia un antiguo lago en el cráter Gale.
El rover extrajo muestras de roca para examinarlas y se concluyó que ese sitio habría sido un ambiente amigable para la vida microbiana. Días, o soles después, el Curiosity confirmó que el lago Gale había estado cubierto de aguas profundas de larga data.
Durante el Sol 980, Curiosity descubrió que se creó una discordancia sobre los depósitos del lago. Es decir, una capa gruesa de arenisca que con el tiempo terminó secando el lago Gale y formando una capa terrestre.
Unos 200 días después, encontró el campo de dunas Namib, el primer campo de dunas activas explorado en otro planeta. Con más de cuatro metros de altura de arena, el rover tuvo que moverse con extremo cuidado a través de las arenas movedizas que dificultaron su trayecto.
Ya en el Sol 1.555, el Curiosity analizó detalladamente las rocas de Gale y se encontró con grietas de disecación y franjas de sulfato, lo que demuestra que, al igual que en la Tierra, los márgenes del lago se secan.
Otras características similares a las de la Tierra que encontró el rover de la Nasa es la presencia de nubes y de viento, el cual moldeó el ambiente del cráter Gale con areniscas formadas en el desierto.