Según el Compendio Estadístico 2017 de la Superintendencia de Educación, actualizado a fines del mes pasado, la mayoría de las denuncias recibidas por la entidad en la categoría "maltrato a estudiantes" fueron de casos de acoso físico o psicológico entre escolares, alcanzando un 52,5% del total de 5.689 reclamos en esta área el año pasado.
En total se recibieron 2.984 denuncias por casos de maltrato entre pares: 1.717 por ataques físicos y 1.267 casos de carácter psicológico. Las casi tres mil denuncias implican un 23% de aumento con respecto a 2016 (2.424 denuncias).
La mayoría de los casos de maltrato denunciados en 2017 se concentran en la educación básica, con el 72,6% de los incidentes.
Si las denuncias tienen relación con maltrato, la Superintendencia solicita todos los antecedentes al denunciante y a la institución educativa. De ese manera se determina exactamente en qué consisten los hechos se investigarán. "En caso de que exista mérito suficiente, se realiza una visita de fiscalización a la escuela, y si se constata que existe una eventual infracción a la normativa o vulneración de derechos, se inicia un procedimiento administrativo que puede concluir con una sanción al establecimiento", señalan desde la Superintendencia de Educación a La Tercera.
El organismo indica que no es posible entregar una conclusión de cuál es la razón del aumento de las denuncias por maltrato entre pares. "Sin embargo, podríamos suponer que se debe a que situaciones que antes estaban naturalizadas hoy no lo están y, por lo tanto, hay una mayor disposición a denunciar", aclaran.
Las familias hoy tienen un mayor conocimiento de la normativa escolar, agregan. Conocen la labor que desarrolla el organismo sobre el resguardo de derechos, y están más alertas a cualquier tipo de situación que afecte la integridad de los niños y niñas.
Este tipo de casos son el primer paso para llegar al bullying. "El bullying o acoso escolar es una especie de maltrato que tiene determinadas características, como la reiteración en el tiempo y el abuso de la superioridad física o psicológica de quien la comete. La ley, además, define el acoso escolar como una situación que se puede dar sólo entre estudiantes", explica la Superintendencia.
El organismo precisa que se pueden dar otras situaciones de maltrato o violencia que no necesariamente se encuadran dentro de lo que se define como bullying, "por eso decimos que el acoso siempre constituye maltrato, pero no todo maltrato es acoso", agrega la entidad.
El director del magíster en Psicología Educacional de la U. Mayor y coach educativo, Rodrigo López, señala que existen una serie de factores que pueden explicar estas cifras y destaca la necesidad de instalar en los colegios la mediación escolar, "especialmente la resolución pacífica de conflictos, hay que pasar a la estrategia, a instalar la habilidad de enfrentar de un modo distinto la agresión y la violencia".
Contra el bullying
La realidad del bullying la conoce bien Andrea Henríquez, quien tiene 20 años y es estudiante de Ciencias Políticas de la U. Católica. A partir de los once años, luego de ir a vivir a Ecuador, comenzó a ser víctima de acoso escolar.
Henríquez cuenta que una vez, más de 30 compañeras se pusieron de acuerdo para vestirse con una polera con mensajes denigrantes hacia ella. Pudo superar el episodio gracias a la intervención de compañeras de cursos más altos.
Pero para Andrea las cosas no terminarían ahí. Creó la fundación Volando en V, que incentiva la convivencia escolar positiva, con el liderazgo de alumnos mayores capacitados para guiar el compañerismo y la sana convivencia.
"En el colegio hay una relación de ejemplo a seguir entre los más chicos y los grandes", indica. La clave, dice, es empoderar al estudiante mayor.
Durante 2018, la fundación llevará el programa a ocho colegios, que se suman a los 14 establecimientos que ya trabajan con ellos. Será parte además de la campaña #ElijoSerTestigo - en la que participan Volando en V, la ONG estadounidense Ad Council y la tienda Ripley- que busca que los jóvenes testigos del acoso escolar denuncien esas prácticas.
La campaña se inspira en la causa "I am a witness" ("soy testigo") iniciada en 2015 por Ad Council, que busca que niños y adolescentes que presencien un hecho de acoso o ciberacoso lo denuncien con un emoji disponible en la mayoría de los teléfonos móviles, que muestra un ojo dentro de un globo de texto. El fin es que sean testigos activos contra el bullying, denunciándolo y así se detenga lo antes posible.