El chilesaurio es un dinosaurio terópodo de unos tres metros de largo. Su hallazgo, en Cerro Guido, en las Torres del Paine, literalmente obligó a reescribir la historia paleontológica.

Es uno de los pocos terópodos conocidos y los científicos creen que es el eslabón entre los herbívoros y los carnívoros. Su fama es tal, que el estudio que certificó su hallazgo en 2015 fue portada de la revista Nature, un privilegio poco habitual para investigaciones locales.

Y es que la paleontología nacional vive un inusitado brillo. Según Marcelo Leppe, director del Instituto Antártico Chileno (Inach), desde el primer Simposio Chileno de Paleontología, celebrado en 2008 en Santiago, la productividad científica paleontológica se ha cuadruplicado. "Las publicaciones de corriente principal han aumentado cuatro veces. Habla de que una comunidad que era muy joven e incipiente hace 10 años, hoy está ganando proyectos y grupos de investigación", señala.

Aprovechando este impulso, el próximo 3 de octubre se llevará a cabo en Punta Arenas y Torres del Paine por primera vez en el país un Congreso de Paleontología. "Se trata de un evento más grande que los simposios, con un programa más amplio, con actividades para la comunidad, agencias y cursos para empleados públicos. Participarán más de 150 expertos nacionales y extranjeros", explica Leppe.

Según David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), Chile está atravesando por un gran momento en este tipo de investigaciones. "Pasamos de ser un país que era marginal en la discusión de dinosaurios, a estar en el epicentro con el Chilesaurus, ahora surfeamos en la ola de la paleontología. La idea es aprovechar ese impulso", dice.

De hecho, las visitas a este museo dan cuenta del fenómeno. Desde el montaje de la exposición "Dinosaurios, más allá de la extinción", en diciembre pasado, han tenido 654.143 visitas. Y la aplicación para smartphones (MNHNDinos), que ofrece juegos e información de la exposición, anota 10 mil descargas.

"Hemos tenido los meses con más visitas de los últimos 10 años, confirmando una tendencia de aumento de visitas. Por ejemplo, si revisamos el mes de enero, en 2008 vinieron 15 mil personas; en 2010, 34 mil; en 2012, 42 mil; en 2016, 79 mil, y en 2018, casi 91 mil personas. La exposición de los dinosaurios cautivó a la gente", explica Rubilar.

En Conicyt añaden que en lo referido a estudios chilenos publicados en WOS (Web of Science, anteriormente ISI, que corresponde a las investigaciones en revistas de primer nivel), entre 2007 y 2017, 142 son de paleontología. Las instituciones nacionales más productivas dentro de este número son la U. de Chile, con 50 publicaciones; la U. de Concepción, con 26, y el Museo Nacional de Historia Natural, con 20. Y desde 2008, Fondecyt ha financiado nueve proyectos en el área.

Mario Hamuy, presidente del Consejo de Conicyt, señala que la paleontología está impactando en varias esferas. "La importancia de esta disciplina no se limita al ámbito científico, sino que también impacta, por ejemplo, en el sector minero, donde participan en trabajos de prospección, realizando estudios de impacto ambiental, y, por supuesto, como un aporte a la cultura nacional, pues los sitios de las excavaciones también forman parte de rutas que impulsan un nuevo enfoque para el turismo", explica.

Amplificación académica

Karen Moreno, académica de la U. Austral y directora del Magíster en Paleontología, también cree que se vive un buen momento paleontológico en Chile. "La situación ha mejorado, estamos formando nuestros propios paleontólogos. Es un salto bien grande y el éxito de los graduados que estamos teniendo nosotros es inmediato, tienen trabajo apenas salen del programa".

Añade que en 2010, tras un convenio de Chile con la Ocde y la creación de la sección de Patrimonio Natural en el Consejo de Monumentos Nacionales, el resguardo de los fósiles mejoró. "Tras esto, hay un enfoque natural en santuarios de la naturaleza, incluyendo fósiles. Empezaron a contratar profesionales que se dedican a protegerlos, vinieron penas por infringir las leyes con respecto a fósiles, ya que no pueden ser vendidos y no pueden estar en las casas. Aduanas empezó a fiscalizar el tema, para evitar el contrabando", explica.

Moreno indica que el interés por la paleontología siempre ha existido, pero ahora existen mayores facilidades. "Lo que cambió es que las personas ahora pueden pensar que se trata de una profesión real y que está en Chile. Cuando yo empecé, todos nos recomendaban no seguir en paleontología, decían que el área estaba muriendo y que no tenía futuro".