Divorcio gris, la tendencia de los adultos mayores que optan por librarse de un amor de años que no los hace felices
“La verdad es que fue muy difícil a mi edad, después de tantos años de casada, dejar el matrimonio, pero miren ahora dónde estoy”, dice una mujer de 76 años que decidió separarse de su esposo, después de 40 años juntos, para vivir el resto de los años que le quedan feliz y libre.
Por esos cabellos grises que comienzan a aparecer en las personas que tienen más de 50 años, una edad donde muchas esperan tener la vida resuelta y un amor de años con el que hayan formado un hogar y comenzar a vivir y tal vez descansar en la vejez, es que nació el término “Divorcio gris”.
Y es que la realidad es que no todos los amores son para siempre. Y los cambios culturales del mundo están impulsando esta tendencia de que los adultos mayores, por más que hayan formado una familia y compartido muchos años con una pareja, se sientan libres de divorciarse de ese alguien que ya no los hace felices.
“Para el tiempo que me queda por vivir lo que no quiero es estar a disgusto”, dice Aída Sedano, una mujer de 76 años a la que millones de personas ven y escuchan en TikTok porque decidió compartir lo infeliz que le hacía estar junto a un hombre que le impedía hacer las cosas que ella realmente quería hacer, por lo que decidió divorciarse y mostrar lo feliz que puede ser sola, a pesar de su edad.
“Vive y empieza a vivir”
La abuela, como le dicen muchos en la red social, relata que cuando iba al supermercado con su expareja y ella quería comprar un melón, él la cuestionaba y expresaba que no le gustaba esa fruta, por lo que ella se veía obligada a no comprar lo que realmente deseaba.
“Ahora que vengo al mercado, puedo escoger naranjas, manzanas y comer lo que yo quiera. Esto es ser feliz”, cuenta la mexicana contenta, mientras pasea por el lugar.
“La verdad que fue muy difícil a mi edad, después de tantos años de casada, dejar el matrimonio, pero miren ahora dónde estoy. Puedo andar por los pasillos el tiempo que me dé la gana, agarrar si son tomates, son manzanas, jugos, lo que yo quiera tomar. Ya no tengo alguien que me diga ‘hágalo’, ‘no lo hagas’, ‘siéntese’”, dice con orgullo.
Es madre de tres hijas y abuela de seis nietos, y se separó de su esposo estadounidense hace nueve años, después de 40 años de matrimonio: “Cuando ya no se da la relación, deja que el viento sople y se lleve la basura de tu camino. Y vive. Y empieza a vivir”, le dijo a BBC Mundo.
Y es que ahora la esperanza de vida en las personas ha aumentado. Los adultos mayores llegan a esa etapa con mejores condiciones de salud, tanto física como mental, lo que está permitiendo este tipo de empoderamiento para disfrutar los últimos años en un ambiente de felicidad y libertad.
“Al llegar a los 65 años nos quedan dos décadas de vida de promedio y si uno no es feliz, ya no quiere resignarse a eso y sabe que tiene más opciones”, indicó a la BBC Silvia Congost, psicóloga, escritora y experta en relaciones.
“Ya no lo reconozco, es como si fuera otra persona”
Congost explicó que el divorcio “ya no se ve como algo tan estigmatizado como podía ser al principio, sino que se ve mucho más normal. Al estar más normalizado, hace que esté más presente también en esas edades”.
Una de las frases que más escucha en su consulta la psicóloga y mediadora española, Sacramento Barbas, es que “para el tiempo que me queda por vivir, lo que no quiero es estar con problemas, estar a disgusto”. Y quienes deciden separarse a la edad de jubilación, suelen decir que ya no reconocen a sus parejas: “Es como si fuera otra persona”.
La psicóloga relató que incluso, en muchos casos, las parejas adultas, casadas por muchos años, suelen “aguantar” por sus hijos, porque no quieren que los padres se separen, pero, según indican los especialistas, vivir con disgustos podría incluso acortarles los años de calidad de vida.
Pero ahora que se están quitando de encima los estigmas del divorcio, el miedo a la soledad y al qué dirán, “la gente se siente con ganas de cambiar. Hace muchos años uno decía, bueno, si ya no me divorcié, ya no me divorcio. En cambio, ahora la gente con 60 y 65 está muy saludable aún. Tienen muchos años de vida por delante”.
Incluso hay quienes encuentran nuevas parejas a esa edad, quizás ya no para armar una nueva familia, pero sí para disfrutar esa etapa juntos, pues los hijos ya crecen, se van de la casa y las carreras profesionales suelen ir acomodándose en la jubilación.
“Sin el ajetreo diario de hacer malabarismos con los horarios de los niños y las largas horas pasadas en el trabajo, los cónyuges pueden descubrir que tienen poco en común, que son prácticamente dos extraños sin nada que decirse. El divorcio gris no suele precipitarse por un acontecimiento singular, sino que es el resultado de un distanciamiento”, explican las expertas.
“Si no eres feliz, sabes que no tienes por qué seguir aguantando”, recalcó la psicóloga.
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