Un hombre con dos caras. Dominique Pelicot, un francés de 71 años, aparentaba ser un esposo “bueno”. Llevaba más de 40 años casado con Gisèle Pelicot, de 72 años, fueron padres y después abuelos, y se habían jubilado para vivir tranquilos el resto de sus vidas en el pueblo de Mazán, Francia.
Pero esa fachada de familia feliz se caía cuando, en secreto, Dominique introducía drogas a la comida de Gisèle para dejarla inconsciente.
Entonces, le abría la puerta de su casa familiar a distintos hombres que el francés reclutaba en Internet, en un foro de contenido sexual ilegal, y permitía que todos violaran a su esposa.
Cuando Gisèle despertaba, se sentía mal y no sabía qué le pasaba. Suponía estar enferma y hasta comenzó a pensar que podía tener Alzheimer o un tumor cerebral. Solo así explicaba sus lagunas mentales, fatiga y la caída de pelo a mechones.
Entonces, Dominique se volvía a poner la máscara y la acompañaba a distintos doctores, pero ninguno llegó al diagnóstico correcto.
Y es que el personaje que había creado el violador era estratégico, y le permitió estar una década impune. Hasta ahora.
Este es el perfil del monstruo de Mazán.
Quién es Dominique Pelicot, el monstruo de Mazán
Dominique Pelicot es el ahora exesposo de Gisèle Pelicot, la francesa que lo denunció por haber permitido que más de 80 hombres la violaran en su propia casa, él incluido, mientras ella estaba inconsciente por las drogas que le suministraba a ocultas.
Este es un tipo de abuso, conocido como sumisión química.
Pero antes de destaparse el caso, ella creía que era una “gran persona”.
Así lo describió antes de conocer lo que le había hecho desde el 2011 hasta el 2020, cuando la policía la interrogó por primera vez.
Dominique y Gisèle se conocieron en el año 1971 en París y se casaron dos años después. En ese momento, la francesa no conocía todos los detalles del pasado de su pareja, pero aparentaban tener los mismos planes de vida y decidieron formar una familia.
Tuvieron tres hijos. Florian fue el más pequeño (nació en 1986) y, en su testimonio, dijo que su infancia fue “normal” y que su padre “siempre estuvo ahí para sus hijos”. Lo describió como un hombre educado y respetuoso con las mujeres.
Según recogió El País, la pareja se divorció en 2001 por “motivos económicos”, pero continuaron viviendo juntos. En 2007, decidieron volver a casarse, pero bajo un régimen matrimonial más favorable para ambos.
Ya en 2013, con sus hijos mayores de edad, decidieron jubilarse y tomar otro rumbo: se mudaron al sur de Francia a una casa para pasar el resto de sus vidas juntas. Pero lo que Gisèle no sabía es que esa casa, alejada de su familia, sería la escena de más de 80 crímenes en contra suyo.
El pasado de Dominique Pelicot, antes de conocer a Gisele Pelicot
El diario francés Nouvelle République publicó una nota sobre el “duro” pasado que tuvo Dominique Pelicot, antes de conocer a Gisèle.
De joven, abandonó sus estudios y decidió formarse como electricista pero “no le sirvió de mucho en la vida”, porque terminó trabajando en otras áreas, como en la industria de energía nuclear y en el sector inmobiliario.
Sin embargo, Dominique arrastraba una juventud “turbulenta”: cuando lo detuvieron en 2020 —por haber estado en un supermercado grabando con su celular debajo de las faldas de las mujeres—, le hicieron un test de personalidad que arrojó un perfil complejo.
La conclusión de ese examen psicológico determinó que había crecido en un entorno familiar “con referencias inquietantes y marcado por ciertos secretos” y un clima incestuoso.
Dominique también aseguró en el juicio que a los nueve años, habría sido violado por una enfermera mientras estaba en el hospital.
Sin embargo, su hija Caroline Darian —quien también es una víctima del hombre, pues le sacó fotografías desnuda sin que ella supiera— dijo que no cree en la historia porque su padre “es una persona que miente mucho”.
El diagnóstico psiquiátrico de Dominique Pelicot
“Soy un violador, como todos los demás en esta sala”, admitió Dominique Pelicot en uno de los primeros días del juicio que Gisèle Pelicot permitió que sea abierto, para concientizar con su caso.
Cuando habló sobre su entonces esposa, dijo que “ella no merecía esto. Estaba muy contento con ella. Pido perdón, aunque sea inaceptable”.
Cuando los abogados comenzaron a indagar por qué Dominique permitió la aberración de dejar que su esposa sea violada por hombres desconocidos, el hombre respondió que sentía “placer al verla tocada por otra persona”.
Dijo que era “una adicción que le impedía parar”.
Uno de los psiquiatras que declaró en el juicio aseguró que el francés tiene una “desviación parafílica”. Esto significa que tiene una inclinación a los actos sexuales con personas que no son consentidos. También agregó el “voyeurismo y la somnofilia”.
Por su parte, según informó la agencia de noticias AFP, la psicóloga Marianne Douteau —que fue la primera experta en declarar en la audiencia— dijo que Dominique Pelicot tenía un carácter “irascible” (propenso a la ira), y que logró crear un clima de “miedo, mentiras y secretos”.
“La sexualidad de Pelicot refleja su personalidad. Es normal en público, pero en la relación es obsesivo, como en cuestiones como el intercambio de parejas, a lo que su mujer se oponía y él compensaba recurriendo a foros pornográficos”.
Por su parte, la psicóloga Annabelle Montagne dijo que era “un hombre con dos caras. Se presenta como un hombre estable, respetado y apreciado, pero al mismo tiempo es disimulado, con una propensión a la transgresión en su sexualidad”.