Dos mujeres fueron sentenciadas a penas de cárcel tras haber aceptado que diseccionaron casi 560 cadáveres y vendieron las partes de esos cuerpos a empresas de medicina, sin el consentimiento de los familiares.
Se trata de Megan Hess, de 46 años, quien fue condenada por la justicia estadounidense a 20 años de prisión. Hess era la propietaria de una funeraria y se había declarado culpable de fraude en julio del 2022.
Su madre Shirley Koch, de 69 años, también fue sentenciada pero con una pena menor: 15 años de cárcel. Al igual que su hija, se había declarado culpable meses antes.
Cómo operaba la funeraria
Hess y Koch estaban a cargo de una funeraria llamada Sunset Mesa, y también de una organización que vendía partes de cuerpos humanos, que operaba bajo el nombre de Donor Services. Las dos empresas familiares operaban desde el mismo edificio en la ciudad de Montrose, Colorado.
Según apuntó el fiscal Tim Neff en el expediente judicial, entre 2010 y 2018 hija y madre utilizaron la funeraria para apoderarse de los cuerpos de los fallecidos y luego desmembrar los cadáveres sin ningún tipo de autorización.
Posteriormente, con formularios de donantes falsificados, comercializaban las partes de los cuerpos a una compañía médica que no sabía habían sido adquiridos a través del fraude.
En algunos casos no solo vendieron trozos de cadáveres, sino que cuerpos humanos completos. Cabe destacar que en la legislación actual de EE.UU. está permitida la donación de algunos órganos, como corazones y riñones. Sin embargo, para el uso de otros órganos la legislación es mucho más ambigua y eso fue aprovechado por Hess.
Eso no es todo. También se pudo evidenciar que Hess cobraba a las familias hasta mil dólares por cremaciones que nunca sucedieron.
Incluso, algunos de los familiares que contrataron los servicios de Sunset Mesa llegaron a recibir cenizas falsas de otras personas.
“La conducta de Hess y Koch causó un inmenso dolor emocional a las familias y los familiares”, afirmó el fiscal Neff.
Entre 2016 y 2018, una investigación periodística del medio Reuters dejó en evidencia la poca regulación de la industria de la venta de partes del cuerpo humano en EE.UU.
Fue ahí cuando Reuters identificó a la empresa de Hess y Koch. Personas que habían trabajado allí contaron al medio que las mujeres habían cometido desmembramientos no autorizados en cadáveres.
Poco después, el FBI realizó un allanamiento a la funeraria y madre e hija tuvieron que responder por sus actos ante la justicia estadounidense.
Se estima que son casi 200 víctimas a las cuales Hess y Koch engañaron con sus servicios, aunque podrían ser más.
La audiencia que condenó a madre e hija
“Este es el caso más agotador emocionalmente que he experimentado en el tribunal (..) Es preocupante para el tribunal que la acusada Hess se niegue a asumir ninguna responsabilidad por su conducta”.
Con esas palabras, la jueza federal Christine M. Arguello dio a conocer su reflexión personal en la audiencia de sentencia que se dio en Colorado.
En tanto, el abogado de Megan Hess aseguró que su defendida había sido calificada como “bruja”, un “monstruo” y un “demonio necrófago”, pero que en la realidad es “ser humano destrozado” por haber sufrido una lesión en el cerebro a los 18 años. La mujer se negó a hablar ante la jueza.
En tanto, Koch se disculpó y dijo que asumiría cualquier tipo de responsabilidad.
Durante la audiencia, lo que más predominó fueron los relatos de las personas que resultaron víctimas de la funeraria.
“Cuando Megan robó el corazón de mi madre, rompió el mío”, afirmó Nancy Overhoff, en declaraciones recogidas por el Denver Post.
“Nuestra dulce madre, la desmembraron”, comentó otra víctima, de nombre Erin Smith.
Una vez terminada la audiencia, la jueza Christine M. Arguello condenó a Hess y Koch a penas de prisión.