A los 83 años, la pianista Edith Fischer, la última y más cercana discípula de Claudio Arrau, sigue viajando mucho a dar conciertos o clases magistrales alrededor del mundo. Además, dicta clases en un magíster de la Universidad de Chile y enseña en su casa, en Curacaví. "Es tan extraordinario lo que uno vive cuando puede transmitir el mensaje de la música a un público o enseñar a jóvenes a ir por este camino, que es difícil llamarlo trabajo. No me acuerdo cuando empecé a tocar piano y me costaría mucho imaginar la vida sin música", dice.
-¿Hasta cuándo quiere seguir en esto?
-Nunca contestaría que dudo seguir haciendo música mientras pueda. Nunca he tenido dudas sobre seguir, nunca me pregunté si iba a ser música, simplemente lo fui. Tampoco me he preguntado mucho si sigo o no, lo único que ahora no tengo es un horario de clases como tenía antes en Europa. Ahora estoy dando 25 conciertos al año.
-¿Qué piensa cuando ve a sus contemporáneos?
-Eso es bastante impresionante, porque a veces me extraña lo bien que me siento y de la poca gente que está todavía activa e interesada. Eso es difícil, yo tengo pocos colegas de mi edad, pero existen. Por ejemplo, hay un pianista fantástico, el austríaco Paul Badura-Skoda, que cumplió 91 y a pesar de que tiene cáncer sigue dando conciertos.
-¿Qué los impulsa?
-Esto tiene mucho que ver con el arte, porque cuando uno tiene la vocación eso lo lleva a tener un orden de valores distinto y pasar un poco por encima de los achaques lógicos de la edad.
-Achaques que sienten más después de los 80.
-Sí, son pocos los que siguen porque físicamente hay cansancio. Además, cuando el trabajo es sólo una necesidad de ganarse la vida, y no una vocación, entonces supongo que se está muy feliz el día en que se puede dejar de sentir esa obligación. Pero eso para un artista no existe, no es una obligación lo que hacemos.
-¿Es ir contra la corriente seguir a esta edad?
-Creo que no. Tengo la impresión de que cuando mis contemporáneos, que no son muchos, ven que estoy activa, los estimula y les da gusto. No creo que moleste a nadie. Para la gente joven creo que tener contacto con una persona tan mayor, que por supuesto tiene experiencia de otros momentos en la vida de la música, les parece positivo.