Desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo. Ese es el mantra que se enseña desde una edad temprana, y es que el desayuno es famoso por ser “la comida más importante del día”.
Para evitar “picar” innecesariamente mientras se espera el almuerzo, distintos estudios sugieren que una alimentación con una comida equilibrada a primera hora del día -con proteínas y fibra principalmente- provoca una sensación de estar satisfecho por mayor tiempo.
Al mismo tiempo, otras investigaciones sugieren que saltarse el desayuno está relacionado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 e hipertensión.
No obstante, algunos nutricionistas han descubierto que dejar de desayunar podría reducir el consumo de azúcar, el hambre y hasta el cansancio.
Una opinión dividida
A pesar de los anteriores estudios, una revisión de casi una docena de publicaciones en el British Medical Journal, puso en duda los beneficios del desayuno para la salud y concluyó en que saltárselo no tiene ningún efecto sobre el peso.
De hecho, en las últimas publicaciones sobre el tema, se encontró que no tomar desayuno puede ayudar a la pérdida de peso, siempre y cuando se haga con una ventana de tiempo de ocho a 12 horas. Esto quiere decir que durante ese intervalo, se puede comer y después, las 16 o 12 horas restantes del día se debe ayunar.
“La recomendación generalizada de que todo el mundo debe desayunar no tiene ninguna base científica específica”, declaró la doctora Federica Amati, experta en nutrición, a Infobae. Esto porque, según explicó la experta, el reloj interno del cuerpo segrega las sustancias químicas que nos ayudan a despertarnos y levantarnos de la cama con o sin desayuno.
También agregó que los resultados de los estudios donde las personas que desayunan son más sanas puede ser por otros factores más que la propia comida, como los patrones de sueño.
Y es que las personas, al tener esa presión de que deben desayunar sí o sí, suelen consumir alimentos más rápidos, como tostadas con mermelada, cereales de desayuno ultraprocesados, barritas, dulces de panadería y batidos que solo aportan “muchos azúcares disponibles, pero no suficientes proteínas, fibra y grasas saludables para considerarse una comida completa”, dijo Amati.
Esto podría causar el efecto contrario a lo que se espera al desayunar, pues ingerir comida rica en azúcar con el estómago vacío puede provocar hambre y cansancio al cabo de unas horas, pues se habrá absorbido el azúcar y al organismo le faltarán los otros nutrientes, según la especialista.
El desayuno ideal
Amati dijo que lo mejor sería “saltarse este tipo de desayuno y tomar una comida con huevos, champiñones, verduras, tomates, judías y algunos cereales integrales cuando tengamos hambre un poco más tarde”. Aunque también especificó que si una persona se levanta con hambre, puede hacerlo de inmediato, pero tomando en cuenta una comida completa y nutritiva como la que ejemplifica anteriormente.
“Más importante que desayunar a una hora determinada, es asegurarse de que la primera comida del día sea completa y nutritiva”, informó la especialista.
De la misma manera coincidió el profesor James Betts, experto en fisiología metabólica de la Universidad de Bath, Inglaterra: “La mayoría de las pruebas demuestran, en general, que no hay efectos negativos para la salud por no desayunar. Por lo tanto, la buena noticia -o quizás decepcionante-, es que el hecho de comer o no por la mañana no tendrá en sí mismo un gran efecto sobre la salud de la mayoría de las personas”.