Al entrar a un bosque del sur de Chile, notarás que la densidad de árboles impide ver qué es lo que se esconde más allá. A medida que avances sigilosamente, podría aparecer el canto fuerte e inconfundible de un ave que quiere hacerse notar: el chucao.
No siempre lo verás, porque se mueve y oculta con gran agilidad entre los árboles, arbustos o matorrales. Sin embargo, su vocalización continuará acompañándote por el resto del camino, como si fuera un fiel amigo.
El chucao, cuyo nombre científico es Scelorchilus rubecula, es una especie simbólica de los bosques templados de la zona sur del país. Y recientemente ganó un importante reconocimiento: se coronó como el nuevo embajador de la fauna chilena.
Desde hace una década que el Instituto Jane Goodall abre un sistema de votaciones en línea, con el fin de que el público pueda escoger su animal nativo favorito para el siguiente periodo.
Este año no fue la excepción. En el Día de la Fauna Chilena, celebrado el pasado 6 de noviembre, se anunció que el ganador fue el chucao. La competencia incluyó a otros cinco candidatos: la orca, la lagartija esbelta, la vizcacha, el sapito de cuatro ojos y la mariposa del chagual. Sin embargo, ninguno de ellos logró derrotar al pájaro de cuello rojizo.
Qué caracteriza al chucao
A pesar de su tamaño reducido —mide entre 18 y 19 centímetros—, el chucao resalta por el aspecto de su plumaje. Su cabeza, alas y cola suelen ser de color pardusco, la línea de sus ojos y su pecho es gris con líneas blancas muy finas, al mismo tiempo en que un intenso rojizo adorna su garganta y la parte superior del pecho.
Su pequeña cola siempre está levantada, y con la ayuda de sus largas patas, consigue desplazarse rápidamente de un lugar a otro.
Heraldo Norambuena, biólogo e investigador del Centro Bahía Lomas de la Universidad Santo Tomás, cuenta que es “un ave casi terrestre”. Y es que a diferencia de otras especies, el chucao no pasa su tiempo volando o posado en los árboles, sino que prefiere estar en el suelo dando pequeños saltos.
“Sus hábitos están asociados a ese ambiente”, recalca Norambuena. Se alimenta principalmente de invertebrados, moluscos terrestres, brotes y semillas del suelo, por lo tanto se le puede ver escarbando en la tierra, con sus patas, para ver si encuentra ese tipo de presas.
De hecho, hasta sus nidificaciones las realiza en zonas del suelo, tales como cavidades ya hechas en la tierra, árboles caídos, bajo las raíces de los árboles o en madrugadas abandonadas.
“Cuando vuela lo hace en vuelos muy cortos, principalmente para ganar altura o escapar del peligro”, plantea Vicente Pantoja, miembro de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre (ROV) y coordinador de Birds of the World en Chile.
Esta diminuta y compacta ave tiene una extensa distribución en Chile, que parte en el límite de las regiones de O’Higgins y el Maule, hasta el norte de Magallanes. Hasta ahora hay dos subespecies que han sido identificadas: la rubecula, que se encuentra en Chile continental, y la mochae, endémica de la Isla Mocha. Esta última es un poco más grande en tamaño.
También se le puede ver en los ambientes boscosos de Argentina, aunque en menor cantidad.
Ave pequeña, pero con un canto bullicioso
Lo habitual es que los machos sean muy territoriales, ya sea con otros ejemplares u otras aves, como el hued-hued o el churrin del sur, de acuerdo a Pantoja.
Como su hábitat son los suelos de los bosques, necesita proteger esos sitios para asegurar la disponibilidad de nidos. Más aún, teniendo en cuenta que él no construye las cavidades para los nidos, sino que usa las ya existentes.
Para poder defender ese territorio frente a otros, el chucao recurre a su principal herramienta: su poderosa vocalización.
“Es el canto de los bosques del sur de Chile. Lo ocupa constantemente y es bastante potente, a pesar de ser una ave pequeña. Por eso cuando estamos escuchando un chucao, probablemente está queriéndonos decir ‘este es mi territorio, aquí vivo’”, recalca Norambuena.
El biólogo también atribuye su bullicioso sonido a la familia a la que pertenece este pájaro, llamada Rhinocryptidae. “Son aves que habitan en ambientes de bosques donde hay mucha obstrucción visual, entonces sus cantos han evolucionado para que pueda dispersarse a mayor distancia. Un primo cercano del chucao, el hued-hued, también tiene cantos potentes”, añade.
Ante la presencia humana, algunas poblaciones de chucao podrían comportarse un poco más confiadas o curiosas, siempre y cuando la persona esté quieta.
La temporada de reproducción de esta ave inicia en la primavera, entre septiembre y octubre, y culmina a fines del verano. Puede poner de 2 a 3 huevos, “que incuba durante 23 días. Luego cría a los pollos durante 21 días en el nido, y de ahí, permanecen entre 3 y 5 semanas con ellos en las cercanías del nido”, expresa Pantoja.
Durante esos días, tanto el macho como la hembra protegen su zona y comparten la crianza de los pichones.
Cuáles son las amenazas
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el chucao es una especie catalogada con “preocupación menor”. Sin embargo, eso no implica que esté exenta de enfrentar ciertos riesgos.
Uno de ellos es la reducción o destrucción de su ecosistema, principalmente por el incremento de incendios forestales durante los últimos años.
Norambuena menciona que, en el caso del Maule y Biobío, se han identificado que hay poblaciones muy reducidas y con escasa movilidad. “Allá los chucaos no lo están pasando bien. La fragmentación del hábitat afecta la conexión entre las poblaciones de chucao, por lo tanto si no hay buenos parches de vegetación podrían haber riesgos”, cuenta.
Otra amenaza, dice Pantoja, son las especies introducidas que podrían rondar en su hábitat “como el gato doméstico o el visón americano, que podrían depredar chucaos”.
La especie que los observadores de aves buscan conocer
De acuerdo al investigador de la UST, el chucao tiene varias particularidades que lo hacen merecedor de ser el nuevo embajador de la fauna nacional: es parte de Rhinocryptidae, una de las familias de aves más antiguas que existen en el país, y además, se trata de un pájaro que únicamente se encuentra en los bosques templados de Chile y Argentina.
“Es una especie muy atractiva para los observadores de aves, todos los que vienen desean ver al chucao porque es más probable hallarlo acá que en Argentina. Sus colores son tan vistosos y es tan increíble su canto que tienes que conocerlo sí o sí”, sentencia el especialista.