Junio, julio y agosto de este año fueron los meses con las temperaturas más altas de las que se tiene registro en la historia. El verano boreal, en el hemisferio norte del planeta, es un síntoma de muchas consecuencias catastróficas que, según los expertos, seguirán golpeando a la humanidad.
“El colapso climático ha comenzado”, aseguró el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres. “El clima está implosionando más rápido de lo que podemos hacer frente, con fenómenos meteorológicos extremos que afectan a todos los rincones del planeta”.
Las consecuencias en el planeta por las altas temperaturas
La vida humana depende, en gran parte, de los combustibles fósiles como el petróleo, carbón y gas natural. Los usamos en nuestros domicilios —en equipos como el calefón, cocina, etc.—, en locales comerciales, en la industria agropecuaria, maquinarias y en el transporte.
Sin embargo, las consecuencias de tantas décadas de uso están afectando la estabilidad del planeta: la ONU continúa advirtiendo que las sequías, inundaciones e incendios que están azotando en “proporciones dramáticas e inéditas, con pérdidas de vidas humanas y grandes daños a las economías y el medioambiente”, seguirán aumentando.
La jefa adjunta del servicio de cambio climático (C3S) de Copernicus, Samantha Burgess, declaró a AFP que “el calentamiento de los océanos conlleva el de la atmósfera y un aumento de la humedad, lo que provoca precipitaciones más intensas y un aumento de la energía disponible para los ciclones tropicales”.
Además, la biodiversidad también es afectada por este fenómeno. Burgess aseguró que las altas temperaturas provocan que existan menos nutrientes en el océano y menos oxígeno, lo que también amenaza a la supervivencia de la flora y fauna.
“Las temperaturas seguirán aumentando mientras no cerremos el grifo de las emisiones”, aseguró la científica.