Durante más de 30 años, la muerte de Teresa Lee Scalf fue una incógnita para su familia y las autoridades.

Scalf, quien era enfermera y tenía 27 años, fue brutalmente asesinada en octubre de 1986 en su casa de Lakeland, Florida (Estados Unidos). En todo este tiempo no se había conseguido determinar la identidad del homicida, pero eso acaba de cambiar.

Gracias a nuevas pruebas de ADN y los análisis necesarios, la policía local ha podido confirmar quién fue el responsable del crimen de la enfermera, indicó en un comunicado la Oficina del Sheriff del condado de Polk.

Se trata de Donald Douglas, quien al momento de los hechos tenía 33 años y era vecino directo de Scalf. En 2008 falleció por causas naturales.

Cómo se resolvió el homicidio de la enfermera

De acuerdo a la Oficina del Sheriff del Condado de Polk, el cuerpo de Scalf fue hallado por su madre, Betty, luego de que no se presentara al trabajo. Tenía un hijo de 8 años, pero al momento del crimen no estaba en la vivienda.

La joven fue encontrada con múltiples “heridas defensivas” y su cuello estaba repleto de cortes severos. La policía apuntó que, debido a lo anterior, casi fue decapitada.

“Él la apuñaló agresivamente”, apuntó Grady Judd, sheriff del condado de Polk, durante una conferencia de prensa.

Tras el hallazgo, los investigadores realizaron las pericias en la escena del homicidio. En ese entonces no habían “sospechosos obvios”, aunque contaban con una importante pista: en el cuerpo de Scalf había sangre que no pertenecía a ella, por lo que recogieron la muestra.

Luego se procedió a ingresar la muestra en el Sistema de Índice Combinado de ADN (CODIS, por sus siglas en inglés), una base de datos nacional mantenida por el FBI que posee perfiles de ADN de personas condenadas, desaparecidas y evidencias forenses.

La idea era identificar si la muestra coincidía con la de algún asesino del estado de Florida u otro, pero la búsqueda no arrojó resultados positivos. Así, los avances de la investigación quedaron detenidos durante años.

El obstáculo fue que, a lo largo de su vida, Douglas no tuvo delitos en su historial. Eso generó que no apareciera en la base de datos, al menos mientras estuvo vivo. A eso se suma que después de haber fallecido el cuerpo de Douglas fue incinerado, lo que llevó a que su ADN tampoco pudiera ser extraído.

El caso de Scalf se reactivó en 2022, luego de que Oficina del Sheriff comenzara a trabajar con Othram Inc., una compañía de genealogía genética forense que busca ayudar en crímenes no resueltos.

De esa forma la empresa se dedicó a analizar la muestra de sangre. Tras elaborar un perfil genético, lograron “reducir el alcance a parientes del sospechoso aún desconocido”. Fueron ahondando en el árbol genealógico de Douglas, hasta que la búsqueda fue limitándose cada vez más y llegaron a él.

Teresa Scalf tenía 27 años cuando fue asesinada. Foto: Oficina del Sheriff del condado de Polk.

Judd explicó en una conferencia de prensa que Douglas era vecino de Scalf en el momento en que se produjo el homicidio, pues vivía detrás de ella. Si bien había sido entrevistado por los investigadores en 1986, no tenían evidencias que sugirieran que él había estado involucrado.

El paso siguiente de los detectives fue contactarse con uno de los hijos de Douglas y pedirle una muestra de ADN, con el fin de confirmar si realmente él había sido el asesino de la enfermera.

Luego de 37 años de búsqueda, los investigadores lograron determinar que la sangre obtenida en la escena del crimen pertenecía a Douglas. “El perfil de ADN indicaba un 100% de confianza en una relación biológica entre padre e hijo”, explicó la oficina.

Ahora el caso ha sido cerrado. Pero, ¿cuál fue el móvil del crimen?

Aunque no está claro, Judd sugiere que podría haber ocurrido por un “rechazo sexual”.

“Ella nunca tuvo una relación con él. Entonces creemos que él estaba enojado y molesto porque ella no quería tener una relación con él”, expresó.

Una de las hermanas de la víctima, Lynn Scalf, relató que la joven les había mencionado en esa época que un “vecino espeluznante” la acechaba. “Era un poco acosador y ella nos había hablado de él, pero nunca lo describió. Así que cualquiera, pero especialmente las mujeres, si alguien está siendo espeluznante, no se lo digan a sus hermanas, díganles cómo es”, fueron sus palabras en la conferencia de prensa.

“Todo lo que quiero decir es que tengo 84 años. Viví para ver esto terminado”, dijo la madre de Scalf. “Creo que por eso viví tanto”, sentenció.