No contaba con el dinero suficiente para un vuelo, y menos para pagar la universidad. Pero aún así, no estaba dispuesto a rendirse y no cumplir su sueño, por lo que Mamadou Safayou Barry, un joven guineano de 25 años, tomó su bicicleta y emprendió un viaje de 4.000 kilómetros para llegar a Egipto.
En El Cairo, la capital de Egipto, se encuentra la Universidad de al-Azhar, uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo, además de ser uno de los más antiguos. Este era el ambicioso destino del joven, pues quería participar en el curso de Estudios Islámicos.
Sin embargo, los riesgos en el camino eran muchos, pues tenía que atravesar países asolados por militantes islamistas y golpes de estado.
Cómo fue el viaje de 4.000 kilómetros de un joven para llegar a la universidad
En mayo de 2023, Barry se montó en su bicicleta desde su casa, en Guinea, “en busca de conocimientos islámicos”, según relató a BBC Mundo.
Además de tener que soportar un calor abrasador por los cuatro meses que duró el viaje, el joven se vio implicado en problemas después de cruzar Malí, Burkina Faso y Níger, donde los ataques de militantes islamistas contra civiles son muy frecuentes y la situación política es absolutamente inestable.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento. Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches”, declaró Barry.
Fue arrestado y detenido tres veces sin ninguna razón aparente.
No obstante, cuando llegó a Chad, un país en África central, tuvo un golpe de suerte. Un periodista que escuchó sobre su gran aventura quiso entrevistarlo y, después, publicó su historia en Internet.
Algunos internautas, conmovidos, reunieron dinero para comprarle un pasaje aéreo hasta El Cairo, aligerando su viaje considerablemente, pues su próximo destino en bicicleta era Sudán, un país donde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
De esta manera, el 5 de septiembre llegó a El Cairo, donde le esperaba una sorpresa aún mayor: la decana de estudios islámicos de la Universidad de al-Azhar, Nahla Elseidy, le ofreció una plaza en el curso, con una beca completa.
La académica aseguró que la filosofía que enseñan “no solo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto, sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y ofrece ayuda”.
El joven aseguró que se encuentra “muy, muy feliz” de haber recibido la beca y que todos los problemas por los que atravesó quedaron en el pasado gracias a la alegría de convertirse en un becario de la universidad de sus sueños.