El primer paso que dio Neil Armstrong en la Luna fue, sin duda, una victoria para la humanidad. Pero también para Estados Unidos, en la carrera espacial donde competía arduamente con Rusia y donde, al parecer, estaban dispuestos a hacerlo todo con tal de que su contrincante pierda.
Al menos así se reveló en un documento ultrasecreto llamado Un estudio de vuelos de investigación a la Luna, Volumen 1, que la BBC investigó y que, aunque suena bastante normal, en realidad ocultaba el proyecto A119, que buscaba detonar una bomba de hidrógeno, mucho más destructiva que la atómica de Hiroshima, en la Luna.
Proyecto A119: ¿por qué alguien querría detonar una bomba en la Luna?
En aquella época, entre 1958 y 1959, Leonard Reiffel, uno de los principales físicos nucleares de Estados Unidos que incluso llegó a trabajar con Enrico Fermi, el creador del primer reactor nuclear del mundo, fue quien estaba detrás de este proyecto que buscaba detonar una bomba de hidrógeno en el astro.
Este tipo de artefacto era lo último en diseño de armas nucleares del tiempo e, incluso, el visionario Carl Sagan habría participado del plan destructivo.
Pero, ¿por qué alguien querría hacer algo de tal magnitud? ¿Tendrían razones científicas? La respuesta no se sabe con certeza, pero sí que el Proyecto A119 era una demostración de fuerza: la bomba tenía como objetivo explotar entre el lado claro y oscuro de la Luna para crear un destello que se viera en cualquier parte del mundo, pero principalmente en Rusia.
Y es que en la década de 1950, Estados Unidos no daba indicios de estar ganando la Guerra Fría. La prensa y opinión política creían que la Unión Soviética tenía una gran ventaja, gracias a su creciente arsenal nuclear y en el desarrollo y número de bombarderos y misiles nucleares.
Además, en 1957, Moscú se adelantó en la carrera espacial lanzando a Sputnik 1, el primer satélite artificial en órbita alrededor del mundo. Todo mientras el cohete Vanguard estadounidense, que buscaba hacer lo mismo, falló en su misión.
Entonces, todo apunta a que la inseguridad y desesperación de EE.UU. les habría llevado a la idea de que explotar algo en la Luna les daría más “poder” frente a su competencia y el resto del mundo.
“Un incidente internacional altamente indeseable”
Durante la Guerra Fría, los rumores de ataques eran pan de todos los días. De hecho, la prensa estadounidense publicó que “los soviéticos bombardearán con hidrógeno la Luna en el aniversario de la Revolución, el 7 de noviembre”. Habrían calcado el proyecto estadounidense para lograrlo primero.
Pero Moscú decidió descartar el plan, por el temor a que un lanzamiento fallido pudiera provocar que la bomba cayera, sin querer, en suelo soviético y que este proyecto tenía el “potencial de un incidente internacional altamente indeseable”.
Entonces, ambos países se dieron cuenta de que pisar la Luna, sin hacerle daño, sería el premio mayor. Estados Unidos lo logró primero, aunque antes igual había pensado en derribar al satélite Sputnik para “impresionar a la gente”.