Un año con un patrón de clima muy extraño. Así han sido los últimos meses, donde Chile vivió su invierno más lluvioso en décadas y, a un mes del comienzo del verano, la primavera todavía no se ha dejado sentir en su totalidad.
Estas “irregularidades” en el clima responden al fenómeno El Niño, quien —según el último informe mensual del Centro Regional del Clima para el Oeste de Sudamérica (CIIFEN)— habría alcanzado la “fase de maduración”.
Pero, ¿qué significa esto y cómo se traducirá en los cambios del clima para los próximos meses?
Cómo será el verano por la fase de maduración de El Niño
Según CIIFEN, El Niño pasó a su fase de maduración el pasado octubre, cuando las temperaturas del Océano Pacífico Central hasta 250 metros bajo la superficie se intensificaron y volvieron más cálidas de lo normal, mientras que en el Pacífico Occidental (entre 100 y 250 metros de profundidad) se alcanzó temperaturas más frías de lo normal.
Este contraste entre temperaturas cálidas y frías es síntoma del comienzo de la fase de maduración del fenómeno, que es cuando El Niño “llega a sus máximos valores en anomalías de temperaturas”, según la investigadora de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de ESPOL. María del Pilar Cornejo.
La experta, en conversación con el medio ecuatoriano Primicias, explicó que una vez que el fenómeno alcance sus máximas temperaturas, comenzará un declive del evento climático y que, aunque no se puede pronosticar cuándo será, las posibilidades que se manejan son que será entre noviembre de 2023 y febrero de 2024.
En esta línea, según el reporte de CIIFEN, esta maduración se traducirá en que durante estos meses se espere más lluvia de lo habitual en la zona costera de Ecuador y Perú, el sur de Brasil, Uruguay y el noreste de Argentina.
Mientras tanto, en la Amazonía, algunas regiones de Colombia, Venezuela, el noreste de Brasil, la mayor parte de Bolivia y en el norte de Chile haya menos lluvia de lo normal.
En paralelo, se pronostica que la temperatura del aire tendrá una alta probabilidad de superar lo normal en casi toda América Latina, salvo en una parte de Colombia y en el centro de Chile.