La reciente persecución de autos que sufrieron el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle, en Nueva York, por unos paparazzis agresivos, volvió a traer al recuerdo la muerte de la princesa Diana de Gales. Durante dos horas, la pareja chocó múltiples veces, tuvo que conducir en la acera y pasarse semáforos en rojo, pudiendo resultar en una catástrofe.
Y es que Lady Di, la madre de Harry, falleció hace 26 años en un escenario similar, por lo que, de cierta manera, muchos volvieron a recordar ese último día que se la vio con vida, en el año 1997.
El día previo a la muerte de la princesa Diana
Su último día comenzó con el pie derecho: yacía en la cubierta superior del yate de Dodi Al-Fayed, su pareja, comiendo croissants con mermeladas frescas, kiwis y sorbiendo un café, frente a la maravillosa Costa Esmeralda de Cerdeña en Italia.
Apasionado, pero escandaloso, el romance de Diana con Fayed estaba bajo el foco, pues ella estaba divorciada del ahora rey Carlos, después de que la engañara con Camila. Además que a Fayed se lo consideraba como un “playboy rico”.
Pero esa mañana, estaban de buen humor. “Siempre estaban riendo, tomados de la mano”, recordó su mayordomo. Y es que ese día, Diana sabía que algo tenía que cambiar. Llamó a Richard Kay, un amigo suyo que cubría los temas de realeza para el diario británico Daily Mail, y le dijo que “había decidido cambiar radicalmente su vida”.
Prometió que iba a cumplir con sus obligaciones reales, con sus organizaciones benéficas, pero que en noviembre se retiraría por completo de su vida pública formal. “Estaban dichosamente felices. No puedo decir con certeza que se habrían casado, pero en mi opinión era probable”, confesó su amigo sobre Diana y Fayed.
Esa fatídica noche, Fayed quiso proponerle matrimonio a Diana.
El día que la muerte de Diana Gales conmocionó al mundo
Fayed tenía preparado un anillo de diamantes, de un costo de seis cifras, en París. Pero esos días, los paparazzis estaban más intensos que nunca y acosaban a la pareja, porque circulaban rumores de que Diana estaba embarazada de su pareja árabe.
“Para la madre del futuro rey de Inglaterra, dar a luz a un hijo de un árabe musulmán, un niño que sería medio hermano del heredero al trono, sería vergonzoso a ojos de la familia real”, escribieron los exreporteros Time Thomas Sancton y Scott MacLeod en su libro La muerte de una princesa: la investigación.
La pareja ya se encontraba en la capital de Francia cuando vieron a los paparazzis por la ventana del avión. Y el hombre no quería que su noche especial se arruinara por acorralamiento y lentes en sus caras, pero fue imposible evitarlos. Los fotógrafos los seguían por todas partes e incluso hubo una dura pelea de empujones con ellos en la puerta del edificio donde Fayed tenía un departamento.
Pero Diana estaba “tan feliz como nunca la había conocido. Por primera vez en años, todo estaba bien en su mundo”, según una amiga muy cercana.
Fayed le contó a su mayordomo que tenía planes de proponerle matrimonio a la princesa esa noche. Pero la cena fracasó porque rápidamente los invadieron los fotógrafos y las luces enceguecedoras de las cámaras. Terminaron comiendo en la suite imperial del Ritz, un hotel al que pudieron escabullirse. Pero quedaba llegar a su departamento, una misión que parecía imposible por la cantidad de personas que los esperaban.
Con la ayuda de su conductor y los guardaespaldas, idearon que harían un “gran espectáculo” en el frontis, preparando su caravana de autos para partir, mientras que la pareja saldría por la puerta trasera en un automóvil conducido por un oficial de seguridad del hotel.
Pero lo que sucedió a continuación, sigue siendo objeto de largas investigaciones y de teorías conspirativas. Su conductor, Henri Paul, habría estado borracho, con una concentración de alcohol en la sangre de más de tres veces el límite legal en Francia. Durante la fuga, escapando de los paparazzis, habría conducido a toda velocidad, chocando dentro del túnel Pont de l’Alma, cerca de la Torre Eiffel.
Fayed murió instantáneamente. Y Diana murió en el hospital, conmocionando al mundo cuando se anunció al día siguiente. La princesa, a la que muchos amaban y le tenían un gran respeto, no tuvo la misma suerte que su hijo Harry hace unos días. No sobrevivió el fatídico choque que le quitó la vida a los 36 años el 31 de agosto de 1997.