Estamos ya dentro del primer trimestre que tiene altas posibilidades de recibir a La Niña, según informó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). Este fenómeno, que se está esperando desde hace meses, podría provocar estragos en el clima.
Y es que estamos en un contexto donde el cambio climático está exacerbando los eventos de clima extremos —como las inundaciones, deslizamientos de tierra, aluviones, huracanes y largas sequías— que podrían ser mucho más intensos con la próxima llegada de La Niña.
Los últimos reportes del organismo estadounidense aseguraron que hay un 70% de probabilidad de que La Niña comience en el trimestre de agosto, septiembre y octubre (es decir, en la primavera austral).
En caso de que no, hay otro 79% de probabilidad de que llegue a fin de año, entre noviembre, diciembre y enero.
Ahora que comenzó agosto, todavía no se reúnen los requisitos necesarios para asegurar que La Niña ha llegado. Esto es lo que se sabe del alarmante fenómeno y sus posibles efectos sobre Chile y el mundo.
Lo último que se sabe del fenómeno La Niña, según los científicos
El investigador e ingeniero físico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Edgardo Sepúlveda, le dice a La Tercera que para determinar que La Niña ya se ha formado, la temperatura del océano Pacífico Ecuatorial debe estar 0.5 °C por debajo del promedio.
Sin embargo, la tasa de enfriamiento de los océanos todavía no ha llegado a la cifra requerida. Es por esto que los pronósticos de los modelos climáticos apuntan a que el enfriamiento necesario debiese concluir este trimestre o, a más tardar, a fin de año.
No obstante, Sepúlveda asegura que el calentamiento global —que impulsa a que fenómenos como El Niño o La Niña tengan eventos extremos más intensos y frecuentes— podría estar provocando que haya incertidumbre en los pronósticos.
“Tenemos una tendencia de lo que se espera climatológicamente hablando, pero de todas maneras, al estar a temperaturas nunca antes registradas por la humanidad, estamos prácticamente enfrentando escenarios que nunca antes hemos visto”, dice el experto, aludiendo a los récords de calor que se registraron en 2023 y mitad de este 2024.
En esta línea, el investigador dice que “las estadísticas nos pueden ayudar a pronosticar una tendencia, pero lamentablemente el detalle de cómo serán estos eventos meteorológicos está siendo muy complejo de conocer”.
“En el caso de Chile tuvimos un junio muy lluvioso, quizás debido a los vestigios de El Niño, pero en julio saltamos a un mes completamente seco. Esto también es una característica de los escenarios del calentamiento global”.
Y aunque los pronósticos ya han atrasado en reiteradas ocasiones la llegada de La Niña, Sepúlveda cree que es altamente probable que el 2025 “sea un año completo de La Niña y, al menos en Chile, tengamos un acumulado de precipitación mucho menor a lo que alcanzamos este 2024″.
Cuál es el pronóstico del clima para Chile con la llegada de La Niña
Raúl Cordero, climatólogo de la Usach, asegura a LT que aunque es probable que La Niña termine su desarrollo en la primavera, “persiste la incertidumbre respecto a qué tan intenso será y cuál será su duración”.
Según el experto, a diferencia de El Niño —que suele durar alrededor de 12 meses—, La Niña puede persistir hasta por tres años.
“Si la próxima La Niña persiste más allá de un año, podría revivir la megasequía en Chile”, asegura Cordero.
La Niña está asociada a la baja de temperaturas en la zona central y centro sur del país, por lo que “podría moderar las altas temperaturas durante el próximo verano chileno. Los últimos dos fueron extraordinariamente cálidos, por lo que si La Niña se desarrolla pronto, se poco probable que el próximo verano sea igual de abrasador”.
A lo anterior, el investigador Sepúlveda complementa que no significa que será un verano frío. Se espera, como es normal, un verano caluroso, pero las olas de calor podrían no ser tan intensas respecto al verano anterior, porque en ese entonces, estaba presente El Niño, que se caracteriza por aumentar las temperaturas.
“Al moderar la temperatura, La Niña podría hacer menos probable las condiciones meteorológicas que favorecen la propagación de incendios forestales”, dice Cordero. “Quizás La Niña podría hacer que la próxima temporada de incendios no sea tan activa como las dos últimas”.
Yendo un poco más adelante, si es que La Niña se establece, estaría en el mundo al menos un año (si es que no es más): esto significa que durante el próximo invierno en Chile también podríamos sentir sus efectos.
“El próximo invierno deberíamos estar completamente en condiciones de La Niña: es decir, menos precipitaciones, pero también temperaturas más bajas. Es probable que las mínimas sean muy bajas”, adelanta Sepúlveda.
Además, el investigador explica que lo que hemos vivido en julio en Chile es una especie de “adelanto” de lo que puede ser La Niña el próximo año. Después de un junio lluvioso, julio fue “el más seco jamás registrado en la zona central de Chile”.
Y es que con La Niña, Chile siempre tiene una tendencia hacia la falta de precipitaciones.
La megasequía, presente hace más de 15 años en el país, fue exacerbada por los efectos de La Niña en años pasados. Por ejemplo, la última que estuvo presente en el país, duró tres años consecutivos: desde el 2020 hasta el 2023.
Es decir, la combinación del fenómeno La Niña con la sequía que ya afecta al país desde hace al menos una década, hizo que los chilenos experimenten años “extraordinariamente secos”.