¿Alguna vez te has preguntado si el envejecimiento se puede retardar? Por muchos años, ha sido una cuestión que también se buscó resolver desde la ciencia.
Hasta ahora, se ha determinado que el envejecimiento es motivado por factores como el deterioro de los tejidos y los órganos, lo que poco a poco daña el organismo y desencadena enfermedades. Se cree, por tanto, que el envejecimiento es un proceso natural e inevitable, que no se puede frenar por más que se intente.
No es el caso de David Sinclair, académico de Genética de la Escuela de Medicina de Harvard y autor del libro Lifespan: Why We Age and Why We Don’t Have To, quien durante años se ha dedicado a investigar la incógnita de por qué se produce el envejecimiento, y al mismo tiempo, si es que es que es posible ralentizarlo.
El genetista, calificado como gurú de la longevidad por la revista estadounidense Time y escogido uno de los 100 personas más influyentes de todo el mundo, plantea que sí se puede desacelerar el envejecimiento siguiendo ciertos lineamientos.
Para Sinclair, un avance radica en transformar la visión que se tiene sobre el envejecimiento, ya que en vez de verlo como una etapa natural de la vida, debe ser percibido más bien como una enfermedad. Teniendo eso en mente, se pueden adquirir ciertos hábitos o tratamientos para poder curarla.
El hecho de que el envejecimiento no quiera ser visto como una enfermedad desde la medicina ha llevado a que los especialistas vacilen en prescribir medicamentos que podrían significar una vida más saludable para los pacientes, explicó el científico al medio BBC en 2021.
“Por lo tanto, debemos declarar que el envejecimiento es una enfermedad o al menos una condición médica tratable”, dijo Sinclair.
¿Se puede detener el envejecimiento?
En diálogo con el citado medio, el genetista se refirió a los hallazgos que plasmó en su libro y apuntó que “no hay ninguna ley en biología que diga que debemos envejecer. No sabemos cómo detener esto, pero estamos mejorando para reducir la velocidad. Y, en el laboratorio, lo pudimos revertir (el proceso)”.
“La forma en que vivimos nuestras vidas tiene un gran impacto en estos rayones en el CD. Hacer las cosas bien puede ralentizar drásticamente el envejecimiento del reloj, y hoy podemos medir ese reloj, tenemos análisis de sangre y saliva para eso”, agregó en ese entonces.
Cambiar los hábitos
Recientemente, Sinclair habló de los mejores costumbres que se pueden adquirir para combatir el envejecimiento. De acuerdo a sus estudios, una de las máximas prioridades debe estar puesta sobre el cuidado de la piel.
“Eso y una buena nutrición a base de verduras. Yo, además, bebo mucha agua e intento no comer más de dos veces al día. De hecho, si puedo hacerlo solo una vez, mejor”, dijo en conversación con el medio español El Mundo.
De acuerdo a su perspectiva, es recomendable no comer carne todos los días sino que más bien priorizar una alimentación vegetariana: “Yo dejé de comer carne hace un año y lo interesante es la rapidez con la que tu piel cambia cuando varías la dieta. Mucha gente me pregunta qué he hecho últimamente para no tener arrugas”.
Sinclair contó que, entre las distintas clases de alimentación que se puede seguir, la más dañina es por lejos la dieta americana, “la que increíblemente más gente sigue”.
Lo que estimula el envejecimiento
Fumar es la actividad más dañina al momento de incitar el envejecimiento humano, dado que “las toxinas rompen el ADN”, expresó el investigador. Asimismo, añade que es perjudicial “no hacer ejercicio y tomar el sol. En general hay que evitar químicos y tóxicos, es mejor no beber en botellas de plástico, ni agua del grifo”.
¿Y cuántas veces se debe comer al día? Sinclair dice que es sugerible tres veces, de acuerdo a su visión: “Picar también es mala cosa, porque entonces tu cuerpo está en modo abundancia, no supervivencia. Engañar al organismo haciéndole creer que está en tiempos difíciles, con ayuno y ejercicio, es la manera idónea para sentirnos mejor”.
El estrés presenta un impacto directo en el envejecimiento. “El pelo gris es un ejemplo, el estrés produce canas. Eso sí, si se frena, el pelo vuelve a su color natural, porque según estamos estudiando, el envejecimiento es un proceso reversible.
Todo eso se reduce a que el estilo de vida, advierte el genetista, juega un importante rol en este tema. Y va más allá: el estilo de vida incide más que la genética. “El ejemplo se ve en gemelos, lo medimos en laboratorio, quien ha llevado peor vida puede tener, a nivel celular, hasta 20 años más que el otro”, dijo.
Consultado si es que el estilo de vida moderno de la sociedad actual puede dirigir hacia una aceleración mayor del envejecimiento, el académico no dudó: “El mundo que hemos construido hace que nos sintamos bien, tengamos mucha comida, no estamos obligados a hacer ejercicio, hasta las maletas tienen ruedas. La abundancia acabará por matarnos. Habría que conseguir una mezcla perfecta entre la sabiduría antigua y la medicina moderna”.