El jet lag, también conocido como desfase horario, se transforma en una pesadilla para algunos de los viajeros que se trasladan con frecuencia. Tras una larga travesía en avión, no es extraño es que las personas comiencen a sentir levemente los síntomas y en diferentes grados.
Fatiga, somnolencia, sensación de malestar, cambios anímicos y problemas estomacales y de memoria son algunos de los indicios que caracterizan a este problema, plantea Mayo Clinic. Esos factores en conjunto conducen a experimentar la sensación de que estamos un poco “aturdidos”, adaptándonos a la conocida -o no- realidad del destino al que acudimos.
Pero, en concreto, ¿qué es el jet lag?
Se trata de un trastorno que afecta de manera temporal el sueño, producto de la desincronización que se genera entre el reloj biológico del organismo, es decir, los ritmos cicardianos -que regulan cuándo debemos dormir o despertar- y el nuevo horario del lugar al que se llegó.
Como el cuerpo está habituado al horario del sitio de origen, debe adaptarse por un período de tiempo al horario de la zona de llegada. Aunque no todos los individuos lo pueden presentar de igual forma, por lo que todo va a depender de cada caso, los efectos pueden llegar a durar entre 2 a 3 días aproximadamente.
La buena noticia es que los especialistas han buscado explorar qué medidas específicas pueden aminorar las repercusiones del desfase horario en la salud, y por consiguiente, mejora la experiencia tras la llegada a un nuevo lugar.
Según una investigación del Centro de Charles Perkins de la Universidad de Sydney (Australia) y la aerolínea Qantas, la alimentación sería uno de los factores esenciales para reducir el jet lag.
Los alimentos que permiten combatir el jet lag, según estudio
De acuerdo a los descubrimientos del instituto de investigación, entre los alimentos que serán de gran ayuda al enfrentar este trastorno temporal del sueño son aquellos que contienen ají y chocolate. Esto puede “mejorar el bienestar del viajero”, consigna un artículo de Daily Mail.
El centro de estudios examinó a 23 pasajeros reales que viajaron en 2019 con la aerolínea y que aceptaron participar del análisis. A ese grupo en particular, los investigadores le hicieron una cuidadosa intervención en su alimentación, iluminación, sueño y movimientos.
En el proceso se les fue ajustando el horario en que se alimentaban, con la idea de que pudieran adaptar su reloj interno del cuerpo.
Los alimentos que se les brindaron a los participantes, como pescado, pollo y postres en base a leche, también permitieron prepararlos para que despertaran o durmieran cuando se requería, dependiendo de las intervenciones de los científicos.
Posteriormente, el equipo identificó que todos los factores que analizaron en torno a la iluminación, sueño, movimiento y de dieta impactaban en hacer el proceso más llevadero. Esto fue en el marco del programa Project Sunrise, que buscará lanzar en 2025 vuelos de larga distancia desde Sydney hasta Nueva York y Londres, respectivamente.
Peter Cistulli, académico de medicina del sueño de la Universidad de Sydney, aseguró que estos descubrimientos -que aún no son publicados- les dieron “optimismo” para “marcar una diferencia real en la salud y el bienestar de los viajeros internacionales”.
“Los primeros resultados son prometedores”, explicó Cistulli. “Tenemos un equipo multidisciplinario de más de diez investigadores de medicina, ciencia e ingeniería que trabajan juntos en este proyecto. Esto incluye investigadores del sueño, expertos en ritmo circadiano, expertos en nutrición y movimiento”.