Las nuevas generaciones son las que han estado más expuestas a la tecnología desde temprana edad.
Hoy es más habitual que nunca ver que niños y adolescentes tengan su propio celular, los manejen con gran destreza y se queden pegados frente a la pantalla durante horas.
Los expertos vienen alertando desde años que el uso intensivo de los dispositivos tecnológicos está ligado a consecuencias negativas en el desarrollo emocional y social de los más pequeños. Y en el caso específico de los adolescentes, puede conducir a una práctica que conlleva varios riesgos en el corto y largo plazo: el sexting.
Qué es el sexting
El sexting es un término que hace referencia a recibir y enviar mensajes, fotos o videos de contenido sexual a través del celular. Esto puede ocurrir mediante aplicaciones de mensajería instantánea, redes sociales, mail y otras vías de comunicación en línea. El concepto viene de la combinación de palabras en inglés “sex” (sexo) y “texting” (mensajes de texto).
Esta práctica ha ido teniendo una alza significativa entre adultos, y al mismo tiempo, en adolescentes. Según una investigación publicada en la revista JAMA Pediatrics en 2018, 1 de 7 adolescentes ha enviado contenido sexual, 1 de cada 4 ha recibido y 1 de cada 8 lo ha reenviado, sin el permiso del remitente original.
Las causas del sexting incluyen querer conquistar a alguien, reafirmar la autoestima y presión social.
Cuáles son los riesgos del sexting
Kate Eshleman, psicóloga infantil de Cleveland Clinic, asegura que estos son solo los peligros que conlleva el sexting.
1. Permanencia del contenido. Cada vez que mandas mensajes, fotos o videos de índole sexual, permites que alguien se quede para siempre con ese contenido y posiblemente quedará alojado en algún dispositivo o en internet. Si hay arrepentimiento no se puede “desenviar”. En aplicaciones como Snapchat, que prometen que las imágenes publicadas se borran después de cierto tiempo, es posible tomarlas una captura.
2. Pérdida del control sobre el contenido. Algunos creen que por enviar contenido sexual a personas de mucha confianza no pasará nada grave, pero eso no es así. De inmediato se pierde el control sobre lo que puede ocurrir con él y se corre el riesgo de que sea mal usado o difundido con desconocidos más allá del destinatario original. Según la psicóloga infantil, esto puede ser usado por otros con fines de acoso, chantaje y coerción sexual.
3. Problemas legales. Eshleman describe que el sexting en adolescentes puede desatar repercusiones legales para quien aparece en el contenido y para todos los que interactuaron con él. Esto se debe a que en la mayoría de los lugares, la posesión y difusión de contenido sexual de menores de 18 años es ilegal, pese a que sea consentido.
Cuando los adolescentes enfrentan uno de esos riesgos o todos de forma simultánea, también podrían ver afectada su salud física y mental. Estrés, ansiedad, mal desempeño en el colegio, y en el peor de los casos, suicidio, son algunas de las consecuencias que podrían surgir.
“A menudo vemos en los medios de comunicación situaciones en las que los jóvenes se suicidan porque sufren chantaje o acoso, o sienten que no hay salida a una situación, y todas estas cosas pueden causar problemas de salud mental importantes”, dice la psicóloga infantil.
Cómo hablar con los adolescentes sobre los riesgos del sexting
La doctora Corinn Cross, vocera de la Asociación Estadounidense de Pediatría, explicó a la BBC que los adolescentes no suelen enfocarse en las consecuencias futuras que podrían traer sus acciones.
Por lo mismo, es ahí donde los padres deben ayudarlos a ver con claridad esos efectos, de manera que si a futuro se llegaran a enfrentar al sexting, recuerden la charla.
Una conversación que involucra sexualidad puede ser un desafío para los padres, pero no imposible, si se consideran algunos elementos clave.
1. Conversar antes de que sea demasiado tarde. Según la experta, un error frecuente en los adultos es esperar demasiado tiempo para hablar del sexting con sus hijos. Debido a que suele presentarse a partir de los 12 años, Cross sugiere que esa edad es la idónea para charlar sobre sus riesgos, ya que “es cuando realmente podrían realmente escucharte”.
2. Empatizar con los hijos. Cross comentó que podría ser un error “prohibir” el sexting, pues es probable que ni siquiera tomen en cuenta el consejo y es difícil que se nieguen si la otra persona a quien quieren enviarlo les gusta. “En cualquier relación sana, hay límites. Hay cosas con las que te sientes cómodo y otras con las que no. Y tienes que decidir cuáles son esas cosas antes de entrar en una relación”, aconseja la doctora.
3. Centrarse en las consecuencias. Otras expertas mencionaron al medio británico que los padres no deben decir a sus hijos si el sexting es malo o bueno, sino que en los efectos que esto les podría traer a sus vidas. Para ello, recomiendan decirles a niños y adolescentes que apenas una foto o video de este tipo fue enviado, “tiene una vida propia” y quedará para siempre alojado en algún rincón del ciberespacio.
4. Prepararlos para que resistan ante la presión. Algunos adolescentes terminan enviando fotos de carácter sexual luego de que se los solicitaran en reiteradas ocasiones. Frente a esa situación, las especialistas sugieren que los padres deben enseñarles a sus hijos a no ceder ante este tipo de exigencias, ya sea en internet o en la vida real.