Rusia lo considera como un traidor y desertor. Y es que es el más alto oficial ruso que habló abiertamente con la prensa. Se trata de Konstantin Yefremov, quien participó en la guerra contra Ucrania y, en una entrevista exclusiva con la BBC, reconoció que las tropas del gobierno de Vladimir Putin hicieron interrogatorios violentos, donde los prisioneros ucranianos fueron torturados y recibieron disparos y amenazas de violación.
“Todos los días, en la noche, algunas veces dos veces al día”, dijo que era la frecuencia en la que se torturaba a los soldados de Ucrania. El hombre, quien estuvo en el país el año pasado, fue destituido por negarse a regresar y tuvo que huir de Rusia, tras recibir amenazas de encarcelamiento por deserción.
El primer intento de renuncia
Antes de la invasión, Yefremov se asustó al ver que habían soldados pegando marcas de identificación en sus uniformes. Era una “Z”, un símbolo que el Kremlin empezó a llamar “operación militar especial”. El hombre no quería participar de ello, por lo que decidió presentar su renuncia a su comandante, quien lo llamó “traidor y cobarde”.
Se subió a un taxi dispuesto a irse, pero en el camino sus camaradas lo llamaron para informarle que un coronel prometió “meterme en prisión hasta 10 años por deserción y había alertado a la policía”. Un abogado militar, al que llamó inmediatamente, le aconsejó devolverse a su base: “Ahora me doy cuenta de que lo debí haber ignorado y continuar mi camino, pero tuve miedo de que me metieran a la cárcel”, admitió.
Testigo de saqueos, interrogatorios y torturas
El 27 de febrero, tres días después de la invasión rusa a Ucrania, se le ordenó trasladarse junto a su pelotón de carabineros hacia el norte, a la ciudad de Melitópol. Allí se quedaron 10 días en un aeródromo que, según cuenta Yefremov, “los soldados y oficiales se llevaron todo lo que podían”.
Cortacéspedes, baldes, hachas, bicicletas. Encontraron la forma de meter todo en camiones para llevarlo a casa.
Pero lo peor, según cuenta, fue que atestiguó interrogatorios y torturas cuando lo enviaron a resguardar un “cuartel de logística” en el pueblo de Bilmak, al noreste de Melitópol. Yefremov recuerda que llevaron tres prisioneros y uno de ellos reconoció ser francotirador.
Ante ello, el coronel ruso a cargo se enfureció: “Lo golpeó, le bajó los pantalones y le preguntó si estaba casado”. El prisionero respondió que sí, y el coronel le dijo “entonces que alguien me traiga una fregona (trapeador). Te vamos a convertir en una chica y le enviaremos el video a tu esposa”.
A otro prisionero se le pidió que nombrara a todos los nacionalistas ucranianos de su unidad, sin embargo, no entendió la pregunta y respondió algo distinto. El ex oficial recordó que lo golpearon tanto que se le salieron algunos dientes.
Después llegó uno con los ojos vendados y, según el ex combatiente, “el coronel puso una pistola en la frente del prisionero y dijo ‘voy a contar hasta tres y te voy a disparar en la cabeza’. Disparó a ambos lados de su cabeza y el coronel empezó a gritarle”.
Sin embargo, él tuvo suerte pues a otro prisionero le disparó en el brazo y en la pierna derecha, debajo de la rodilla. La herida era tan grave que podía morir desangrado, por lo que los soldados lo vistieron con un uniforme ruso y lo llevaron al hospital: “No digas que eres un prisionero de guerra ucraniano, porque los doctores se negarán a atenderte o los soldados rusos heridos te escucharán y te acribillarán, y no habrá manera de detenerlos”, le dijeron.
Además, describió que el mismo coronel ordenó que a los ucranianos no les dieran comida normal, “solo agua y galletas saladas”. Sin embargo, a ocultas trataban de darles té caliente y cigarrillos.
“Hay tortura y maltrato en ambos bandos”
“Desafortunadamente, hemos encontrado que hay tortura y maltrato de prisioneros de guerra ocurriendo en ambos bandos”, le dijo Matilda Bogner, directora del equipo de monitoreo de la ONU basado en Ucrania a la BBC.
Además, confirmó que las peores formas de tortura o maltrato suelen suceder durante los interrogatorios. “Pueden ser objeto de electrocuciones y de toda una gama de métodos de tortura que incluyen colgarlos y golpearlos”.
La especialista declaró que, según las leyes internacionales, cualquier forma de tortura o maltrato está prohibida y que “es inaceptable que cualquiera de los bandos haga esto”.
Sobre los casos que relató el ex oficial, Konstantin Yefremov, no pudieron confirmar que sean reales, no obstante, son similares a otras denuncias de abuso de prisioneros ucranianos.