La investigación de los Códices mayas resguardados en Dresde, París y Madrid está en la recta final y su resultado "sorprenderá al mundo", dijo la lingüista rusa Galina Ershova, directora del Centro de Epigrafía Maya Yuri Knorosov de Mérida, en el suroriental estado mexicano de Yucatán.
"Tenemos el análisis de una reinterpretación más integral de los manuscritos mayas que sobrevivieron a la colonización española y con eso, nuevas interpretaciones de lo que constituye un conocimiento universal, como el uso del cero", indicó.
Ershova, nacida en 1955 en Moscú, confirmó que los nuevos análisis de los códices tienen más detalle, están más reconstruidos y comprenden artículos sobre temas como la música, la muerte y el ser humano.
"Todo lo que aparece en los códices tiene una riqueza invaluable para la humanidad y pronto serán dados a conocer, quizá en los próximos meses" explicó esta académica alumna de Knorosov, el investigador que descifró la escritura maya.
El resultados del análisis "sorprenderá al mundo", puntualizó Ershova, quien trabaja en esta investigación con un equipo de 12 personas entre mexicanos, rusos y españoles, que se encargan de observar los códices.
"Quizá en el 2019, porque todo lo descifrado en los escritos mayas se pretende recopilar en una gran obra, es tanta la información y de una riqueza incalculable, que un libro sería insuficiente, creo
que tendrá dos o tres volúmenes", explicó.
Ershova, integrante del Consejo para la Ciencia y la Educación de Rusia, detalló que los códices de Dresde, París y Madrid tienen en común el haber sido escritos en Yucatán, la zona de México donde
floreció la cultura maya.
"Por eso el lenguaje que usaron los antiguos pobladores de la civilización maya es totalmente de esta región", indicó.
La cultura maya se extendió por el territorio de Mesoamérica en lo que actualmente son los estados mexicanos de Yucatán, Chiapas, Quintana Roo, Campeche, además de los países de Guatemala, Honduras y El Salvador.
El códice de Dresde es el más reciente, le sigue el de París, y el más extenso es el de Madrid, aunque están organizados en el mismo modelo y conjunto de tradiciones basadas en su lengua, literatura,
música, juegos, rituales, mitología y tradiciones culinarias, así como conocimientos relacionados con sus usos y costumbres, precisa.
"Los mayas también tenían conocimientos técnicos relacionados con la artesanía y los espacios culturales y lo plasmaron en sus códices que relatan la vida real, amén de la parte histórica de los
calendarios, aseguró.
Ershova y su equipo del Centro de Estudios de Epigrafía Maya "Yuri Knosorov" iniciaron la investigación en 2016 cuando México, España y Rusia firmaron un convenio para un nuevo estudio del Códice Tro-Cortesiano Maya o Códice de Madrid.
El Tro-Cortesiano data del siglo XV, mide 6,83 metros de longitud y es el más grande de los tres, contiene 112 páginas con escrituras, pintura de escenas, símbolos y jeroglíficos mayas sobre su
religión, dioses, astronomía, actividades económicas, calendarios y ciclos de vida.
Este Códice Tro-Cortesiano está considerado como la obra más importante prehispánica que conserva el Museo de América de Madrid, junto con el Códice Tudela, de la cultura Mexica.
"Los códices no se moverán de Alemania, Francia y España; son un tesoro invaluable que no podemos ni tocar, ya que se perdería un patrimonio inmaterial de la humanidad", explicó.
Ershova admitió que el resultado de las investigaciones no representa que se cumpla el último deseo expresado por Knorosov, quien pretendía que se elaborara un Atlas Epigráfico.
"Ya empezamos pero no lo terminaremos, ni en esta generación ni en la que sigue, porque en Yucatán hay tantas ciudades mayas que mis estudiantes no terminarán en este siglo de recopilar las
inscripciones de cada zona arqueológica y de cada vasija o cualquier pieza con inscripciones", comentó.
Para el Atlas Epigráfico se usan piezas de técnicas especiales para las fotografías que servirán para hacer dibujos y después lecturas, "es un trabajo para varias generaciones", insistió.
Este 2018, en forma paralela impulsarán el proyecto del universitario mexicano Santiago Sobrino, quien hizo un estudio sobre la música de los mayas de la Península de Yucatán.
"El estudiante tiene un trabajo increíble que incluye una colección de cinco mil piezas de instrumentos musicales, logrado como parte del proyecto del desciframiento de la escritura mayas", indicó;
"pronto el mundo conocerá más del esplendor maya".