El extinto Tigre de Tasmania nació como cualquier otro marsupial pero al salir de la bolsa materna se desarrolló como un ejemplar parecido a un perro salvaje australiano (dingo), según un estudio publicado hoy en Australia.
La investigación de la Universidad de Melbourne y Museos Victoria tomó tomografías digitales para elaborar modelos tridimensionales de los 13 ejemplares de cría de Tigre de Tasmania o tilacinos que se conservan.
"Se trata de la primera serie digital del tigre de Tasmania, el marsupial depredador más emblemático de Australia", dijo Christy Hipsley, investigadora de ambas instituciones, en un comunicado.
La secuencia permitió estudiar los esqueletos y órganos internos de los tilacinos (Thylacinus cynocephalus), y reconstruir el desarrollo y el crecimiento de esta especie considerada extinguida desde 1936.
Las imágenes escaneadas muestran con detalle cómo el tigre de Tasmania nació con antebrazos fuertes que le permitían trepar dentro de la bolsa marsupial de su madre.
Pero después de 12 semanas, cuando comenzó su vida independiente, sus extremidades traseras se alargaron más que las delanteras y comenzó a parecerse físicamente a un perro o un lobo, pese a tener con estos un remoto parentesco de unos 160 millones de años.
Según los investigadores se trata de un ejemplo de evolución convergente, en el que organismos que no están relacionados evolucionan por separado hasta asemejarse al adaptarse a hábitats parecidos o al mismo nicho ecológico.
El autor del estudio, Axel Newton, indicó que hasta hace poco se contaba con información limitada sobre el desarrollo de este animal extinto y que se recurrió a colecciones de diferentes museos del mundo con ejemplares de cinco etapas post-natales.
El tilacino, un marsupial con franjas que cruzaban su lomo que recordaban a las de un tigre, llegó a habitar en Australia continental y en la isla de Nueva Guinea.
A la llegada de los europeos a Oceanía en el siglo XVIII, su población se concentraba en la isla de Tasmania, y su extinción se aceleró por una intensa campaña de caza entre 1830 y 1909, alentada por recompensas para acabar con este depredador que se comía al ganado.