En el pasado, las pecas eran una característica que muchas personas deseaban ocultar definitivamente de su rostro y aparentar como si no existieran, en muchos casos, debido a los estereotipos de belleza instalados en la época. Eso ya quedó atrás, porque ahora estas pequeñas manchas de la piel son sinónimo de una belleza única que debe ser lucida frente a los ojos de todo el mundo.
Y hay más: desde hace un tiempo que se instaló como una tendencia en el maquillaje, pero también con un método que permite simularlas de manera semipermanente en la cara.
Su nombre es freckling o micropigmentación de pecas y es una técnica que puede crearlas a través de un pigmento que es puesto en la primera capa de la piel, llamada epidermis. La finalidad del procedimiento es que el resultado que se refleje sea uno natural, como si las hubieras tenido desde toda la vida o el sol recién las hubiera marcado un poco más.
Las pecas realizadas con pigmento no es la única opción de este tipo que se ofrece en el rubro de la estética y belleza. Otras técnicas similares que se vienen ofreciendo desde hace más tiempo y que tienen un poco más de fama son la micropigmentación de cejas, labios y delineado de ojos.
No podría decirse que es un tatuaje, ya que estos se sitúan en la dermis, es decir, la segunda capa de la piel. Además, los pigmentos que se usan en el freckling están creados para durar un tiempo muy determinado en quienes los reciben.
¿Qué es lo que hizo explotar esta tendencia de tener pecas? ¿Qué dicen quienes han recurrido a esta técnica estética? La Tercera entrevistó a dos profesionales del rubro y dos jóvenes que se han micropigmentado pecas en más de una ocasión. Esto fue lo que dijeron.
Pecas para verse más jovial y dulcificar el rostro
Durante toda su vida, Noemí Fueyo (26), diseñadora, había tenido pecas naturales en su rostro. Le encantaba como se veían esas pequeñas manchas cafés y amarillentas en el cutis, pero cuenta que eran pocas las que tenía y deseaba tener muchas más.
Por esa época en que surgieron sus ganas de buscar algún método que le permitiera incorporarlas de otra forma que no fuera demasiado invasiva y que pudiera durar más que si las hiciera con maquillaje, su amiga Renata Estay (22), dueña del estudio Estay Bonita, había decidido probar con la micropigmentación de pecas.
En ese entonces la profesional ofrecía otros servicios como micropigmentación de cejas, delineado de ojos y labios, por lo que conocía de muy de cerca ese tipo de procedimientos y cómo funcionan. Poco a poco, comenzó a estudiar cómo hacerlas, la simetría que había que darles y los mejores cuidados que se deben tomar para mantenerlas en perfecto estado.
Noemí se ofreció a ser su primera clienta a finales de 2021. Después de esa sesión, la joven se enamoró de los resultados que quedaron en ella. Ya se la realizado dos veces, la última hace un par de días. Lo que más le gusta es cuán natural se ven a la vista después de unos días y que le dan un “toque” más jovial a la cara, narra a La Tercera.
“Son como parte de tu piel. Nunca nadie se ha dado cuenta de que tengo pecas tatuadas y pecas naturales, es como si todas fueran mías. Nunca nadie me dijo ‘Oye, tú tienes pecas artificiales’, no. Son súper lindas, se ven muy bien”, afirma la diseñadora.
Desde entonces Renata no ha parado de realizar este servicio, especialmente en mujeres que están entre los 18 y 30 años. El nicho no pasa más allá de esa edad, y si ocurre, es más bien ocasional, asegura: “Siento que es más generación millennial y Z”.
Hay algo que permite comprender de mejor manera por qué las pecas —naturales, maquilladas o con micropigmentación— comenzaron a instalarse como un boom de belleza, y aún más, entre el grupo etario mencionado por Renata.
Profesionales y jóvenes que se han realizado este procedimiento coinciden en que esto empezó a verse fuertemente impulsado por los filtros faciales de plataformas como Instagram y TikTok que permiten recrear en cosa de segundos esas manchas en el cutis. Ese tipo de contenido de realidad aumentada comenzó a instalarse poco antes de la pandemia, se intensificó en ese periodo de encierro y aún sigue siendo usado a diario en videos o fotografías de redes sociales.
Alison Berríos (22), dueña del estudio Auralma Art que ofrece freckling y otros servicios, así lo explica: “Llegan niñas que son como de mi edad, sobre todo por los filtros de Instagram, eso se ve harto. Muchas vienen con una imagen de un filtro y me dicen ‘Mira, esto quiero’”.
En su caso, el boom de freckling ha impactado tanto que a pesar de que realiza otras técnicas de micropigmentación, el de pecas se volvió su sello: es por lejos el más solicitado entre todas las opciones.
La estudiante de publicidad y creadora de contenido en redes sociales, Montserrat Riesco (22), se enteró de la existencia del freckling por Instagram. También tiene pecas naturales, pero que se notaban más en verano, por lo que estaba segura de que quería intensificarlas aún más. Se atrevió a probar con este procedimiento y no solo lo ha hecho una, sino que dos veces.
“Es como andar con la piel saludable, como que te llega el sol y te salieron, siento que esa es la vibra”, dice Montserrat. “Cuando empecé a averiguar un poco más de esto me di cuenta de que me gustaría tener pecas todos los días del año y no tener que maquillármelas, entonces encontré que era una súper buena opción”.
Además del efecto soleado, hay otra finalidad que busca brindar el freckling, cree Alison: permite dulcificar y suavizar aún más las facciones de las personas. “Es como un efecto como de muñequita o más coqueto”, dice.
Si bien esta micropigmentación tiene un nicho leal de jóvenes que siguen optando por este servicio, su exposición en redes sociales también ha atraído ciertos comentarios no tan positivos. En algunas ocasiones, provienen de parte de las personas que tienen pecas naturalmente, pero que por mucho tiempo tuvieron que ocultarlas por ser mal vistas en el pasado.
“Hay gente que lo comenta en mala y hay gente que siento que se abraza a sí misma con sus inseguridades. Como ‘Qué pena que a mí me molestaban antes por mis pecas y me sentía insegura, pero se está haciendo una moda’. Eso las hace sentir más encajadas en el estereotipo, que es lamentable, pero así como hay comentarios buenos también hay malos”, apunta Renata.
Cómo es el proceso de micropigmentación de pecas
En la micropigmentación de pecas el estilo puede variar de acuerdo a los deseos y expectativas de cada persona. Pueden situarse específicamente en la frente, la nariz o las mejillas, o en todas esas zonas al mismo tiempo, ya sea en cantidad o de una manera más bien minimalista.
Según Renata y Alison, hay una gama de matices de pigmentos para realizar las pecas. Estos son escogidos luego de analizar la colorimetría de cada persona, es decir, las tonalidades que le favorecen dependiendo del color de su cabello, piel, ojos, cejas e incluso las venas.
Cuando llega el día de la sesión, las esteticistas cuentan que piden referencias para saber cómo les gustaría ubicar sus pecas en el rostro. También ellas van dando ideas, por lo que finalmente se va viendo en conjunto la idea final. La mayoría de las veces el objetivo es ubicarlas de manera que parezcan lo más orgánicas posibles.
Usualmente este procedimiento requiere de anestesia tópica. Después de ese paso y esperar durante unos minutos, la profesional comienza a poner el pigmento escogido en la piel. “Siempre les voy diciendo que voy de menos a más y les muestro: ‘Oye, hice estas ¿te gustan? ¿Quieres más acá?’. Ahí ellas me van diciendo que sí o no”, expresa Renata.
Un punto a considerar es que no hay que guiarse por el resultado que queda inmediatamente después de una sesión de freckling. Y es que en la primera jornada, la zona de las pecas puede quedar enrojecida y las pecas presentan una tonalidad fuerte. Sin embargo, con el pasar de los días, el color se va suavizando cada vez más hasta llegar al punto en que se camufla perfectamente con las pecas naturales.
“Al principio la piel se hiperpigmenta”, explica Alison. “Los primeros cinco días van a estar muy marcadas en la piel, pero después la piel cicatriza por encima y se sale una pequeña capa de la piel. Cuando eso sale, queda el pigmento real que va a quedar que es un tono que es mucho más bajo, se pierde de un 40% a 50% del pigmento”. Recién a las dos semanas la piel cicatriza por completo y se pueden ver los resultados de mejor manera, agrega la profesional.
En su experiencia personal, Montserrat dice que ella tiene la piel sensible y aún así el proceso de micropigmentación no fue invasivo.
“Uno imaginaría que duele mucho, pero no. Obviamente el primer día se irrita pero el resto de los días eso pasa, me lo cuidé con las típicas cremas para el tatuaje, entonces ahí cicatrizó súper rápido. En general reaccionó muy bien mi piel”, recuerda.
Una sesión de freckling puede llegar a durar aproximadamente de 8 a 18 meses. Todo va a depender de factores como el tipo de piel, la cantidad de deporte que realice la persona —debido al sudor—, la exposición al sol y procedimientos estéticos en la piel, como peeling.
En esto también influyen los cuidados que se deben tomar en los días posteriores a la sesión de micropigmentación. Aplicar crema cicatrizante en la zona, evitar la exposición al sol, el sudor excesivo y el agua muy caliente, son algunas de las medidas que hay que considerar en los primeros momentos.
A largo plazo, los cuidados están más relacionados con evitar los procedimientos químicos, ya que eso acelera la desaparición del pigmento, y el uso de bloqueador de forma constante para proteger la piel. Asimismo, para evitar complicaciones, esta técnica no es recomendable para personas que sufren de dermatitis o queloides y mujeres embarazadas.
Noemí, en tanto, está segura que se lo haría una tercera vez. Su última sesión de pecas con micropigmentación fue hace un par de días. Recuerda que aún le quedaban de las que se había puesto en 2021, pero se habían desvanecido debido a todos los meses que habían transcurrido.
“La idea también es cuidarlas. Yo me las voy lavando porque la piel tiende a tener grasa natural, tienes que hacer eso para que la cicatrización sea mejor”, dice la diseñadora.
Luego, añade: “Los resultados son preciosos, siento que estoy bronceada todo el año con estas pequitas, se ven súper tiernas y naturales. Hay mucha gente que no le gustan y que las tienen naturalmente, pero yo las encuentro preciosas”.
Mientras que Montserrat no se arrepiente en lo absoluto de haberse hecho pecas con esta alternativa. La última vez que se las hizo fue en enero de este año y cree que en el futuro recurrirá nuevamente a la técnica.
“Esto no dura para toda la vida, me lo volvería a hacer porque encuentro que es bonito”, enfatiza. “Me han dicho muchos piropos como ‘Qué lindas tus pecas’, yo respondo que me las tatué, la gente queda como ‘¿Qué, te las tatuaste?’. Me encanta contarle a la gente que existe este tipo de cosas, se ve original”.