En 2016, los servicios de emergencia de Nueva York atendieron un "brote zombi" en el barrio de Brooklyn. El incidente fue bautizado así porque 33 personas caminaban sin destino, semiinconscientes y vomitando por las calles de la ciudad. Un estudio científico, publicado en The New England Journal of Medicine, aclaró después que el comportamiento de estas personas lo generó la AMB-Fubinaca, una droga 85 veces más potente que la marihuana.
Esta sustancia es parte de las 36 que el gobierno quiere sumar los próximos días al reglamento de control de la Ley de Drogas, que contiene la lista de aquellas que producen dependencia física o psíquica, capaces de producir graves efectos tóxicos o daños considerables a la salud. Para ello elaboró un decreto que ya está en trámite.
El nuevo listado figura en el tercer informe de la Mesa Nacional sobre Nuevas Sustancias Psicoactivas, que desde su creación ha sumado 74 compuestos para su regulación. Este organismo, integrado por diversas instituciones estatales, es coordinado por la División de Seguridad Pública del Ministerio del Interior.
El reporte incluye sustancias que han sido detectadas en el país y otras que podrían ingresar, como es el caso de la AMB-Fubinaca, que es uno de los cinco cannabinoides sintéticos identificados en el estudio y que se venden como aceites, polvos o mezclas para fumar.
"Incluir una nueva droga al reglamento permite que se activen todos los mecanismos formales que tienen que ver con el control. En la práctica, la fabricación o el tráfico de estas puede ahora ser perseguido penalmente. Sin embargo, nuestro objetivo es el de entregar información basada en la evidencia, para que pueda ser usada también por los organismos enfocados en la educación y prevención, la labor policial y, sobre todo, que se transforme en información pública", dice Eduardo Vergara, jefe de la División de Seguridad Pública del Ministerio del Interior.
En el informe también se incluye el butirfentanilo y carfentanilo, dos derivados del fentanilo, opioide que desde el 2013 ha matado a 5.000 estadounidenses.
Sobre los cannabinoides sintéticos, Vergara explica que 29 ya están incluidos en la ley y que este tipo de droga es una consecuencia negativa de la prohibición del cannabis. "Por prohibir una sustancia natural, se han desarrollado sustancias de reemplazo que generan mucho más daño. Esta es parte de la reflexión que los gobiernos deben hacer, ya que, en casos, las políticas pueden ser más dañinas que las drogas mismas", señala.
El comisario Patricio Navarro, jefe del Departamento de Investigación de Sustancias Químicas Controladas de la PDI, explica que los primeros cannabinoides sintéticos aparecieron en Chile en el año 2009 impregnados en un material vegetal que se comercializaba como incienso y que se conoció como Spice. Luego, en 2015 se incautó AKB-48 y en 2016 otra llamada XLR-11. En 2017 no hay registro de incautaciones. "Los cannabinoides sintéticos son parte de las nuevas drogas sintéticas que han aparecido en el país", dice Navarro.
Patricio Bustos, director del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), coincide en que se está frente a un fenómeno emergente no sólo en el consumo local, sino que a nivel global.
"Es un mercado que diariamente genera nuevas sustancias, que son difíciles de pesquisar y que, además, no están sometidas a control. Esto requiere que todos los actores que trabajamos en esta temática, ya sea desde el ámbito de la prevención y tratamiento, como Senda, como en la persecución criminal, como la fiscalía y las policías, trabajemos coordinadamente para proteger la población más vulnerable", explica.
Bustos agrega que, en general, las sustancias sintéticas ya están desplazando a otras como la cocaína y la pasta base. "Más de 160 mil personas reconocen haber consumido una o más drogas sintéticas en el último año, según nuestro último estudio de drogas en población general. Si agrupamos todas las variedades de drogas sintéticas, los niveles de consumo de estas sustancias hoy son superiores a los que presentan la cocaína o pasta base".
A nivel desagregado, según el Senda, el grueso del consumo en esta área se concentra en cannabis sintética, LSD, éxtasis y poppers.
Para Vergara, una de las diferencias de las nuevas sustancias psicoactivas con otras drogas más conocidas es que su elaboración no requiere de grandes extensiones de terreno o muchos insumos. "Existe la posibilidad técnica de que un laboratorio clandestino sea levantado en alguna comunidad, sin que sus integrantes lo noten", señala.