El porteño Gonzalo Eltesch es más conocido por su rol de editor literario. De hecho, se trata de uno de exportación: actualmente trabaja en la editorial Penguin Random House en Barcelona. Pero hay más. Es también el autor de la novela autobiográfica Colección particular (2015), donde narra la historia de su familia, con su papá -Pablo, dueño de una tienda de antigüedades en Valparaíso- como protagonista. "Mi padre como personaje principal servía de vínculo: gracias a él podía también hablar de los otros, y viceversa", explica.
-En la novela lo presentas como un hombre inseguro, falto de personalidad, pinochetista, tacaño. ¿Qué fue eso? ¿Un ajuste de cuentas?
-No hay ningún ajuste de cuentas con mi padre ni con mi familia. Colección particular es una novela de formación y, como tal, el narrador va aprendiendo a medida que se reencuentra con sus recuerdos y crea los suyos propios a través de su experiencia. Mi padre, en esta novela y también en la realidad, es un hombre imperfecto como lo somos todos. El único ajuste de cuentas, si es que lo hay, es conmigo mismo.
-¿Cuesta exhibir públicamente una relación íntima como es la de padre-hijo?
-Después de publicar esta novela, Alberto Fuguet, quien tuvo la generosidad de leerla y de hablar bien de ella, me dijo que hay que pedir perdón y no pedir permiso. También me dijo que el que se había expuesto en la novela no era mi padre, sino que yo como narrador-escritor. Estoy muy de acuerdo. No debe haber pudor en la literatura. Si nos ponemos límites, nunca nos acercaríamos artísticamente a la verdad, y eso lo busco: rozarla, aunque sea un poco.
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Gonzalo Eltesch junto a su padre, Pablo, en la celebración de uno de sus cumpleaños en Valparaíso. Foto: Archivo de Gonzalo Eltesch[/caption]
-¿Las principales cosas que te enseñó tu padre están en el libro?
-Hay algo curioso. Como todo hijo, tengo muchos 'peros' sobre cómo mis padres me educaron o me mostraron la realidad. Pero después de haber escrito la novela, mi padre se transformó en alguien únicamente querible. No necesito escarbar en sus defectos ni en lo que hizo, lo quiero tal cual es. De las enseñanzas que se describen en la novela, te encuentro toda la razón: mi padre, cuando me explicaba algo acerca de sus colecciones, me contaba una historia del pasado o me enseñaba cómo distinguir algo antiguo de algo viejo, me estaba ilustrando sobre lo que había sido y era su vida. Quizás no se daba cuenta, pero con esos consejos de anticuario me incluía en su historia y me decía lo mucho que me quería cerca de él.
-Esto sale en tu novela: "Estaba odiando el presente, tal como él, aunque el presente de mi padre ahora era el pasado. Sentí un extraño escalofrío y me vi en su cuerpo como un fantasma, repitiendo sus movimientos pausados y frágiles". ¿Retratarlo en una novela te hizo ser más consciente de las cosas que "heredaste" de tu padre?
-Mi padre heredó la tienda de antigüedades de mi abuelo, y yo he heredado el gusto por los detalles de mi padre. Uno no elige las herencias que le llegan, pero son una gran oportunidad que sería bueno aprovechar.
-¿El libro te ayudó a decirle cosas a tu padre que de otra manera no habrías podido decirle?
-Es que todavía no lo lee, así que estoy en ascuas. Lo que sí comprendí es que escribir una novela sobre mis padres no es la mejor forma de solucionar ningún conflicto, incluso se pueden complicar.
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Colección particular