El Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), con sede en Guayaquil, Ecuador, ha emitido un pronóstico del tiempo alarmante.
Pese a que la atmósfera se encuentra actualmente en un estado neutral, las predicciones indican una probabilidad del 70% de que el fenómeno climático conocido como La Niña se manifieste entre septiembre y noviembre de este año.
Así durante el mencionado período, se espera que las temperaturas superficiales del mar en el Pacífico Central y Oriental “caigan hasta 1.5° Celsius por debajo de lo normal”, según datos entregados por el CIIFEN.
Este pronóstico se basa en las recientes observaciones “de un ligero fortalecimiento de las anomalías negativas” en el Pacífico, después de un breve período de debilitamiento de las condiciones frías, añadieron desde el organismo.
Luego, agregaron: “Los pronósticos siguen indicando altas probabilidades de desarrollo de La Niña para los siguientes meses”.
Las consecuencias de La Niña para el clima
La Niña es una fase del fenómeno El Niño-Oscilación Sur (ENOS), que se refiere a las fluctuaciones en las temperaturas del océano Pacífico.
El ENOS consta de dos patrones opuestos, El Niño y La Niña, así como una fase neutra. Por su lado, La Niña se caracteriza por temperaturas inusualmente frías en el océano Pacífico ecuatorial y se asocia con inundaciones y sequías, como las ocurridas en algunas regiones de Chile.
Las implicaciones de La Niña son significativas y variadas. En términos de precipitaciones, se espera que Centroamérica y parte del norte de Colombia experimenten niveles superiores a lo normal.
Sin embargo, se pronostican lluvias inferiores a la media para el sur de Venezuela, la región oriental de Colombia, gran parte de Ecuador, parte de la región oriental de Perú, parte del norte de Brasil y la zona del centro-sur de Chile, donde está concentrada la mayoría de su población.
El ciclo entre los patrones meteorológicos de El Niño y La Niña, que pueden generar incendios forestales, ciclones tropicales y sequías prolongadas, es de vital importancia para los agricultores de todo el mundo.
En América Latina, estos fenómenos han tenido un impacto significativo en cultivos como el trigo, la soya y el maíz, lo que ha perjudicado a las economías regionales que dependen en gran medida de la agricultura.
El CIIFEN subrayó que, aunque la atmósfera se encuentra actualmente en un estado neutral, los pronósticos indican una alta probabilidad de que se presente La Niña en los próximos meses. Este fenómeno puede tener un impacto significativo en las precipitaciones y las temperaturas en varias regiones, lo que a su vez puede afectar a la agricultura y a las economías locales. Por lo tanto, es crucial que los agricultores pero también las autoridades locales y los gobiernos estén preparados para este eventual hito climático.
El pronóstico de la NOAA sobre La Niña
Poco antes del último informe del CIIFEN sobre La Niña, se conoció el análisis de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) que esperaba hasta hace poco que el fenómeno se desarrolle con un 70% de probabilidad en el trimestre agosto, septiembre y octubre. El último anuncio de la NOAA es que esa probabilidad descendió.
Ahora, existe un 66% de probabilidad de que La Niña se establezca en el mundo entre septiembre y noviembre de este 2024, y un 74% de que lo haga todavía más adelante, entre los meses de noviembre y enero de 2025.
“El equipo de pronosticadores predice probabilidades casi iguales para ENSO-neutral y La Niña en agosto-octubre 2024″, dijeron los expertos del organismo estadounidense en la discusión diagnóstica que analizó los modelos de clima actualizados.
Esto se traduce en que para estos meses, existen las mismas posibilidades de que permanezcamos en un estado Neutral (sin cambios mayores en el clima) o que finalmente llegue La Niña (que modificará drásticamente el clima al disminuir las temperaturas del océano).
La NOAA explicó que el enfriamiento de la temperatura superficial del mar ha estado más lento de lo anticipado, lo que explicaría por qué, hasta la fecha, todavía no se ha desarrollado La Niña.
No obstante, cree que la temperatura y las anomalías de los vientos del este “permanecen propicias para el desarrollo de La Niña en los siguientes meses”.