El 6 de febrero pasado el mundo tenía sus ojos posados en Cabo Cañaveral (EE.UU.), lugar en que el cohete reutilizable más potente del mundo salió rumbo al espacio. Con 70 metros de altura, 27 motores y la capacidad para transportar más de 66 toneladas, el Falcon Heavy de la compañía SpaceX emprendió vuelo con el Tesla rojo de Elon Musk a bordo y un maniquí con un traje espacial, prometiendo cambiar el futuro de la conquista cósmica mientras la canción "Space Oddity" de David Bowie sonaba de fondo.

"Este es un paso más hacia una misión a Marte. Creo que el camino a seguir es que la tecnología reduzca el costo de estos lanzamientos, y es exactamente eso lo que está haciendo SpaceX", dice a La Tercera Andy Weir, autor del best seller El marciano, libro que se transformó en el cine en The Martian , donde el actor Matt Damon personifica a un astronauta que queda abandonado a su suerte en Marte.

A pesar de ser el vecino planetario más próximo a la Tierra, el hombre aún no ha sido capaz de poner sus pies sobre suelo marciano; hasta ahora lo que se conoce de él es a través de misiones no tripuladas y rovers que han demorado hasta siete meses en viajar, como el Opportunity de la NASA , que este mes cumplió 5 mil días en el planeta rojo, todo un récord ya que estaba diseñado para 90 días de funcionamiento.

Pese a las dificultades, el deseo de liderar la conquista del planeta rojo está hoy más presente que nunca, y la compañía del multimillonario Elon Musk es una de las empresas privadas que encabeza la carrera por poner a un humano sobre Marte.

"El éxito de SpaceX ha sido muy prometedor, pero diría que su mayor logro no ha sido la construcción de cohetes que funcionen, sino el hecho de que estos sean más baratos. De hecho son diez veces más baratos que los que otras compañías han creado, sin embargo el poner personas en Marte es un problema mucho más difícil", dice el chileno Mario Pérez, científico del programa de Orígenes Cósmicos de la NASA.

De acuerdo a lo afirmado por Musk, la compañía de transporte espacial estaría lista para enviar humanos a Marte en 2024 en naves que llevarían entre 100 y 200 personas cada 26 meses al planeta, todo con el objetivo de establecer en él "una comunidad autosostenible de aproximadamente un millón de personas".

Pero el Falcon Heavy no es la única alternativa que estudia SpaceX para viajar. Tras su exitoso lanzamiento, Musk anunció que se concentrarán en desarrollar otra nave aún más poderosa: el Big Falcon Rocket.

En carrera

Para Robert Zubrin, presidente de la organización estadounidense Mars Society, el año 2022 es un plazo algo apresurado para viajar, sin embargo cree que ya existe la tecnología necesaria para aterrizar en el planeta durante la próxima década.

"La llegada del hombre a Marte sería el evento histórico más importante desde que los humanos salieron de África por primera vez. Esto nos transformaría de una especie local a una global. Ir convertiría a la humanidad en una civilización espacial multiplanetaria", dice Zubrin.

Sin embargo, Elon Musk no es el único que sueña con la conquista interplanetaria. Emiratos Árabes Unidos está construyendo una ciudad en Dubái en la que simularán la vida en Marte, cuya primera parte estará lista en 2020, y quiere construir la primera colonia en 2117. China y Rusia, por otra parte, quieren enviar sondas la próxima década. Israel tampoco se ha quedado atrás y comenzó la semana pasada a simular, en el desierto del Néguev, cómo sería trabajar en Marte.

Reut Sorek-Abramovich, científica de la Israel Mars Society, dice que en un inicio no es necesario establecer una colonia, sino que primero una base de investigación de 20 a 40 personas. "Podemos traer minerales, quizás materiales exóticos y conocimientos invaluables, tal como lo hacen hoy los rovers", comenta a La Tercera sobre las razones para viajar.

A nivel privado, multimillonarios como Jeff Bezos, CEO de Amazon y de la compañía espacial Blue Origins, y Richard Branson, propietario de Virgin Galactic, también han proclamado a Marte como su próxima frontera a conquistar.

EE.UU., por su parte, ha sido una de las potencias que ha demostrado menos interés en enviar tripulaciones al planeta, al menos en el corto plazo. Según lo anunciado por el presidente Donald Trump, los principales recursos de la NASA durante los próximos años estarán destinados al regreso del hombre a la Luna, objetivo que el país anuncia podría concretarse entre 2020 y 2023.

El presupuesto estará destinado a la construcción del Space Launch System (SLS), un nuevo cohete que promete ser más grande que el Falcon Heavy. "El SLS y la nave espacial Orion son elementos clave de nuestro futuro en el espacio profundo. Esta entrada a la Luna y más allá nos dará una presencia estratégica en el espacio lunar que impulsará nuestra actividad con socios comerciales e internacionales y nos ayudará a explorar aún más la Luna y sus recursos, traduciendo esa experiencia en posteriores misiones humanas a Marte", dice Cheryl Warner, parte de la Dirección Misión de Exploración y Operaciones Humanas de la NASA.