El pebre, una buena michelada y echarle merkén y ají a todo lo que se pueda. Y es que en la gastronomía chilena, dentro de su sencillez, hay algunos platos y bebidas para los fanáticos del picante.
Mientras algunos suelen incorporar esporádicamente verduras y especias fuertes al paladar, hay otros que las consumen casi a diario (si es que no es todos los días), lo que despierta la duda de si este tipo de comida es en realidad buena o mala para la salud.
Los beneficios y peligros para la salud
Uno de los componentes principales del picante, especialmente de los chiles, pimientos o ajíes, es la capsaicina. Su consumo, sin duda, tiene beneficios para la salud humana, pero solo cuando se come en moderación, según distintos expertos en nutrición.
Este ingrediente tiene la capacidad única de activar los receptores de calor de la piel. Es decir, induce al sistema nervioso a creer que el cuerpo se está sobrecalentando, por lo que el cerebro activa mecanismos de enfriamiento que hace que se sientan más los sabores picantes.
Con moderación, consumir alimentos picantes puede ayudar a mejorar el metabolismo e incluso controlar el peso, pues hay evidencias que afirman que contribuye a dar mayor saciedad y mejorar la salud del corazón, presión arterial alta e incluso son beneficiosas para la diabetes tipo 2.
También tiene un efecto positivo sobre la microbiota intestinal y se considera que tiene propiedades antiinflamatorias.
Sin embargo, si se come picantes en exceso, hay ciertos riesgos, “por eso hay que tomar precauciones y consumirlos con cuidado”, le dijo Marianela Ackermann, integrante del grupo Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición a Infobae.
Un estudio determinó que el consumo de picantes está relacionado con la reducción de la acumulación de calcio en las paredes de las arterias coronarias, que son las que suministran sangre al corazón.
Además, puede tener impactos negativos en personas que ya tienen problemas gastrointestinales y que son mucho más sensibles a la capsaicina, provocando una irritación interna, inflamación y dolor. Y es que el cuerpo puede tomar a la capsaicina como una toxina e intentar eliminarla, provocando dolor abdominal, diarrea, dolor en el pecho, dolores de cabeza y vómitos.
En el peor de los casos, el daño puede ser tan malo que los dolores se vuelven insoportables y la persona puede requerir atención médica de urgencia. En especial, cuando el ácido gástrico de los vómitos quema el esófago y la garganta.
¿Qué hago si comí algo demasiado picante y no lo puedo soportar?
“Cada persona reacciona de forma diferente a la capsaicina”, dijo el doctor Allan Capin, de la Clínica Cleveland de los Estados Unidos a Infobae.
“Algunas personas son naturalmente más tolerantes al picante por genética. Simplemente nacen con menos receptores para la capsaicina, lo que les confiere una tolerancia incorporada al calor”.
Pero si la persona consumió un picante que no puede soportar, los especialistas recomiendan buscar algo con un alto contenido en grasa, como un vaso de leche, lo que ayuda a extraer la capsaicina de los tejidos cuando esta provoca dolor. El agua, probablemente no ayude, pues el compuesto en cuestión es liposoluble.