Fotografía del 25 de noviembre
El fotógrafo coreano Kim Kyung-Hoon empezó a trabajar para la agencia Reuters en 2002. Cubre dramas humanos. El que más lo marcó ocurrió en 2011, cuando un terremoto y tsunami mataron a más de 15 mil personas en Japón. Ver esa destrucción en el país donde reside fue desolador: "Todavía recuerdo las horribles y desesperanzadoras escenas de personas llorando porque habían perdido a sus seres queridos, el olor del barro, una niña aterrorizada que era examinada en busca de señales de radiación".
"Lo peor es documentar la tristeza de la gente. Trato de ser lo más cortés y respetuoso, pero a veces eso les importa poco a las personas afectadas por la tragedia. Pero debo hacerlo para llamar la atención y ayudar a esta gente", agrega. Esa consigna fue la que guio a este fotógrafo el domingo 25 de noviembre, cuando captó una de las imágenes más icónicas del año en la frontera entre la ciudad mexicana de Tijuana y San Diego, en Estados Unidos.
Kim Kyung-Hoon llegó a esa zona tras un viaje que para él había comenzado dos semanas antes, cuando desde Ciudad de México empezó a seguir a un grupo de miles de migrantes que pretendían llegar a tierras norteamericanas: "Tras documentar el angustiante viaje de la caravana de personas, en su mayoría centroamericanas, logré tomar una foto que nunca olvidaré: la madre hondureña María Meza agarra los brazos de sus gemelas de cinco años Cheili y Saira, mientras escapan frenéticamente de una bomba lacrimógena".
La imagen, que apareció en las portadas de diarios de todo el mundo, desató una ira generalizada porque desmentía los dichos del presidente estadounidense Donald Trump. El mandatario había asegurado que la caravana era una fuerza invasora de "criminales" y "pandilleros", pero la foto de Kyung-Hoon mostró algo distinto: "Cheili aparece usando pañales, Saira está descalza, mientras su madre usa una polera que muestra a las hermanas de la película Frozen, la cual he visto muchas veces con mi propia hija".
La escena comenzó a gestarse cuando los migrantes dejaron su refugio en Tijuana y reiniciaron su marcha al norte. Pero la policía de México detuvo su avance en el puente que lleva al puesto fronterizo con Estados Unidos. Entonces cientos de personas empezaron a correr desesperadamente hacia el muro de vigas de metal que separa ambos países. En segundos, la patrulla fronteriza estadounidense lanzó bombas lacrimógenas que alcanzaron a María Meza, a sus hijas y a decenas de otros migrantes.
"'Pensé que iba a morir junto a ellas por culpa del gas'. Eso le dijo Meza a mis colegas de Reuters un día después, añadiendo que había quedado horrorizada de que los agentes fronterizos de Estados Unidos hubieran disparado latas de gas cerca de mujeres y niños", recuerda el fotógrafo. De vuelta a Tijuana, el equipo de Reuters averiguó más de María Meza: ella y sus hijas habían escapado de la violencia de San Pedro Sula, al norte de Honduras, y habían viajado por dos meses a la frontera mexicano-estadounidense. Una travesía extenuante que tenía como meta llegar a Louisiana, donde vive el padre de las niñas.
"No puedo decir qué lado tiene la razón en todo esto y quién se equivoca. Sólo tomé una foto de lo que vi en ese momento y lugar. Algunos usuarios de redes sociales dijeron que la imagen fue 'montada' y eso es falso", afirma Kim Kyung-Hoon.