Son muchas las personas en el mundo que se sienten solas o socialmente aisladas. Con la edad, esto va incrementando e incluso se ha percibido que los adultos mayores que sienten soledad, tienen síntomas físicos y psicológicos, además de ser más propensos a enfermedades cardíacas o de demencia.
Esta crisis o, como le llaman los expertos, la epidemia de la soledad —de no estar acompañado por una pareja o la familia— tiene consecuencias para la salud. No es solo un síntoma de fracaso social, sino una condición que aumenta con el tiempo y que remodela el cerebro. Entonces, ¿cuál es el remedio?
Cómo la soledad afecta a las personas física y emocionalmente
“Pensar en la soledad como un problema clínico, en realidad creo que es una forma apropiada de pensar sobre el tema”, dijo Daniel Russell, académico de desarrollo humano y estudios familiares de la Universidad Estatal de Iowa al medio The New York Times.
Sin embargo, los periodistas del Times que abordaron el tema aseguran que no se sabe qué puede hacer el sistema médico con una persona solitaria: lo más sencillo sería agregar la herramienta de escala de soledad en los chequeos anuales para determinar si una persona está demasiado sola o no, y lo “médicamente descabellado”, sería recetar fármacos.
Además, agregaron que es distinto el aislamiento social que la soledad. El primero es más objetivo, mientras que la soledad es una experiencia subjetiva de angustia por percepción de falta de conexión social: “La persona se siente sola, porque el conjunto de relaciones que tiene, su red social, no cumple con sus expectativas”, declaró el Dr. Russell.
Y es que muchas personas solitarias no solo están tristes, sino que sienten que están en peligro. Perciben las situaciones sociales como una amenaza y no una invitación. Los estudios que han analizado la soledad en la última década entienden que la soledad es una experiencia de angustia mental, una “aflicción de todo el cuerpo”.
Pero también, la evidencia sugiere que la soledad crónica está relacionada con una variedad de problemas físicos y neurológicos, incluida una mayor susceptibilidad a las infecciones y el deterioro cognitivo.
Esto quiere decir que la soledad es mucho más que una lucha mental, una “señal biológica que nos dice que algo anda mal en nuestro entorno social”, dijo la doctora Cacioppo, neurocientífica del comportamiento que se dedica a estudiar la ciencia del romance.
En esta línea, la investigación demostró que un cerebro solitario se transforma: los neurotransmisores importantes para la vinculación y la conexión social “se vuelven locos”. De hecho, se descubrió que las personas solitarias detectan imágenes y palabras negativas o amenazantes en menos de 400 milisegundos.
¿Hay cura para la soledad?
Caminar, meditar, pasar tiempo en la naturaleza. Todas estas actividades producen cambios similares a los fármacos contra la soledad, con la diferencia de que no tienen efectos secundarios.
La doctora Cacioppo sugirió que una mente solitaria puede curarse con la ayuda del cuerpo, pues a diferencia de la depresión o la ansiedad, la soledad no es un trastorno de salud mental.
Hay médicos que pueden ayudar a los pacientes a identificar síntomas de soledad crónica y programar el tratamiento adecuado. Además, cualquiera sea la fuente de la soledad, la ciencia indica que se debe entrenar la interacción social, a través de la terapia de mindfulness o intervenciones cognitivas.